Zoila Esther Chávez Pérez canta para espantar la tristeza. Dice que su corazón no puede más y entona una vieja melodía para atenuar los dolores que la abruman a sus 84 años, en el municipio de Encrucijada, Villa Clara. Le canta al hijo que perdió a sus 36 años, al esposo fallecido por la COVID-19 después de 65 años de matrimonio, y a su otro hijo, José Gabriel Barrenechea Chávez, escritor y periodista independiente, preso desde noviembre de 2024 por protestar pacíficamente contra los infinitos apagones que padece su localidad desde hace meses.
Zoila también se pregunta por qué no sueltan a su hijo. «¿Qué ha hecho, qué ha hecho para que me lo tengan encerrado a él y a mí en este calvario, en este terror que llevo dentro de mi corazón?» pregunta una y otra vez en un desgarrador reclamo por la libertad de su José Gabriel, recién difundido por el canal de la plataforma Cubanet en YouTube.

«Hace cinco meses que vivo sola, botada. Me acuesto y noche por noche cierro la puerta. A veces me siento mal y voy agarrándome de las paredes para acostarme, y a pedirles a Dios y a la Virgen que me ayuden, que me dejen amanecer, porque lo único que quiero es, aunque sea un mes, estar con mi hijo antes de morirme. Yo estoy enferma, operada de la vejiga y tengo muchos problemas circulatorios», cuenta Zoila entre lágrimas.
«No me mires mujer ni me llores/ Ni te sientas por mí compasiva/ Pide a Dios que de aquellos amores/ Yo me vuelva a acordar mientras viva…», canta Zoila mientras recorre su vetusto hogar, lleno de recuerdos familiares. No puede dejar de llorar, aunque no pierde la fe de ver a su hijo de vuelta, su único sostén desde que enviudó.
«Yo no quiero nada (…), yo lo único que quiero es ver entrar a mi hijo por esa puerta», insiste. Igual desea poder ir a la cárcel, aunque sea en silla de ruedas, y preguntar cuándo se lo van a devolver. «Mi hijo es callado, respetuoso, no fuma, no toma, no es mujeriego, es un hombre que se ha dedicado a cuidarme después de que su padre faltó (…) Con él nunca me faltó ni la leche ni el huevo, porque él sabe que yo padezco de sangramientos y me baja la hemoglobina. Únanse todos y ayúdenme a pedir por mi hijo», ruega otra vez Zoila, quien agradece, además, a toda la gente de Encrucijada que le ha dado la mano. «Sus palabras me han ayudado y eso es lo que me tiene en pie», dice y su mirada se pierde en la calle polvorienta por la que espera retorne su hijo algina vez.
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José Gabriel Barrechenea Chávez, de 53 años, es licenciado en Educación, en la especialidad de Física (1994), y graduado del Curso de Formación Literaria del Centro Onelio Jorge Cardoso y de Educación Socio-Política del Instituto Superior de Ciencias Religiosas a Distancia San Agustín, de la Universidad Católica de Valencia, España. A su vez, colaboró con proyectos de la sociedad civil como Cuadernos para la Transición, junto al opositor Antonio Rodiles, y La Rosa Blanca, con el periodista independiente Henry Constantín. En 2013 cofundó en Santa Clara, junto al pastor Mario Félix Lleonart Barroso, el Instituto Patmos para promover el diálogo interreligioso, monitorear el respeto a las libertades religiosas, la incidencia política y fomentar la educación en general de los Derechos Humanos.
Hoy, desde la prisión La Pendiente, en Villa Clara, Barrechenea espera un juicio por el supuesto delito de desorden público. De acuerdo con familiares, la Fiscalía está solicitando una sanción de entre tres y ocho años de privación de libertad.
El director de estrategias del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, Yaxys Cires, aseguró a El Estornudo que la detención de Barrenechea es totalmente arbitraria porque «no cometió delito, sino que ejerció sus Derechos Humanos». Asimismo, denunció que en su caso «tampoco se le ha respetado el debido proceso, pues lleva detenido sin juicio desde el 8 de noviembre de 2024, superando incluso los plazos legales establecidos por las normas cubanas. Lleva más de cinco meses en prisión, superándose el plazo de la medida cautelar impuesta».
«Pero este encarcelamiento, como el de tantos otros cubanos y cubanas, no solamente rompe con los criterios de la justicia, sino también con los de la humanidad. Solamente hay que ver el sufrimiento que están causando a su anciana madre que grita y reza desesperada por su hijo», subrayó Cires sobre la detención de Barrenechea, quien recientemente confesó, desde la cárcel, que «tras pasar meses preso, y tener como único horizonte un buen tiempo más en prisión, solo por participar en una manifestación pacífica y apolítica, nadie puede pedirme que sienta algo positivo por un sistema político, unas instituciones, y un cuadro dirigente que son los responsables últimos de este infierno a que se ha reducido mi vida».
Por la condición de salud de su anciana madre, de quien es el único cuidador, su abogada presentó un cambio de medida, pero esta le fue denegada por las autoridades.
Desde noviembre último a la fecha, Barrenechea ha pasado por todo. Incluso permaneció varios días en huelga de hambre cuando estuvo retenido en el Centro Provincial de Instrucción Penal de Santa Clara. Familiares que lo han visitado en la prisión han comentado a medios independientes que sus condiciones de reclusión son infrahumanas.
Según sus declaraciones, ha padecido desnutrición extrema, infecciones estomacales y de la piel; además de tener trastornos del sueño, estados ansiosos y depresivos. No obstante, el hostigamiento contra su persona no se reduce a estos últimos meses de prisión.
