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Introducción a ‘Hugh Selwyn Mauberley’

Néstor Díaz de Villegas traduce un poema donde Ezra Pound juega con la ebúrnea cheancia de la cultura finisecular angloamericana; época y valores que pretende dejar atrás de una vez y por todas con esta pieza.

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Presentación

En una nota al pie, Ezra Pound describe este poema de 1920 como “un adiós a Londres”; y en una carta a Félix E. Schelling fechada el 9 de julio de 1922, como un “intento de condensar la novela de [Henry] James”.

Posiblemente, el Selwyn del título es una alusión a Selwyn Image (1849-1930), un artista, diseñador, escritor y poeta británico asociado con el movimiento Arts and Crafts, miembro del Rhymer’s Club de Londres, la sociedad de poetas que, a partir de 1891 se reunía en la taberna Ye Olde Cheshire Chesse, y a la que pertenecieron William Butler Yeats (1865-1939) y Lionel Johnson (1867-1907), entre otros. 

El uso irónico de las cuartetas se debe a una intuición, compartida por T. S. Eliot, de que la forma podría poner en marcha “una contracorriente” a los excesos del verso libre (Ellmann). Pound le comenta a Schelling: “El metro de Mauberley viene de Gautier y Bion [poeta griego del primer siglo a.C.]”. De entrada, Pound hace rimar un versículo de la canción de las sirenas, en Odisea 12.190, ἴδμεν γάρ τοι πάνθ᾽ ὅσ᾽ ἐνὶ Τροίῃ, con la palabra inglesa leeway –Τροίῃ, o Troya, entonado por las sirenas, usualmente suena Trohi-eey.

Hay varias instancias de ese recurso prosódico que me fue imposible reproducir. Recurro a una falsa consonancia que remeda, en ciertos pasajes, el efecto cursilón de la copla poundiana. Tal vez he fracasado en dar la clave de un poema que juega con la ebúrnea cheancia de la cultura finisecular angloamericana, la época y los valores que Pound pretende dejar atrás de una vez y por todas con esta pieza. Sigo la edición anotada de Richard Ellmann en Modern Poets. A Norton Introduction, de 1973 y transcribo textualmente algunas de sus anotaciones.  

Hugh Selwyn Mauberley

Vida y contactos
“Vocat æstus in umbram”
Nemesianus Ec. IV.
E. P. Ode pour L’Election de Son Sepulchre

I

Durante tres años, desentonando de su tiempo,
pugnó por revivir el arte muerto
de la poesía; preservar “lo sublime”
en el sentido antiguo. Erró desde el comienzo–

No, apenas, pero en vista de que había nacido
en un país semisalvaje, fuera de época;
resuelto a extraer lirios de las bellotas;
Capaneo; trucha para cebo ficticio.

Ιδμεν γάρ τοι πάν πάνθ’, όσ’ ένι Τροίη[1]
metido en la destaponada oreja;
dando a las rocas el mínimo descuello;
mares picados lo retuvieron, acaso, ese año.

Flaubert era su auténtica Penélope,
de pesca fue a las islas obstinadas;
de Circe observó la elegancia del cabello
en vez de las divisas en los relojes de sol.

Impávido ante “la marcha de los acontecimientos”,
pasó de la memoria de los hombres en l’an trentuniesme
de son eage; el caso no añade ni un solo
detalle a la diadema de las Musas.

II

La edad requería una imagen
de su propia mueca acelerada,
algo para la escena moderna,
no, de cualquier modo, la elegancia ática.

No, no ciertamente, los oscuros ensueños
de la mirada interior;
¡Primero mendacidades
que los clásicos en paráfrasis!

La “edad requería” más bien un molde de yeso
hecho sin pérdida de tiempo,
kinema en prosa, y no, no ciertamente, el alabastro
o el “cincelado” de la rima.

III

La túnica del te color rosa de te, etc.
suplanta la muselina de Cos[2],
la pianola “remplaza”
el barbitón[3] de Safo.

Cristo sigue a Dionisos,
fálico y ambrosíaco
abriendo paso a las maceraciones;
Calibán destierra a Ariel.

Todas las cosas fluyen
dice Heráclito el sabio;
pero la picuencia barata
sobrevivirá nuestra época.

