
Cuba Siglo 21 culpa a Díaz-Canel de «la peor crisis financiera» de la historia de Cuba
La ONG subraya que el gobernante cubano «se ha sometido como un títere a los intereses de GAESA».

La ONG subraya que el gobernante cubano «se ha sometido como un títere a los intereses de GAESA».

Tres semanas después de Melissa, Cuba sigue sumida en el caos

El régimen opta por repetir consignas y discursos triunfalistas mientras miles de cubanos pierden sus bienes y se hunden en el desamparo.

Landau desmintió las palabras de Díaz-Canel y negó la existencia de un “bloqueo”.

Venezuela es un objetivo apremiante debido al clima de desestabilización que provoca en el continente; pero, una vez más, se pierde de vista que el origen y el cerebro del mal radican en una isla del Caribe.

Su misión no es otra que la misma que le dieron hace años en Maquimport y en el Mariel, o como segundo de Cabrisas: asegurarse de que los Castro gobiernen para siempre.

Díaz-Canel tiene miedo. Y tuvo más miedo a lo que descubrió en esa desobediencia que lo hizo irritar, quizás mucho más que las protestas, tan fáciles de criminalizar, de disolver.

El gobernante también arremete contra el Comité Noruego del Nobel por la Paz.

El ausentismo a la jornada de higienización dejó un mensaje clarísimo: ni los que supuestamente defienden lo que queda del proceso están dispuestos a ir a un trabajo voluntario.

El gobernante cubano también advirtió que «los reclamos de la población son legítimos, pero tienen que hacerse en los lugares establecidos».

La ONG subraya que el gobernante cubano «se ha sometido como un títere a los intereses de GAESA».

Tres semanas después de Melissa, Cuba sigue sumida en el caos

El régimen opta por repetir consignas y discursos triunfalistas mientras miles de cubanos pierden sus bienes y se hunden en el desamparo.

Landau desmintió las palabras de Díaz-Canel y negó la existencia de un “bloqueo”.

Venezuela es un objetivo apremiante debido al clima de desestabilización que provoca en el continente; pero, una vez más, se pierde de vista que el origen y el cerebro del mal radican en una isla del Caribe.

Su misión no es otra que la misma que le dieron hace años en Maquimport y en el Mariel, o como segundo de Cabrisas: asegurarse de que los Castro gobiernen para siempre.

Díaz-Canel tiene miedo. Y tuvo más miedo a lo que descubrió en esa desobediencia que lo hizo irritar, quizás mucho más que las protestas, tan fáciles de criminalizar, de disolver.

El gobernante también arremete contra el Comité Noruego del Nobel por la Paz.

El ausentismo a la jornada de higienización dejó un mensaje clarísimo: ni los que supuestamente defienden lo que queda del proceso están dispuestos a ir a un trabajo voluntario.

El gobernante cubano también advirtió que «los reclamos de la población son legítimos, pero tienen que hacerse en los lugares establecidos».
