LA HABANA, Cuba. – Hace apenas unos días (el 6 del corriente) consagré mi artículo más reciente al tema del Premio Nobel de la Paz de este año. Nunca supuse que en tan poco tiempo yo tuviese que consagrar otro trabajo periodístico a ese mismo asunto, pero las realidades del mundillo informativo me han forzado a hacerlo.
Como se recordará, en mi aludido artículo anterior yo me basaba en la confianza que abrigaba: que, para el venidero diciembre, ya las bondades del Plan de Paz para Gaza lanzado por el presidente estadounidense Donald Trump se habrían hecho evidentes para todos. En esas circunstancias —opinaba yo— “sería escandaloso que en Noruega le negasen el reconocimiento que merece”.
Pero está claro que al entregarse este viernes, falta tiempo para comprobar el desenlace del conflicto. Ya ambas partes (Israel y Hamás) han anunciado su aceptación del Plan de Paz lanzado por Trump. Todo indica que una vez que la organización terrorista devuelva a los rehenes civiles que tomó durante su brutal ataque del 7 de octubre de 2023, desaparecerán los motivos para que el país hebreo continúe sus bombardeos de la Franja de Gaza. Por ende, es razonable esperar que la paz se extienda en el enclave palestino, pero la materialización práctica de esas ideas está aún por verse.
En el ínterin, este viernes se anunció que la comisión designada por el Parlamento noruego había otorgado del Nobel de la Paz del presente año a la líder indiscutible de la lucha antidictatorial en Venezuela: María Corina Machado. Y debo confesar que, al obrar de ese modo, los comisionados han escogido a una de las pocas personas cuya selección no despierta en este periodista objeción alguna; sino, por el contrario, respaldo y aplauso entusiastas.
Y es que está claro que, en Nuestra América, quedan tres dictaduras en las que los alardes de democracia que de tiempo en tiempo hacen sus respectivos regímenes solo provocan repulsión: Cuba, Venezuela y Nicaragua. ¡No es por gusto que los organizadores dominicanos de la próxima Cumbre de las Américas optaron por no invitar a esos tres gobiernos! ¡Bravo por los demócratas quisqueyanos!
Espero que nadie se sienta preterido si afirmo que, en eso que pudiéramos denominar “Tríada de la Opresión”, ha sido precisamente María Corina la persona que más se ha destacado en la lucha por el restablecimiento de las libertades cívicas y el retorno a la democracia.
Ella acertó al alzar la bandera de la concurrencia a los comicios presidenciales del 28 de julio de 2024. Ese proceso se saldó con una victoria apabullante del opositor Edmundo González Urrutia, la cual quedó demostrada por la generalidad de las actas de los distintos colegios electorales (que la oposición publicó de inmediato, mientras que el régimen no lo ha hecho en más de un año; lo que demuestra el carácter mentiroso de sus pretensiones de victoria).
El premio recién otorgado a la señora Machado duplica el Sájarovque, en diciembre de 2024, les fuera otorgado a ella misma y al candidato opositor González Urrutia. Cuando aún el Parlamento Europeo no había decidido la concesión de su también prestigioso galardón, yo expresé mis esperanzas de que lo recibiera nuestro compatriota José Daniel Ferrer. Pero quedé complacido con su otorgamiento a la dupla de hermanos venezolanos.
Ahora los otorgantes del Nobel optaron por individualizar el premio en María Corina, y esto me parece justo. Está claro que, de no haber sido por las manipulaciones de la dictadura madurista y de las autoridades electorales plegadas a esta, la candidata unitaria de la oposición habría sido Machado. Al ver proscrita su aspiración debido a la arbitrariedad oficial, ella no vaciló en respaldar a González Urrutia, quien, si venció por amplio margen, fue gracias a ese apoyo.
Mientras, los “socialistas del Siglo XXI” no han dejado pasar la ocasión sin arremeter contra el merecidísimo galardón: Cubadebate comienza su información al respecto con la frase “Academia del Nobel de la Paz se suma a estrategia antivenezolana”. En España, al corrupto líder de Podemos, Pablo Iglesias no se le ocurrió nada mejor que exclamar en su cuenta de X: “Se lo podrían haber dado a Hitler”…
Un correligionario del mencionado personaje, el diputado podemita Javier Sánchez Serna, respiró por la herida: “Espero con impaciencia que China y los BRICS monten sus propios premios”. Se nota que estos comunistas añoran los tiempos en que la Unión Soviética concedía los felizmente desaparecidos premios Lenin.
Mientras tanto, iniciemos el conteo regresivo de cara a octubre de 2026. Dios mediante, para esos tiempos ya el plan de paz para Gaza lanzado por Donald Trump habrá ganado permanencia y habrá demostrado con creces su viabilidad y su eficiencia para terminar con la terrible guerra en ese enclave. Entonces veremos si los comisionados noruegos son capaces de dejar a un lado la animadversión por el actual presidente de EE.UU. y le otorgan el Nobel aunque sea a regañadientes, o si perpetran la obscenidad de negárselo.