Aún la belleza cristiana
huye –después de Samotracia;
vemos το καλόν[4]
decretado en la plaza.

Ni la carne de fauno,
ni la visión del santo.
La prensa es nuestra hostia;
circuncisión en franquicia.

Ante la ley, todos somos iguales.
Libres de Pisístratos[5],
votamos por un truhan o un eunuco
para que nos mande.

¡Oh, refulgente Apolo,
τίν’ άνδρα, τίν’ ήρωα, τίνα θεον,[6]
a qué dios, hombre o héroe
coronaré con laureles de hojalata!

IV

Estos lucharon en todo caso,
y algunos creyeron,
pro domo[7], en todo caso…

unos listos a armarse,
algunos por la aventura,
algunos por miedo a la flojera,
algunos por temor a la censura,
algunos por amor a la matanza, en la imaginación,
aprenderían más tarde…
algunos temerosos, a amar la matazón;

murieron algunos, pro patria,
no “dulce”, no “et decor”…

marcharon metidos hasta los ojos en el infierno
creyendo en mentiras de viejos, después descreyendo
regresaron a casa, de vuelta a una mentira,
de vuelta a muchas argucias,
de vuelta a viejas patrañas y nueva infamia;
usura viejancona y engordada de tiempo
y embusteros en lugares públicos.

Audaces como nunca antes, bazofia como nunca antes.
Sangre joven y sangre alta,
blancas mejillas y magníficos cuerpos;

fortitud como nunca antes

franqueza como nunca antes,
desilusiones jamás dichas en los viejos tiempos,
histerias, confesiones de trincheras,
risa que brota de barrigas muertas.

V

Allí pereció una miríada,
y de los mejores de entre ellos,
por una vieja puta desdentada,
por una civilización mal encabada,

hechizo, sonriendo al batir de boca,
ágiles ojos sepultados bajo el párpado de la tierra,

por dos docenas de estatuas rotas,
por unos cuantos millares de libros destripados.

Yeux Glauques[8]

Gladstone era aún respetado
cuando John Ruskin produjo
King’s Treasuries”: Swinburne
y Rossetti aún abusados.

Fétido Buchanan levantó su voz
cuando esa cabeza faunesca de ella
devino un pasatiempo para
pintores y adúlteros.

Los bocetos de Burne-Jones
han preservado sus ojos;
todavía, en el Tate, enseñan
a rapsodiar al rey Cophetua;

Delgada como agua de arroyo,
con la mirada perdida.
El Rubaiyat inglés nació muerto
por esos días.

Leve mirada clara, la misma
que aún brinca como un gamo de la semiarruinada cara,
indagadora y pasiva…
“Ah, el caso de la pobre Jenny…”

Perpleja de que el mundo
no muestre sorpresa
ante los adulterios
de su último chulo.

“Siena Mi Fe’; Disfecemi Maremma[9]

Entre los fetos en escabeche y embotellados huesos,
ocupado en completar el catálogo,
encontré al último vástago de
las senatoriales familias de Estrasburgo, Monsieur Verog[10].

Durante dos horas habló de Galliffet[11];
de Dowson; del Club de Rimadores;
me contó cómo Johnson (Lionel) había muerto
al caer de una banqueta en una cantina…

Pero no mostraba trazas de alcohol
en la autopsia, realizada en privado–
tejido preservado– la mente pura
se elevó hacia Newman mientras el whiskey se caldeaba.

Dowson[12] encontró putas más baratas que hoteles;
Headlam para edificación; imagen equitativamente imbuida
con éxtasis de Baco, Tepsícore y la Iglesia.
Así habló el autor de “The Dorian Mood[13].

M. Verog, desfasado de su época,
apartado de sus contemporáneos,
descuidado por los jóvenes,
a causa de tales fantasías.

Breennbaum[14]

Los límpidos ojos celestes,
la infantil carita circular,
rigidez de la polaina al cuello
jamás abandonábase a la gracia;

las pesadas memorias de Horeb, Sinaí y los cuarenta años,
solo asomaban cuando la luz caía
de plano sobre la cara
de Brennbaum “El Impecable”.

Mr. Nixon[15]

En la cabina color crema fileteada de oro de su yate de vapor
Mr. Nixon me aconsejó cordialmente, avanzar con mínimos
riesgos de dilación. “Considere
“cuidadosamente al reseñista.

