diciembre 28, 2025

Roto el contrato social, ¿qué esperan los cubanos del PCC?

Concluye 2025 y con el año también termina el primer cuarto del siglo XXI, que son para la nación cubana otros, sí, otros 25 años perdidos
Cuba, 15N
Rosa blanca y bandera cubana 15N (Foto: LaNetaNeta)

PUERTO PADRE, Cuba – “Ahora no hay dinero en Cuba para congresos. Y menos para revisar acuerdos que ni se cumplieron hasta el presente ni se cumplirán en el futuro, como el incumplimiento flagrante del contrato social, pero de eso trataremos en el próximo artículo”, afirmamos en la columna anterior.

Y, como lo prometido es deuda, aquí está lo ofrecido respecto al panorama lúgubre que vivimos los cubanos, y no sólo quienes sobrevivimos en la isla-cárcel que constituye Cuba, sino también y salvo raras excepciones los cubanos de la diáspora, todos por igual, aunque por distintos modos, penados en esta ínsula-presidio, unos entre rejas de hierro, o vigilados en nuestras casas por esbirros secos o acuosos según su arribismo, y, otros, prisioneros en sus ires y venires en su pachanga de carnaval que no es sino toques de tambor de chivo que con su pellejo paga, cánticos de barracón en un regocijo vacuo, sí, memo, amansador, látigo de plebes por propiciador de caudales antes del negrero como hoy sin esclavitud aparente válido para la dictadura.

Pero, desde 1492 y hasta el día de hoy, observando desde el promontorio o la depresión que constituyen nuestra geografía y nuestros antecedentes políticos, sociales, de pasado histórico y genético… ¡¿Qué sino inmolación a solas o pachangueo de conga y burdel esperar de los cubanos?!

Concluye 2025 y con el año también termina el primer cuarto del siglo XXI, que son para la nación cubana otros, sí, otros 25 años perdidos. Y por esos resultados baldíos, infecundos por ser políticamente incultos y por consiguiente cívica y socioeconómicamente estériles, estos otros 25 años inútiles duelen para quienes tratando de vivir se nos ha ido la vida sobreviviendo, porque con la rebaja moral del cubano y de lo cubano, son años peores incluso que pasados tristísimos, esos donde la dictadura de Gerardo Machado se ve tenue comparada con la ríspido existencia que el totalitarismo castrocomunista no ha impuesto y cual modus vivendi hemos llevado; entonces, claro concluye que a los cubanos nos queda grande el termino nación porque a la luz de nuestra historia nos vemos reducidos a mero “montón de gentes”.

Y un partido de gente anodina, el Partido Comunista de Cuba (PCC), por mandato constitucional, el de la llamada “dictadura del proletariado”, pero que en realidad es una autocracia de burócratas obesos llevando del cabestro a un pueblo subalimentado, dice y redice que el PCC es la “fuerza política dirigente superior de la sociedad y el Estado”. ¡Oiga!, si es como para decir, ¡Belcebú, ven incinéralos!, porque público y notorio es que la dirección de los comunistas no se asienta en el liderazgo natural, sino en la represión jurídica y policial, en la coyunda de las masas por enjuague del pensamiento cuando no por doma a palos y corral.

¿Alguien olvidó las UMAP?, son hechos probados tan temprano como desde 1959, cuando ya integrantes de gremios obreros, estudiantiles, o soldados y jefes militares, fueron a prisión por reclamar derechos civiles. Luego…, los encarcelamientos por el 11J y todas las detenciones y sus encausamientos, producidos recientes como protestas y demandas cívicas por incumplimiento del contrato social, no son sucesos nuevos, sólo vienen a dar continuidad a las políticas de represión del régimen totalitario que ya cumple 67 años en el poder, enmascarando su agresividad contra el pueblo por ser “un país bloqueado”.

Sí, bloqueado por quienes están apoltronados en los taburetes del poder omnímodo.

Si Cuba estuviera bloqueada por Estados Unidos según el manido discurso de los jerarcas castrocomunistas, no habría modernos automóviles estadounidenses circulando por las carreteras cubanas, ni pollos “Made in USA” en las cocinas desde Cabo San Antonio hasta Punta Maisí, ni “cubanoamericanos” por montones vacacionando en Cuba, por todo el archipiélago. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.

