El pez y los ojos. Antología de poetas cubanos y dominicanos 1959-1979 (Huerga y Fierro) se presenta este sábado 4 en la Feria Internacional del Libro Santo Domingo (del 25 de septiembre al 10 de octubre). Se trata de un territorio, un libro, en que conviven quince voces maduras –o bien consagradas– de cada una de esas tradiciones del Caribe insular que, “de manera muy singular, han hecho aportes significativos a la lírica en castellano y a la Lengua Española en su totalidad”.
Así al menos lo dicen sus antologadores (incluidos también como autores por vía de una selección cruzada, según advierten), los poetas Martha Rivera-Garrido (República Dominicana) y Ricardo Alberto Pérez (Cuba), quienes, en todo caso, no ahorran entusiasmo en su invitación a la lectura.
“Durante este trayecto, y nos atrevemos a afirmarlo sin temor a equivocarnos, el lenguaje será invadido y secuestrado por una diversidad de colores y sensaciones que pueden terminar rozando con el frenesí, o mejor con aquella idea rotunda que Mijaíl Bajtín tenía sobre el carnaval”, dicen en las palabras introductorias enviadas a nuestra redacción. “Cada poeta funciona como un micro-relato, que va describiendo la pluralidad dentro de vínculos y rasgos comunes; estos rasgos se relacionan con síntomas puntuales como el uso de las palabras, las maneras de vincularlas y hacerlas significar. Prima entre ellos el desenfado en la forma de asumir algunos temas (el erotismo, la muerte, y hasta el propio lenguaje); en esos momentos se aprecia que nuestra lengua recobra su linaje a partir de un tono muy contemporáneo y provocador”.
Esta es la nómina de autores cubanos incluidos en el volumen: Rolando Sánchez Mejías, Ismael González Castañer, Juan Carlos Flores, Sigfredo Ariel, Carlos Augusto Alfonso, Ricardo Alberto Pérez, Omar Pérez, Antonio José Ponte, Pedro Marqués de Armas, Damaris Calderón, Alexandra Molina, Nara Mansur, Carlos Alberto Aguilera, Ramón Hondal y Oscar Cruz.
Los dominicanos son: Víctor Bidó, Plinio Chahín, César Augusto Zapata, Josefina Báez, José Mármol, Manuel García-Cartagena, Martha Rivera-Garrido, León Félix Batista, José Alejandro Peña, Pastor de Moya, Basilio Belliard, Homero Pumarol, Rita Indiana Hernández, Frank Báez y Rosa Silverio.
“A ambas tradiciones nos enlaza el misterio del mar; ante las aguas gozamos de una libertad indescriptible que en ocasiones y paradójicamente nos oprime”, señalan Pérez y Rivera-Garrido, y a continuación estrechan aún más el círculo de sentidos que otorga coherencia a una antología como esta: “No menos significativo es el hecho de que, simultáneamente y por razones no completamente distintas (aunque diferentes), ambas tradiciones literarias producen a la altura final del siglo XX y en la primera década del XXI, un proceso importante de des-ideologización. Un desprendimiento complejo del «compromiso» militante y colectivo. Esto se manifiesta en una fractura, una cierta disidencia con relación a los ismos vigentes entre intelectuales y creadores del «mundo» finisecular”.

Habría otro nexo acaso menos evidente entre estos autores reunidos en un proyecto editorial inusitado –una antología exclusiva de poetas dominicanos y cubanos–, y es el de “las lecturas profundas y diversas, ya sea en las lenguas originales, como en muchas ocasiones a través del auxilio de las traducciones”.
“Si algo distingue a las generaciones aquí antologadas es el descubrimiento de un universo literario y filosófico no explorado por autores anteriores en nuestras islas; aquí puede tener su origen la frecuente intertextualidad que enriquece a algunos de los poemas”, sostienen Ricardo Alberto Pérez y Martha Rivera-Garrido. “Es esta una lírica dentro de la cual ocurren acontecimientos perdurables como suelen ser la reinvención de antiguos mitos y la irrupción de nuevas miradas capaces de erosionar hasta la propia roca”.