Salón de belleza, la nueva exposición del diseñador gráfico e ilustrador Alejandro Cañer (Cienfuegos, 2001), llegará este viernes 20 de junio para actualizarnos sobre su trabajo a lo largo del año 2024 y lo que va de este 2025. La cita inaugural es a las 7:00 p.m. en la sede de Infraestudio, en El Vedado habanero.
Los espectadores atestiguarán “una especie de transición, o de maduración”, ha asegurado el joven artista a Rialta Noticias. Cañer revela su deriva creativa más reciente: “desde el arte digital y el diseño [gráfico] hacia una fisicalidad” que privilegia, digamos, el objeto y la instalación.
“El salón de belleza es un espacio de transformación y de diálogo social”, ha añadido, y estas piezas “hablan también sobre cómo nos entendemos en tanto individuos y colectividad”.
Según Martica Minipunto, Salón de belleza transparenta las “obsesiones más primarias” de su autor. O eso sospecha la escritora cubana: “La obviedad o lo ensombrecido de las imágenes, las textualidades, los citados, cadáveres y siluetas presentes en Salón de belleza hablan de un campo minado por la indeterminación. Ambigüedad que no significa pereza, sino impertinencia”, advierte en el texto curatorial de esta exhibición habanera. “Alejo Cañer puede ser una drag queen, un clandestino, un ring de boxeo y un copista –a desconocer se ha dicho”.
“En las piezas de esta exposición detecto la repulsión que producen el poder y sus símbolos. Detecto la tentación pop de desajustar y desproporcionar. Un artista no está obligado a enfrentarse a los biombos abusivos que rodean nuestro cotidiano, puede reproducirlos en superficies inesperadas, puede tirarlos a la basura, puede barrerlos como pelo cortado”, dice en otra parte la también performer y teatróloga. “Los temas aparecen en súbita evidencia, pero qué decir de lo sistematizado en diálogo con Raúl Martínez, Félix González-Torres, en un homenaje que fagocita las disidencias sexuales, rehúye del panfleto y se inclina por lo sofisticado, porque en el corpus de Alejo Cañer hay una vía evidente hacia la sofisticación que es casi una altanería ante la decadencia, la precariedad o toda reducción crítica al uso. Incluso, una alegoría a lo que hereda y vincula, también maquillada de kitsch y enmarañada por la ternura y la broma. Veo manos aparentemente asépticas que esconden restos, fluidos, secretos, cutículas mordidas, es en esos gérmenes conceptuales donde me interesa el espectador ante este Salón de belleza”.
En La Habana de estos días y estas noches hay un límite para la posibilidad de sugestión en una cita cualquiera –algo que estaría determinado por algo así como el coeficiente de hastío insular. Pues bien, no es improbable que el cartel promocional de Salón de belleza marque esta semana de junio ese extremo máximo de lo sugestivo habanero: una pequeña mariposa azul posada en el ápice de una hoz implacable…
Luego, en Instagram, Cañer se ha puesto a agradecer “infinitamente” por el apoyo a la Real Embajada de Noruega en Cuba, y a la curadora Liatna Rodríguez por “su sabia asesoría”, y a los chicos de Infraestudio por la generosidad de brindar su espacio.