El PCC es anodino como dirigente político e inepto como administrador económico y no es tal “dirigente superior de la sociedad y el Estado”, y su nimiedad, su insignificancia salvo para ordenar policías, jueces y sanciones penales lejanas a la salvaguarda de la seguridad pública, demuestran su incapacidad para liderar las fuerzas productivas haciendo de Cuba un país como lo está hoy, en estado de parálisis.

Acorralados y sin otras opciones, ni políticas, ni de partidos políticos, ni de sistema económico que no fuera la “empresa estatal socialista”, pues como he repetido en tantísimas ocasiones hasta los cajones de los limpiabotas fueron “nacionalizados”, entiéndase expropiados durante la llamada “ofensiva revolucionaria” de 1968, los cubanos “convinieron” un contrato social con los hermanos Fidel y Raúl Castro, jefes supremos del PCC, que ninguna de las dos partes ha cumplido, porque el Estado totalitario habiéndose convertido en monopolista usurpador, hizo del cubano un ladrón genérico, por igual de la cosa pública que privada, lo mismo un ministro que un tendero.

No, para clarificar este asunto no agotaré la paciencia del lector con la teoría del contrato social según Rousseau, Thomas Hobbes o John Locke, quienes dicen que, una sociedad política, solamente puede existir allí, y sólo allí, donde cada uno de los miembros ha renunciado a su poder natural, ese con el que nacemos los seres humanos, poniéndolo en manos de la comunidad en todos aquellos casos en que puede recurrir en demanda de protección a la ley establecida por esa sociedad, o dicho de otro modo, no haciendo justicia por su mano; que allí, dicen los clásicos, reside el origen del poder legislativo y ejecutivo de la sociedad civil, el poder de juzgar conforme leyes establecidas, y por consiguiente, la mayor y principal finalidad que persiguen las personas al reunirse en Estado, sometiéndose a un gobierno, es la protección de la persona y de su propiedad, protección que sería insuficiente en el estado de naturaleza del individuo, es decir, por sí mismo.

Pero hay una definición del contrato social mucho más simple, clarísima en el contexto cubano, dicha el martes 4 de agosto de 1959 en una reunión del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) que por entonces funcionaba como un Estado dentro del Estado cubano, cuando refiriéndose a la población rural, Fidel Castro dijo: “Si tenemos a los guajiros bien asentados y tenemos a los guajiros sin pasar hambre, y tenemos a los guajiros con médicos y medicinas y otras medidas beneficiosas, ya podemos decir que la Reforma Agraria y la Revolución han triunfado definitivamente en Cuba”.

No tengo que decir que por obra y gracia del cuatrero y los ladrones en general y la ineficacia policial, no sólo el campo cubano sino toda Cuba se ha convertido en el potrero de Don Pío; no tengo que decir que en Cuba no ha habido tal “Reforma Agraria”, sino un Estado latifundista ausente, luego ocioso, y consiguientemente, no hubo ni hay tal “Revolución” para los humildes, donde están muy mal “asentados” no sólo los “guajiros”, sino la población toda, unos con hambre y otros subalimentados; tampoco tengo que decir que faltan médicos y medicinas y “otras medidas beneficiosas”, según dijo Fidel Castro, como para decir que “han triunfado definitivamente” los autoproclamados “revolucionarios”.

En suma, sí está a la vista el contrato social roto, el suscrito un día levantando la mano, y ahora los cubanos pueden esperar del PCC lo mismo que el castrocomunismo les ha dado ya por más de medio siglo, palabras. Vanidad. Y está en los cubanos proseguir siendo vanos o ser vitales.

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Alberto Méndez Castelló

Alberto Méndez Castelló (Puerto Padre, Oriente, Cuba 1956) Licenciado en Derecho y en Ciencias penales, graduado de nivel superior en Dirección Operativa. Aunque oficial del Ministerio del Interior desde muy joven, incongruencias profesionales con su pensamiento ético le hicieron abandonar por decisión propia esa institución en 1989 para dedicarse a la agricultura, la literatura y el periodismo. Nominado al Premio de Novela “Plaza Mayor 2003” en San Juan Puerto Rico, y al Internacional de Cuentos “ Max Aub 2006” en Valencia, España. Su novela "Bucaneros" puede encontrarse en Amazon.

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