Presentación
Los roces entre prácticas artísticas fuera del marco institucional y el audiovisual independiente se produjeron desde el mismo inicio de la Muestra Joven ICAIC. La curiosidad antropológica y el potencial testimonial de la nueva generación de realizadores cinematográficos formaron parte de su atractivo, por lo que a menudo la popularidad de algunas obras tuvo mucho que ver con su capacidad para poner en evidencia cuestiones tabú o invisibilizadas, o simplemente para abordar temas sin presencia en la esfera mediática oficial. Este borde disidente de la Muestra, así como su capacidad para poner en circulación problemas y sujetos sociales fuera del control de la agenda oficial, colocó al evento hacia fines de su primera década de existencia bajo el objetivo del aparato de control ideológico estatal.
Uno de los primeros sucesos públicos que mostró cuán “peligrosas” podían ser las preguntas de los jóvenes realizadores fue Revolution (Mayckell Pedrero, 2009), documental dedicado al dúo de hip-hop contestatario Los Aldeanos. La música y las letras con duras críticas a la situación sociopolítica cubana de Aldo Rodríguez Baquero (Al2) y Bian Oscar Rodríguez Galá (El B), sus integrantes, conectaron con las preocupaciones de amplios sectores sociales en el país. Pese a que sus discos circulaban de mano en mano y apenas tuvieron presentaciones públicas ni visibilidad en los medios masivos del país, el dúo se convirtió en un fenómeno de masas underground, lo que dejó en evidencia tanto el potencial trasgresor del rap fuera del control estatal como de los circuitos independientes de la música en Cuba, amén de la existencia de un público que se identificaba con sus letras de fuerte contenido político.
La inclusión del documental en el programa oficial de la Muestra de 2010 generó tensiones. Pese a las presiones para que este fuera separado de la selección, una negociación interna acabó autorizando su exhibición, sólo por un día, en dos de las céntricas salas de cine que acogían los programas del evento: el cine Charles Chaplin y el 23 y 12.
El crítico y profesor cubano Gustavo Arcos recuerda que, durante esas presentaciones, fueron movilizados funcionarios de entidades del Ministerio de Cultura, en especial militantes del Partido Comunista, para que asistieran a las salas e intervinieran si se producían “incidentes”, en un despliegue similar al que tuvo lugar en 1991 durante el estreno limitado de Alicia en el pueblo de Maravillas (Daniel Díaz Torres) ––recordado como uno de los episodios de censura y asesinato de reputación pública de una obra cinematográfica y sus creadores más resonantes del castrismo.
“Hubo una especie de gestión institucional, estatal, de la Policía y la Seguridad del Estado, para que, si se generaba un ambiente dentro del cine, ellos repelerlo”, evoca Arcos, quien recuerda que se prohibió entrar a una de las salas a colaboradores de la prensa independiente. A pesar del clima de tensión existente en la sala, Nora Gámez Torres refiere que, durante la exhibición, hubo aplausos y vítores de parte de la audiencia, en lo que califica como un “gesto sin precedentes de desafío colectivo”.
Asimismo, una orientación no escrita de la jerarquía del aparato cultural dispuso que Revolution fuera excluido de los premios de los jurados colaterales de la Muestra. No obstante, el jurado de la Facultad de Medios de Comunicación Audiovisual del Instituto Superior de Arte otorgó su premio al documental, al igual que lo hizo la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica. No sin sorpresa, el jurado principal de la Muestra le otorgó además los reconocimientos a Mejor Documental, Mejor Dirección de Documental y Mejor Edición de Documental (este último para Abel Álvarez).
Los sucesos en torno a la presencia de Revolution en la Muestra y su censura fueron abordados en algunos textos publicados en la pujante blogosfera de entonces, y recogidos para fortuna de la memoria en el sitio Cine Cubano: la pupila insomne, editado por el crítico Juan Antonio García Borrero. El Ministerio de Cultura, en su medio digital La Jiribilla, publicó un texto sobre el evento firmado por Pedro la Hoz, por entonces jefe de la página cultural del periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista, quien cuestionó que “los planteamientos de los protagonistas del documental, en algunos temas y sobre todo en sus entrevistas, pretenden hacer tabula rasa de nuestra sociedad, pecan por exceso y parten de un enfoque panfletario que se aísla en sí mismo”.
Hasta hoy, Revolution no ha recibido ningún tipo de rehabilitación, así como tampoco tuvo exhibiciones públicas en Cuba en más de quince años de su realización. La Asamblea de Cineastas Cubanos incluyó al filme en su relación de películas cubanas no exhibidas de manera regular en el país hasta 2023, una lista que suma ya 250 títulos.
Documentos
- Gustavo Arcos: “Lo que la muestra, demuestra”, Cine Cubano: la pupila insomne, 2 de marzo de 2010 [en línea].
- Pedro de la Hoz: “En la IX muestra de nuevos realizadores: memoria, agudeza y confrontación”, Cine Cubano: la pupila insomne, 2 de marzo de 2010 [en línea].
- Carlos E. León: “Seguimos haciendo cine”, Cine Cubano: la pupila insomne, 2 de marzo de 2010 [en línea].
- Daniel Salas: “Revolution: después de la rebeldía, ¿qué?”, El Último Swing: desde La Habana, Cuba, 3 de marzo de 2010. [en línea]
- Varios: Comentarios al artículo “Revolution: después de la rebeldía, ¿qué?”, de Daniel Salas, El Último Swing: desde La Habana, Cuba, 5 de marzo de 2010 al 7 de septiembre de 2011. [en línea]
- Yusimí Rodríguez: “A usted no tiene que gustarle el rap”, Espacio Laical, n. 2, 2010, pp. 77-78. [en línea]
- Nora Gámez: “El rap es guerra. Los Aldeanos y la subversión política en la música de la Cuba contemporánea”, TRANS. Revista Transcultural de Música/ Transcultural Music Review, n. 17, 2013. [en línea]
* Expediente coordinado por Dean Luis Reyes.