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          / enero-junio 2017
        
        
          Artículos técnicos
        
        
          /
        
        
          Conservación del patrimonio
        
        
          Cimbra
        
        
          L
        
        
          legan las aguas mezcladas de
        
        
          los ríos Pisuerga y Carrión en el
        
        
          ramal sur del Canal de Castilla
        
        
          hasta el extrarradio de la ciudad,
        
        
          mediante una dársena situada a
        
        
          los pies de la fuente el Sol y su cuesta de
        
        
          La Maruquesa, antes de entregarlas de
        
        
          nuevo al Pisuerga aguas abajo del Puen-
        
        
          te Mayor. El ferrocarril está llamando a
        
        
          las puertas del futuro“Campo grande”,
        
        
          provocando la admiración de los vecinos
        
        
          por esas máquinas infernales, y a la vez
        
        
          el recelo de la burguesía local que en un
        
        
          loable equilibrio de fuerza empresarial
        
        
          y tecnológica erige el famoso “Arco de
        
        
          ladrillo” para contrarrestar las esbelte-
        
        
          ces que ofrecen las nuevas arquitecturas
        
        
          del hierro. Se está trabajando en la cons-
        
        
          trucción de la línea de ferrocarril a Alar
        
        
          del Rey, y en breve se recibirá con gran
        
        
          alborozo en la ciudad, la comunicación
        
        
          mediante telegrama del 20 de Febrero
        
        
          (de 1856), del anuncio de la construcción
        
        
          de la línea con Madrid, motivo más que
        
        
          suficiente para otorgar el nombre de una
        
        
          calle que todavía se mantiene hoy.
        
        
          Son distintos acontecimientos que
        
        
          van haciendo crecer la ciudad. Se nece-
        
        
          sita mano de obra y se intenta aprove-
        
        
          char los recursos que estos producen y
        
        
          hace que la dependencia económica de
        
        
          la población deje de estar basada en la
        
        
          agricultura. Se crean las primeras so-
        
        
          ciedades de crédito y el Banco deValla-
        
        
          dolid (1857). El desarrollo urbano de la
        
        
          ciudad es incontestable. Ha pasado de
        
        
          tener 41.943 habitantes en el año 1857,
        
        
          a 57.356 habitantes en el año 1860.
        
        
          Es una oportunidad para que un
        
        
          ciudadano del Valladolid de entonces, y
        
        
          también de hoy, vea cambiar su ciudad.
        
        
          La revolución Industrial llega medio si-
        
        
          glo tarde, la transición del campo a la
        
        
          ciudad y la llegada del tren. Este ciu-
        
        
          dadano pasea hoy por lugares que han
        
        
          perdurado hasta el siglo XXI (las calles,
        
        
          el arco de ladrillo, etc.). España y, en
        
        
          concreto, Valladolid necesitaban darse
        
        
          un baño de modernidad.
        
        
          De ahí que [la ciudad] consiga el
        
        
          respaldo necesario de los poderes del
        
        
          Estado para nuevas obras, que emanan
        
        
          del impulso dado, tras la primera gue-
        
        
          Para entender la trascendencia de esta obra conviene situarse en el con-
        
        
          texto histórico de la segunda mitad del siglo XIX donde Valladolid, hasta
        
        
          entonces una ciudad con discreta pujanza económica y social basada
        
        
          sobre todo en la agricultura, se ve inmersa en una serie de necesidades
        
        
          que motivan el interés del sector público en su desarrollo.
        
        
          Félix Daroca Santos
        
        
          ITOP
        
        
          José Ramón Sola Alonso
        
        
          Arquitecto
        
        
          El Puente Colgante
        
        
          de Valladolid