
“Affaire Gil”, la tormenta perfecta
El “affaire Gil” es otra jugada. No nos distraigamos ni pidiendo juicios públicos ni transparencia donde jamás los han habido.

El “affaire Gil” es otra jugada. No nos distraigamos ni pidiendo juicios públicos ni transparencia donde jamás los han habido.

La hija del exministro reconoció “profunda consternación por los acontecimientos recientes” y explicó por qué no se había pronunciado antes.

Alejandro Gil fue ministro de Economía en Cuba hasta febrero de 2024, cuando fue destituido por “graves errores cometidos” durante su gestión.

Fondos de ayuda internacional de la Unión Europea destinados a Cuba terminan beneficiando a allegados al régimen gracias a un entramado de favoritismo, opacidad y corrupción estructural.

Luego de dos meses, el Gobierno cubano decide romper el silencio sobre el sonado caso de corrupción del exministro.

Difícil resulta creer que en Cuba un ministro haga y deshaga sin que los sabuesos del “líder histórico de la revolución” no perciban el “olor” del rastro del dinero, y más, si son billetes verdes y grandes.

Los giles serán exhibidos cada vez más, para propiciar la mofa, para propiciar el miedo, para propiciar ese manto de silencio que cubre siempre las mayores estulticias.

El tiempo se agota, sí, pero para el pueblo cubano, que tiene todas las razones para tomar las calles y no volver a sus casas hasta tanto no dimitan todos los ministros.

¿Estamos en presencia de una orquestación judicial estalinista? ¿Es una cortina de humo para enmascarar una defensa o un ataque del régimen totalitario?

“Amo a mi Patria y adoro a mi Pueblo. Soy incapaz de lucrarme del sacrificio de mis semejantes”, escribió

El “affaire Gil” es otra jugada. No nos distraigamos ni pidiendo juicios públicos ni transparencia donde jamás los han habido.

La hija del exministro reconoció “profunda consternación por los acontecimientos recientes” y explicó por qué no se había pronunciado antes.

Alejandro Gil fue ministro de Economía en Cuba hasta febrero de 2024, cuando fue destituido por “graves errores cometidos” durante su gestión.

Fondos de ayuda internacional de la Unión Europea destinados a Cuba terminan beneficiando a allegados al régimen gracias a un entramado de favoritismo, opacidad y corrupción estructural.

Luego de dos meses, el Gobierno cubano decide romper el silencio sobre el sonado caso de corrupción del exministro.

Difícil resulta creer que en Cuba un ministro haga y deshaga sin que los sabuesos del “líder histórico de la revolución” no perciban el “olor” del rastro del dinero, y más, si son billetes verdes y grandes.

Los giles serán exhibidos cada vez más, para propiciar la mofa, para propiciar el miedo, para propiciar ese manto de silencio que cubre siempre las mayores estulticias.

El tiempo se agota, sí, pero para el pueblo cubano, que tiene todas las razones para tomar las calles y no volver a sus casas hasta tanto no dimitan todos los ministros.

¿Estamos en presencia de una orquestación judicial estalinista? ¿Es una cortina de humo para enmascarar una defensa o un ataque del régimen totalitario?

“Amo a mi Patria y adoro a mi Pueblo. Soy incapaz de lucrarme del sacrificio de mis semejantes”, escribió