Su abierta oposición al régimen cubano, a sus principales líderes y políticas, además de su firme postura «no nacionalista» y su conclusión de que la única solución para Cuba está en un mayor acercamiento a Estados Unidos, le han valido la censura de sus libros, el acoso de la Seguridad del Estado, la regulación para viajar y el desempleo.
En septiembre de 2023 dijo a los periodistas Osniel Carmona y Alejandro Hernández, de CubaNet, que sus libros «son propuestas que no necesariamente presentan las ideas correctas». Además, afirmó que él entendía que la humanidad vivía un diálogo intelectual constante, donde unos proponen y otros discuten, por lo que intentaba hilvanar sus ideas «lo más argumentadas e interesantes posible», para que las personas pudieran debatirlas desde las tradicionales posturas radicales y contrapuestas que en materia de política han dividido a los cubanos y servido a la Seguridad del Estado como una estrategia exitosa en su labor de sostener al régimen.
En esa ocasión insistió en que era «necesario entender que estamos buscando los caminos para seguir adelante. No creo que el futuro de Cuba esté tan claro si no lo pensamos, si no empezamos a discutir entre nosotros cómo va ese futuro y qué tiene que ver con el pasado».
Asimismo, comentó que en su último libro desarrolla la idea de que la formación económica de Cuba no permite que sobre esta se sustente una estructura política con el nivel de independencia que exige el tipo de nacionalismo impuesto por el régimen. «Ese modelo de nacionalismo, de soberanía absolutista, para mí es algo que viene del siglo XIX. Parece adoptado del nacionalismo americano del siglo XIX, del aislacionismo que era extremadamente reacio a cualquier interferencia extranjera. Esa es la tónica de este libro, abiertamente anexionista», aseguró, además.
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El encarcelamiento de Barrenechea y el sufrimiento de su madre tampoco han pasado inadvertidos para la sociedad civil cubana, organismos regionales e internacionales defensores de Derechos Humanos, intelectuales, periodistas y activistas. Desde que se conoció su detención arbitraria múltiples voces se han unido al reclamo por su libertad inmediata.
Este lunes, varias organizaciones de la sociedad civil exigieron, en un comunicado conjunto, la liberación inmediata del intelectual. «Frente a estas evidencias, hacemos un llamado a las autoridades cubanas para actuar conforme a los principios humanitarios y a la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que garantiza el derecho a recibir cuidados adecuados», señala la declaración, firmada por Cuido60-Observatorio de Envejecimiento, Cuidados y Derechos; Food Monitor Program; Cubalex; Ciudadanía y Libertad; Fundación 4Métrica, Justicia 11J, el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas, Civil Rights Defenders y el Observatorio Cubano de Derechos Humanos.
«El ensañamiento de las autoridades en este caso tiene que ver con este patrón sistemático de reprimir la libertad de expresión en el país. Y también por el hecho de que José Gabriel tiene una trayectoria como periodista y como intelectual. Incluso, se pudiera decir que esto hace que el ensañamiento sea peor y más duro contra él», aseguró a El Estornudo el jurista Raudiel Peña Barrios, abogado del equipo de la organización Cubalex, dedicada a la defensa de los Derechos Humanos de la ciudadanía cubana.
Peña Barrios confirmó que Barrenechea «aún se encuentra en prisión provisional. Ese es su estado procesal» y que se le «está imputando el delito de desórdenes públicos en un intento de criminalizar la libertad de expresión, que es parte de un patrón sistemático de represión en Cuba contra periodistas independientes y que incluye también a ciudadanos que se expresan libremente en las redes sociales».
«Su medida de prisión preventiva, o sea la prisión provisional, venció el 13 de febrero de este año. Pero hasta ahora las autoridades no se han pronunciado al respecto ni han presentado cargos formales contra él. Tampoco se ha fijado una fecha de juicio y por tanto su encarcelamiento viola las garantías del debido proceso y obviamente sus derechos fundamentales», argumenta el experto.

También reitera que «en el caso de su madre, lo más importante es el impacto que ha tenido sobre su vida cotidiana, porque su único familiar cercano es justamente José Gabriel. Él es quien se encarga de su atención, de su alimentación, de los cuidados de una persona que tiene, además, 84 años, y que ha expresado en público su angustia y desesperación por no verlo, por su prolongada reclusión».
La periodista independiente Yania Suárez, quien ha estado muy cercana al proceso de encarcelamiento de Barrenechea y de su madre enferma, aseguró a El Estornudo que Zoila Esther permanece en un grave estado de salud y que retornó a su casa el 22 de abril, tras permanecer internada unos días en el hospital Arnaldo Milián, de Santa Clara, donde solo la transfundieron con una bolsa de sangre.
«Por mi experiencia con un enfermo de cáncer terminal, en los hospitales prefieren que el enfermo vaya a morir a casa. Cuando el desenlace es sabido, lo estimulan un poco (con transfusiones, etc.) y lo dejan ir. Así es que el pronóstico sigue siendo reservado, aunque esté en la casa», comentó también.
Según Suárez, el cáncer de Zoila es metastásico, le compromete ya varios órganos vitales y le provoca fuertes dolores. La transfusión de sangre reciente apenas logró elevar su hemoglobina a niveles mínimos, pero en los últimos días comenzó a presentar síntomas preocupantes, como hinchazón en una rodilla, dolor de cabeza y falta de apetito.
«Ella sigue sin poder estar con su hijo. Está muy débil. La están inyectando con tramadol porque la duralgina ya no le funciona», aseguró. También comentó que el abogado de Barrenechea fue a la prisión a pedirle un pase, «porque la madre obviamente se está muriendo. Según sus familiares, el jefe del penal respondió que no estaba en sus manos autorizar la visita y que “el hijo verá a su madre cuando se muera”.