“Fui tan pobre como usted;
“en mis comienzos, conseguí, por cierto,
“un adelanto sobre mis derechos, cincuenta primero”, dijo Mr. Nixon,
“haga como yo, escriba una columna,
“aunque tenga que trabajar gratis”.

“Moje a los críticos. Pasé de cincuenta a trescientos
“en dieciocho meses;
“el hueso más duro de roer
“fue Dr. Dundas.

“Nunca mencioné a ningún hombre sino para
vender mi propia obra.
“El consejo es bueno, en cuanto a la literatura,
no brinda sinecura a un caballero.

“Y nadie, a primera vista, reconoce una obra maestra.
“Y renuncie al verso, joven,
que eso no da nada”.

*          *          *          *

Así mismo, un amigo de Bloughram una vez me dijo:
no cocee el aguijón,
acepte opiniones. Los “Noventa” ensayaron su juego
y perecieron, no hay nada ahí.

X

Bajo el techo pandeado
amparo buscó el estilista,[16]
ninguneado, mal pagado,
al fin lejos del ruido y fuera de la vista.

Natura lo recibe;
con una amante ineducada y mansa
entrena sus talentos
al suelo cae la angustia que lo cansa.

El refugio contra empaques y aserciones
por las pencas de guano gotea;
él ofrece condumio suculento;
la puerta tiene un pestillo que chirrea.  

XI

“Conservatrix de Mileto”
hábitos emotivos y mentales,
ciertamente. Pero en Ealing[17]
¿con el más cagatintas de los ingleses?

No, “milesia” es desproporcionado.
Ningún instinto sobrevive en ella
anterior a los que su abuela
le dijo que eran dignos de su estrella.

XII

“Dafne, con sus muslos de corteza,
extiende hacia mí frondosas manos”–
subjetivamente. En el salón rebosante de satín
espero por las órdenes de Lady Valentine,

consciente de que mi casaca nunca ha sido
del estilo preciso
que estimule en ella
una pasión durable;

dudoso, acaso, del valor
que la bien acicalada aprobación
ofrece al esfuerzo literario,
mas no de la vocación de Lady Valentine:

poesía, su frontera de ideas,  
el margen, incierto, si bien una manera de codearse
con otros estratos
donde lo alto y lo más bajo tocan término;

un gancho que atrape la atención de Lady Jane,
una desviación hacia el teatro,
y también, en caso de revolución,
una posible amiga y consoladora.

*          *          *          *         

Conducir, por otra parte, el alma
“que las más altas culturas han nutrido”
hacia Fleet St. donde
floreció Dr. Johnson;

a la vera de la vía pública
la venta de medias de lencería
ha superado con creces la demanda
de las rosas de Piería.

Envoi (1919)[18]

Anda, libro nacido mudo,
dile a aquella que me cantó una vez canción de Lawes:[19]
Si tuvieses tan solo una canción
como tienes temas de ocasión,
habría entonces en ti causa que condonase
hasta las faltas que sobre mis hombros pesan,
y erigiría a tus glorias una longevidad.

Decidle a aquella que tesoros tales
despacha al aire
solo preocupada de que sus gracias
den vida al momento,
que les ordenaría vivir
como viven las rosas en ambarina magia,
rojo avivado con naranja y todo hecho
una sola substancia, un color solo
enfrentándose al tiempo.

Dile a aquella que va
con una canción en los labios
mas sin cantarla ni reconocer
al artífice, que alguna otra boca
tan hermosa, tal vez, como la suya,
podría, en nuevas eras, ganarle adoradores,
cuando nuestras cenizas con las de Waller duerman,
tamizados tamices en olvido,
hasta que el transmutar haya rompido
todas las cosas menos la Belleza.


Notas:

[1] “Porque conocemos todos los trabajos que en la vasta Troya [soportaron argivos y troyanos por voluntad de los dioses]”. Odisea 12. 190.

[2] Cos, isla griega, famosa en tiempos de los romanos por su muselina.

[3] Barbitón, lira griega.

[4] Tò kalón (griego), lo Bello.

[5] Pisístrato (527 a.C.) tirano griego.

[6] Tín andra, tín héroa, tín theón (griego): “Qué hombre, qué héroe, qué dios”, frase de la Segunda Oda Olímpica de Píndaro. Según Ellmann, Pound juega con el sonido de la palabra griega tín, y el vocablo inglés tin (hojalata).

