MIAMI, Estados Unidos. – El dueño de un cocodrilo cubano que vive desde mediados de los años 90 en una tienda de fontanería en Novosibirsk, Rusia, está valorando pedir al Consulado de Cuba en Moscú que lo ayude a devolver al animal a la Isla, ante el riesgo de que las autoridades lo obliguen a trasladarlo a otra instalación en el país euroasiático.
La idea de una posible “repatriación” a Cuba fue formulada por el propio propietario del reptil, Evgueni Fradkin, en declaraciones al diario ruso Moskovski Komsomolets (MK), que ha dado seguimiento al caso.
Fradkin explicó que, si fracasan otras opciones dentro de Rusia, contempla acudir a la representación diplomática cubana: “Se me ocurrió acudir a la sección consular de la Embajada de la República de Cuba en la Federación Rusa. Que devuelvan a nuestro cocodrilo cubano a su patria histórica, a su hábitat natural, si es una especie tan rara y en peligro de extinción. Sería un repatriado”, declaró el individuo al periódico ruso.
Hasta el momento, ninguno de los medios consultados ha informado de gestiones ya realizadas ante el Consulado de Cuba ni de alguna respuesta de las autoridades cubanas. La Nrepatriación” figura solo como una posibilidad planteada por el propietario.
El cocodrilo, conocido como Kuzya, ha vivido casi 30 años en un gran acuario instalado en una tienda de fontanería de Novosibirsk y se ha convertido en una atracción local. Sin embargo, su situación cambió después de que el Gobierno ruso aprobara, en mayo pasado, un decreto que establecía una lista de animales salvajes cuya tenencia en domicilios particulares quedaba prohibida. En esa lista se incluyen los cocodrilos, que solo pueden mantenerse en zoológicos u otras instituciones especializadas con licencia.
De acuerdo con MK y con el diario gubernamental Rossiyskaya Gazeta, el Servicio Federal Ruso de Supervisión en el Campo de la Gestión de Recursos Naturales (Rosprirodnadzor) emitió un requerimiento a Fradkin para que entregue a Kuzya a una institución especializada antes del 11 de febrero de 2026. El propio dueño asegura que ya existe una oferta para trasladar al reptil a una granja de cocodrilos en la ciudad de Ekaterimburgo, pero insiste en que preferiría mantenerlo bajo su cuidado o, en última instancia, enviarlo a Cuba.
El caso tiene un matiz legal que podría ser clave. La nueva normativa rusa prevé una excepción para los animales incluidos en la lista prohibida, siempre que hayan sido adquiridos antes del 1 de enero de 2020. En ese supuesto, sus propietarios pueden seguir manteniéndolos hasta la muerte natural, si cumplen las condiciones de bienestar.
Fradkin sostiene que compró al cocodrilo en 1996, en una tienda de mascotas, cuando el animal era muy pequeño. “Lo compramos en una tienda de mascotas normal, era muy pequeño entonces. En aquel momento la legislación no restringía el mantenimiento de estos animales. Llamamos al cocodrilo Kuzya”, declaró a MK.
El problema es que el propietario reconoce que ya no conserva el recibo de compra, que serviría como prueba documental para acogerse a la exención prevista por la ley. Sin ese documento, la situación de Kuzya queda en manos de la interpretación de Rosprirodnadzor y de lo que eventualmente puedan decidir los tribunales rusos si Fradkin lleva el caso a la justicia.
Aunque Kuzya es presentado en la prensa rusa como un “cocodrilo cubano”, las informaciones disponibles solo documentan su historia a partir de 1996, cuando, según su dueño, fue adquirido en una tienda de mascotas en Novosibirsk. Ninguna de las fuentes consultadas explica cómo el animal salió de Cuba y llegó a Rusia, ni bajo qué condiciones legales ocurrió ese traslado.
MK y Rossiyskaya Gazeta describen a Kuzya como un “cocodrilo cubano” que ha alcanzado alrededor de dos metros de longitud y un peso cercano a los 100 kilogramos. El animal vive en un acuario especial equipado con filtros de agua, lámparas infrarrojas y ducha. Tiene, según su dueño, “un excelente apetito” y una dieta basada en carpas de agua dulce (carasi siberianos), que puede consumir de tres a cuatro de gran tamaño en una sola comida, además de vitaminas y suplementos minerales.
Durante años, Kuzya se ha convertido en una especie de “talismán” de la tienda y en una pequeña celebridad local. Medios de la región, como Vesti Novosibirsk, han difundido reportajes en los que se muestra al cocodrilo en el interior del establecimiento y se recogen testimonios de clientes que acuden, no solo a comprar materiales de fontanería, sino también a ver al reptil. Fradkin asegura que diferentes autoridades inspeccionaban el lugar varias veces al año, sin que se cuestionaran las condiciones de bienestar del animal hasta la entrada en vigor de la nueva normativa.
El cocodrilo cubano (Crocodylus rhombifer), especie endémica de la Isla, figura en el “Apéndice I” de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), que agrupa a las especies más amenazadas, sometidas a fuertes restricciones para cualquier movimiento transfronterizo.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera a la especie “en peligro crítico” e indica que tiene una distribución muy limitada en áreas como la Ciénaga de Zapata y la Isla de la Juventud.
Si Fradkin decidiera realmente intentar el envío de Kuzya a Cuba, se trataría de un proceso complejo, que requeriría permisos de exportación e importación bajo CITES, coordinación entre las autoridades ambientales de Rusia y Cuba, y la disposición de alguna institución cubana para recibir al animal en cautiverio o incluirlo en programas de conservación.
La Embajada de Cuba en Moscú ofrece servicios consulares, incluidos trámites relacionados con ciudadanía y documentación, según los repertorios diplomáticos especializados consultados, aunque estos no mencionan casos relacionados con fauna silvestre.
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