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Diez poemas de Martha Ronk

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Presentación

La poeta norteamericana Martha Ronk (1940) es una voz singular y esencial cuya obra explora los frágiles límites entre la memoria, la percepción y la realidad. Profesora emérita de Literatura Inglesa y Escritura Creativa en Occidental College, California, Ronk tiene una sólida obra marcada por más de una docena de poemarios que desafían la lectura pasiva y exigen un lector cómplice, dispuesto a sumergirse en sus paisajes mentales y emocionales. Ronk es una maestra en capturar el instante –una sombra, un objeto olvidado, la luz entrando por una ventana– para revelar capas de significado y emoción. Su poesía es una cámara que desenfoca y reenfoca, descomponiendo la escena para recomponerla desde una perspectiva nueva y, a menudo, inquietantemente familiar. Libros como Vertigo, Glass Face y Partially Kept revelan sus preocupaciones centrales: la inestabilidad de la mirada, la fractura de la identidad y los mecanismos imperfectos de la reminiscencia. Influenciada por el simbolismo francés y por poetas como George Oppen y Elizabeth Bishop, su trabajo también está vinculado a las artes visuales, especialmente a la pintura y a la fotografía. Ha sido premiada en varias ocasiones, por ejemplo, con el Premio PEN USA del 2005 de poesía, o el Premio de Poesía Lynda Hull. Los poemas que aquí presentamos pertenecen a su libro Why Why Not (2003).

Poemas de Martha Ronk

En las perplejidades

En el tiempo que lleva quedarse dormido en entornos desconocidos
y dada de nuevo la presencia de un extraño entre nosotros
lo que, por supuesto, no debería alterar la disposición de nada
más o menos clavado o lo suficientemente pesado para empujar contra la puerta
en caso de incursiones y alteraciones en las perplejidades
de por qué no me habla o si lo había enviado por correo
mientras le daba la espalda al que pasaba caminando
desconcertado que en el espacio de un minuto y dados los campos abiertos
pudiera haber alguien en su estrecho rango de visión.

En consecuencia

Estoy sentado con los pies a los lados y por lo tanto.
Llevo una chaqueta color canela y en consecuencia.
Lo que sigue depende enteramente de.
La sala posicionó un cuerpo repleto y completamente alineado.
Una silla me hizo y también sentarme con vista.
Uno desea saltar y reclamar felicidad o algo así.
Un comportamiento sereno entonces y por algunos momentos por venir.

Odi y amo 1

Odi et amo, quare id faciam fortasse requiris?
nescio sed fieri sentio et excrucior.
Catullus, poem 85

Por qué la cura de la ironía está en la pérdida no me importa
perder pero nuevamente te quedas allí parado.
El que observa es la tercera y totalmente innecesaria
parte del suave susurro con el que ella bajó las colinas.
Dentro de poco se irán juntos, ella
volverá a su lugar de origen, olvidaré.
La frente y el hombro de otro son el ayer
susurrando: no te preocupes por mí, no he venido.
Extraño es el nombre y la postura
que adoptamos por nuestra propia voluntad.

Odi y amo 4

La alegoría es el único camino hacia la conclusión.
Dudo que la hierba crezca te extraño.
Resultó que ya habías superado el evento hace mucho.
Cada geranio se prestaba a la mañana.
La cantidad de tiempo empleado en contar.
Se elevó de ella misma y saltó la valla.
Varios pájaros y varios pájaros más.
Algunas cosas están tranquilas y otras resueltas.
Cuando te convertiste en lo que yo no podía dejar de pensar.

Por qué saber es…
(& La mujer con sombrero, de Matisse)

Por qué saber es una cualidad pasada de moda y que nadie puede decidir
sino deslizarse en ello o terminar con una pintura uno nunca
ha visto esa calidad de luz antes incluso antes de haberla visto
entre páginas de otro libro y sin recordar quién sabe
o reconocer la cuestionable calidad de la luz en su rostro
mientras se sienta para un retrato y no le permiten moverse ni un centímetro
reconoces la flor de seda roja en su sombrero
y casi puedes ubicar dónde has visto ese gris descendiendo
a través de la luz que invierte el primer plano y el fondo
a medida que las direcciones escapan a uno como la forma en que tienes
que vivir con alguien mientras ella finalmente se levanta de su silla
después de haber escrito todo en su cabeza como la pregunta
ignorada por centésima vez como una cualidad del conocimiento es
extrañamente resucitada de una década anterior a esto.

Y así la geografía

Y así la geografía te adormece.
No sabía cómo llegar allí
pero pensé en editarlo más tarde
cuando tuviera una mejor idea de dónde estaba,
incluso su relato de los ladrillos destartalados
o del musgo que se deslizaba por el lateral de las baldosas
incluso ponerse en el lugar del otro
y querer quedarse dormido al volante
sin nunca recordar los números de ruta
ni las líneas de longitud y latitud
bajo la influencia de presagios como el norte o el sur
o cómo una persona que conociste hace años aparece por casualidad.

La causa para vagar

La causa para vagar a través de la luz que se desvanece
tan ocluida como una voz oculta de otra
como los personajes que hacen creer
describiendo todos los eventos como si fueran posibles, como si fueran eventos
siempre en la oscuridad de la noche y en un escenario
conversando a larga distancia con lugares tan extranjeros como Eslovenia
donde en los bosques de Europa del Este
uno intenta buscar a su antigua amante que no recuerda
haber escuchado nunca su nombre.

La madre

You go not till I set you up a glass
Where you may see the inmost part of you.
Hamlet (3.4.20–21)

Es difícil saber si alguien actúa a propósito o intencionalmente
por razones que escapan a la comprensión, como si ver a través de puertas
fuera tan posible como caminar a través de paredes
creyéndolo solo cuestión de tiempo y en presencia de
todo un sistema de incredulidad donde parece como si la afirmación
o la repetición de cánticos pudieran provocar sudores fríos
y lo que sea que sigue a un conjunto dado
de lo que uno comienza a escuchar cuanto más la conoce
encogiéndose de hombros, traicionando sus hábitos,
cerrando lentamente las puertas del armario.

Palabras, palabras, palabras

Qué era lo que solías hacer.
Qué era lo que dijiste entonces.
No es como escuchas
el golpe del pájaro o
las intrusiones de viejos locuaces.
Alguien dijo que no entiendo
la forma en que hablas o alguien dijo
que hablo de la manera en que hablo.

El punto de no retorno

No llegar al punto
colgado fuera de alcance.
Cómo si regresar a lo que se abandona
estaría localizado tendido al sol.
Siempre me gusta estar en la orilla.
O lo que ella asumió que tendría sentido.
A medida que el día se hace más caluroso.
Mientras cada piedra arde.
A medida que el cordel se tensa más
mientras la cometa vuela más alto
mientras el niño corre tras él.

RAMÓN HONDAL
RAMÓN HONDAL
Ramón Hondal (La Habana, 1974). Poeta y editor. El cuaderno Diálogos le valió en 2013 el Premio Luis Rogelio Nogueras de la Editorial Extramuros. Preparó y prologó la recién publicada edición habanera de Ferdydurke. Es el editor principal del proyecto editorial Torre de Letras.

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