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Tania León: nuevas composiciones

Tras su último disco, es alentador ver que Tania León no sólo sigue componiendo sino mostrando una creatividad que no ha mermado en lo más mínimo.

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Tania León, ganadora del premio Pulitzer en 2021, recién lanzó un disco nuevo, fruto de sus dos años como compositora residente (2023-2025) con la Orquesta Filarmónica de Londres. El disco contiene cuatro composiciones, una de 1999, “Horizons”, y las otras tres de estreno mundial: “Stride” (2020), “Pasajes” (2022) y “Raíces” (“Origins”) de 2024. Desde su Pulitzer, los reconocimientos y premios para León han venido en cascada: en 2022 recibió el Kennedy Center Honor y al año siguiente el Premio Nemmers de Composición Musical, otorgado por Northwestern University cada dos años. En 2023, también ganó el Premio de la Música Iberoamericana Tomás Luis de Victoria, siendo el tercer cubano en recibirlo (tras Harold Gramatges, en 1996, y Leo Brouwer, en 2010). Además, obtuvo este año un Premio de los Síndicos de los Grammy (Trustees Award) por sus contribuciones musicales y, en abril, recibió el Premio William Schuman, establecido en 1981 por la Escuela de las Artes de Columbia University, por la vida y obra de un compositor.

Empecemos con “Horizons”, que fue comisionado por el Hammoniale-Festival der Frauen (un festival para mujeres compositoras) de Hamburgo, donde se estrenó en 1999. La primera grabación salió en su CD Singing Sepia (2008) con el NDR Sinfonie Orchester bajo la batuta de Peter Ruzicka. La versión más reciente tiene a la violinista Karina Canellakis dirigiendo la London Philharmonic Orchestra (LPO) y el estreno británico fue en octubre de 2023 en la London Royal Festival Hall. León describe la pieza de la siguiente manera: “En vez de tener una forma fija, «Horizontes» es más como un arroyo que se agranda y se achica impredeciblemente, siguiendo un curso sinuoso. Empieza con brillantes ondulaciones en flauta y a través de su trayectoria, eventos en el primer plano interrumpen intermitentemente las texturas al fondo, las corrientes que fluyen bajo la superficie”.

Alejandro Madrid señala, por su parte, que hay en la pieza un gran contraste “entre el carácter declamatorio de los vientos y la calidad estática de las cuerdas”. La composición también está construida de otros contrastes: rítmicos, de texturas, de volumen, de motivos. También contiene pasajes excelentes para trompeta y percusión. Predomina el re, nota que la compositora alega es la vibración más fuerte en el centro de la tierra, como si fuera la matriz del mundo. La pieza es programática a partir de un breve relato: un bosque tropical, una bandada de aves, una pájaro que vuela solo, seguido por una tormenta y un huracán. Continúa con una vista del bosque desde el aire, una población indígena (los Maya), una transformación, una gaviota que se convierte en cóndor que aterriza en Yucatán y finaliza con el canto del ave. León afirma que la composición es autobiográfica: “Las cuerdas son el bosque y lo que hago con la flauta representa las aves […] Hay una que despega y vuela hacia arriba; esa soy yo […] Tiene que ver con los viajes que he dado por el mundo, donde soy un pájaro que vuela entre tormentas y tifones”. Pero el final de la pieza es una vuelta a casa con largas y pausadas notas en flauta.

“Stride” fue parte del proyecto de la Filarmónica de Nueva York en 2020, en celebración del centenario de la enmienda diecinueve de la constitución de EE. UU. que codificó el voto para las mujeres. La Filarmónica comisionó a diecinueve compositoras una pieza en honor a ese evento histórico. León se interesó en la vida de Susan B. Anthony (1820-1906) e investigó sobre la gran abolicionista y sufragista, leyendo su biografía y sus escritos. Su activismo fue una inspiración, y León agrega: “Para mí fue tremendo ver la enorme fuerza interior que tenía. Entonces empecé a buscar un título para la pieza, que no es la forma en la que usualmente procedo. El título reflejaba cómo yo me la imaginaba como persona que no aceptaba un no como respuesta. Ella seguía empujando y empujando, siempre hacia adelante, caminando con pasos firmes hasta que pudo lograr todo. Y eso es precisamente lo que significa Stride. Algo que siempre se mueve hacia adelante”. La obra se estrenó en la Sala David Geffen (antes Sala Avery Fisher) de Lincoln Center el 13 de febrero de 2020 y ganó el Premio Pulitzer en 2021.

“Stride” dura un poquito más de 14 minutos: comienza con las cuerdas, con una sonoridad sombría y lenta pero pronto entran los metales como si anunciaran la presencia de Anthony. Algunos críticos señalan que la pieza no representa cabalmente el título, que el paso firme y osado de la Anthony no se refleja en la música. Pero creo que ellos esperaban una pieza con un arco definido y ascendiente, una especie de crescendo prolongado como el Bolero de Ravel: el acercamiento de León es menos obsesivo que en Ravel y de ritmos más variados. Hay dos momentos que sí evocan el paso firme: a los cinco minutos y medio hay un ostinato en las cuerdas que dura un minuto y pico y, al final (el último minuto), en percusión otro ostinato que evoca un ritmo africano (o caribeño). En otros momentos las trompetas, si bien no resultan ser fanfarrias, sí insinúan algo triunfal, pequeñas victorias dentro de una larga trayectoria que contiene obstáculos o reveses. Y como siempre León maneja texturas –vientos, cuerdas y metales– magistralmente.