[7] Por [nuestro] hogar (latín) en substitución de una frase de las Odas 3.2.13 de Horacio: “Dulce et decorum est pro patria mori” —“Es dulce y decoroso por la patria morir”. Pound se burla de ese sentimiento patriótico al insertar la negación “non”.

[8] Ojos color verde marino (francés), una imagen típica de la poesía del siglo diecinueve. Los ojos glaucos son los de Elizabeth Siddal, modelo de varios cuadros del pintor y poeta prerrafaelista Dante Gabriel Rossetti (1828-1882), que se casó con ella dos años antes de que Elizabeth muriera en 1862.

[9] “Siena me hizo; Maremma me deshizo” (italiano), Dante, Purgatorio 5.133, dicho por Pia de Tolomei de su nacimiento en Siena y su muerte en Maremma, a manos de su esposo.

[10] Peronaje basado en Victor Plarr (1863-1929), bibliotecario del Real Colegio de Cirujanos de Londres. Plarr era miembro del Rhymer’s Club.

[11] El marqués de Galliffet (1820-1909), general francés y luego Ministro de Guerra.

[12] Ernst Dowson (1867-1900), cuya biografía fue escrita por Parr; Lionel Johnson, quien, efectivamente, murió de una caída en la calle, no en un pub.

[13] Los poemas de Parr fueron recogidos en un tomo titulado In the Dorian Mood (1896)

[14] Probablemente se trate de Sir Henry Maximilian “Max” Beerbohm (1872-1956), el “Incomparable Max”, crítico literario, dandy y caricaturista, que Pound toma, equivocadamente, por un judío.

[15] Basado en la figura de Arnold Bennett (1867-1931), novelista inglés de gran éxito.

[16] Ford Madox Ford (1873-1939), poeta, editor y novelista inglés, la única persona que ayudó a Pound a corregir sus escritos.

[17] Un barrio de Londres conocido en los años 20 por su pacatería burguesa.

[18] Breve estrofa que sirve de conclusión a una balada. Este poema, presumiblemente escrito por Mauberley, es una adaptación de Go, Lovely Rose, un poema de Edmund Waller (1606-1687).

[19] Henry Lawes (1598-1662), compositor inglés que musicalizó los poemas de Waller.

NÉSTOR DÍAZ DE VILLEGAS
NÉSTOR DÍAZ DE VILLEGAS
Néstor Díaz de Villegas (Cumanayagua, Cuba, 1956). Poeta, editor y ensayista. Fue estudiante de arte, pasó por la cárcel en Cuba, y emigró en 1979 a los Estados Unidos. Ha publicado varios volúmenes de poesía, recogidos todos en Buscar la lengua (2015). Fue el fundador de Cubista Magazine (2004-2006). Su más reciente libro, Poemas inmorales (2022), ha sido publicado por la Editorial Pre-Textos. Reside en Varese, Italia.

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Comentarios

4 comentarios

  1. Felicitaciones a Néstor… Como quien se pasea airoso por un huracán. Pound podría conversarlo con Néstor en Venecia. Lo vuelvo a leer, ahora con la lectura del original al lado, al costado. Néstor logra vencer el enorme desafío verbal, traslaticio. Preserva la atmósfera transgresora, innovadora. Aplauso.

  2. Gracias Pepe. Idalia te aprecia mucho y te llama así, disculpa la frescura. Saludos desde Milán, no lejos de donde descansan (?) los huesos de Ezra.

  3. Caro Néstor, que el tío Ez nos acompañe siempre, “desentonando de su tiempo”. Al Pound, pan; y al vino, Eliot. Tu Mauberley nos pone en nuestro sitio. Grazie.

  4. Todos somos sobrinos de Ezra. Recuerdo una banda de salsa en el Miami de los primeros 80/ Los Sobrinos del Juez. Ez es el juez supremo, el árbitro del gusto, aún hoy. Lástima que esta cuarteta y su rima sean intraducibles:

    His true Penelope was Flaubert,
    He fished by obstinate isles;
    Observed the elegance of Circe’s hair
    Rather than the mottoes on sun-dials.

    Ven, De Cuba, para ir juntos a la tumba en San Michele.

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