“Pasajes”, de 2022, fue comisionado por New Music USA, organización que provee subvenciones a compositores de música nueva o contemporánea. El estreno fue de la Arkansas Symphony Orchestra en abril de 2022. La Orquesta Filarmónica de Londres la interpretó el 21 de febrero de 2025 (el estreno europeo) bajo la batuta de Edward Gardner, que ha sido su director principal desde 2021. La obra tiene cuatro partes todas aludiendo a la naturaleza o el entorno: la primera de colores y melodías apacibles, y la segunda evoca a un pájaro imaginario rodeado por criaturas en el campo. Poco a poco nos adentramos en el tercer segmento que incorpora elementos percusivos caribeños y termina con un jolgorio parecido a una comparsa. Comparado a las primeras dos piezas comentadas, “Pasajes” es más melódica, lírica y tradicional, aunque León siempre emplea un lenguaje musical contemporáneo. Raramente cita directamente la música popular, siempre la trabaja de manera que esas referencias estén muy disfrazadas. De nuevo, se destaca el uso de la flauta especialmente en la segunda parte y el uso de texturas (a las cuatro minutos y medio hay un pasaje donde se combinan el piano, el xilófono, las cuerdas, vientos y metales de manera exquisita). El final capta el barullo y alegría de los que van arrollando en las calles durante carnaval.

La pieza más larga del disco, “Raíces” (“Origins”) es de 2024 y su estreno mundial fue el 6 de marzo de ese años en la London Royal Festival Hall, bajo la dirección de Edward Gardner. Luego se llevó al Concertgebouw en Ámsterdam y a varios lugares en EE. UU. en el otoño de 2024. León, en una conversación con el escritor y estudioso de música contemporánea Paul Griffiths, señala que “Raíces” tiene cuatro partes: una introducción (“Calma”), seguida por una primera parte inspirada en la danza con síncopes a lo cubano, una segunda parte donde predominan los vientos y se recrea un bosque encantado, y una tercera muy vivaz donde conversan la música latinoamericana y el jazz.

Comienza con las cuerdas sonando como un silbido, pero, como dice la autora, de una calma, altamente meditativa. Pronto llega la parte que evoca la danza, con una vitalidad tremenda sostenida por la percusión. Sobre la segunda parte (la del bosque), León describe que de niña oía decir que Beethoven caminaba en el bosque buscando inspiración; ella hace lo mismo. Las caminatas en el bosque le traen recuerdos de Hans Werner Henze (1926-2012), el compositor alemán que compuso dos óperas de cámara basadas en libros de Miguel Barnet (El cimarrón, 1970-71) y La cubana (1973; sobre Canción de Rachel). Henze fue un importante mentor para León. La parte del bosque es poderosa con un manejo diestro de los vientos (especialmente la flauta). En el final también se destacan los vientos (flauta, oboe, clarinete), con el xilófono creando unas texturas cristalinas. Entre la percusión, León usa las chajchas (o chapchas), instrumento andino hecha de uñas de cabra u oveja (también se usan las uñas de alpaca o llama) como sonajero. La pieza termina con las maracas y las chajchas.

Las cuatro composiciones de este disco muestran la destreza y versatilidad de León, sobre todo en su manejo de los vientos, que nos recuerda al Stravinski de Sinfonías para instrumento de cuerdas (1920/1947), dedicado a Claude Debussy o el Pájaro de fuego. La primera (especialmente la versión de 1947) es una pieza enigmática, un poco austera, pero de gran originalidad. León sigue en esa vena, pero con su propia impronta. Sobre componer, Roscoe Mitchell, saxofonista y compositor (y miembro del Art Ensemble of Chicago), dice: “Si escuchas a la naturaleza, todos los sonidos se hacen con enorme confianza. Yo busco hacer lo mismo”. León suscribiría las palabras de Mitchell, pero hay que aclarar que no se trata de “imitar” la naturaleza sino pensar con ella.

Es alentador ver que Tania León –con todos sus más de ochenta años– no sólo sigue componiendo sino mostrando una creatividad que no ha mermado en lo más mínimo. Aunque los galardones cosechados han sido tardíos, indican que la trayectoria de Tania León resulta de una excelencia y calidad continua. Hasta la fecha solo se han grabado cinco discos enteramente dedicados a su obra, este último siendo el quinto. Hace falta mucho más trabajo en documentar y grabar la obra de una de las figuras más brillantes, poderosas e imaginativas de nuestros tiempos.

ALAN WEST-DURÁN
ALAN WEST-DURÁN
Alan West-Durán (La Habana, 1953). Poeta, ensayista, traductor y crítico. Ha publicado los poemarios Dar nombres a la lluvia (1994) y El tejido de Asterión (2000). De crítica literaria-cultural ha publicado Tropics of History: Cuba Imagined (1997) y Cuba A Cultural History (2017). Ha sido editor-en-jefe de African-Caribbeans: A Reference Guide (2003), Latino and Latina Writers (2004) y Cuba: A Reference Guide (2011). Ha traducido a Rosario Ferré, Alejo Carpentier, Luisa Capetillo, Nancy Morejón, y Nelly Richard. Es profesor en Northeastern University (Boston).

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