El servicio de streaming, distribución y producción cinematográfico Mubi enfrenta duras críticas por parte de algunos de los más reconocidos autores asociados a esa plataforma debido a los fuertes vínculos financieros de su nuevo inversor, Sequoia Capital, con las fuerzas armadas de Israel.
Una carta abierta suscrita por más de 60 cineastas de primera línea es tajante, y a todas luces clínica, en su diagnóstico: “El crecimiento financiero de Mubi como empresa ahora está explícitamente vinculado al genocidio en Gaza, lo que nos implica a todos los que trabajamos con Mubi”, se lee ahí, según reportaron los principales medios del ámbito fílmico global.
La misiva –a la cual se han sumado cineastas consagrados o emergentes tan prestigiosos como el rumano Radu Jude, el finlandés Aki Kaurismäki, la mexicana Jessica Beshir, el portugués Miguel Gomes, el sueco Levan Akin, el estadounidense-británico Joshua Oppenheimer, la canadiense Sofia Bohdanowicz y el argentino Matías Piñeiro— insta a la plataforma a atender los reclamos hechos por el Film Workers for Palestine, un colectivo internacional integrado por unos nueve mil trabajadores de la industria cinematográfica.
Esto es: condenar públicamente a Sequoia Capital por “lucrar con el genocidio”; destituir a su socio representante en la junta directiva de Mubi, e instaurar directrices éticas para futuras inversiones y seguir las recomendaciones formuladas por la Palestinian Campaign for the Academic and Cultural Boycott of Israel (PACBI; Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural a Israel).
“Escribimos, en tanto cineastas con una relación profesional con Mubi, para expresar nuestra profunda preocupación por la decisión de Mubi de aceptar 100 millones de dólares en financiación de Sequoia Capital, una firma de capital privado que, desde finales de 2023, ha decidido redoblar sus inversiones en empresas de tecnología militar israelíes con el objetivo de lucrarse del genocidio de Gaza”, dice la carta en su párrafo inicial. “En 2024, Sequoia realizó una importante inversión en Kela, una startup de tecnología militar fundada por un exgerente de Palantir Israel y varios veteranos de la inteligencia militar israelí, así como en el fabricante de drones militares Neros y en el fabricante de vehículos aéreos no tripulados Mach Industries”.
Los firmantes han puesto de relieve una contradicción esencial en la gestión de una plataforma supuestamente comprometida, en principio, con la vanguardia estética y con la inclusión de narrativas diversas y experiencias en los márgenes: “Gaza sufre asesinatos masivos de civiles, incluyendo periodistas, artistas y cineastas, además de la destrucción generalizada de sitios culturales y patrimonio palestino”, escriben. “No creemos que una plataforma de cine independiente pueda apoyar significativamente a una comunidad global de cinéfilos y al mismo tiempo colaborar con una empresa dedicada al asesinato de artistas y cineastas palestinos”.
Tales cuestionamientos no son, a estas alturas, una absoluta novedad. Los primeros llegaron nada más conocerse, a fines de mayo último, que Sequoia Capitals –basada en Sillicon Valley– invertiría 100 millones de dólares en Mubi, cuya valoración no ha hecho más que crecer en los últimos años y que, para entonces, acababa de cerrar un buen número de compras de alto perfil en Cannes 2025.
De hecho, Mubi se vio impelida a dar una respuesta a mediados de junio: “En los últimos días, algunos miembros de nuestra comunidad han comentado sobre la decisión de colaborar con Sequoia, dada su inversión en empresas israelíes y las opiniones personales expresadas por uno de sus socios. Las opiniones de los inversores individuales no reflejan la opinión de MUBI”, rezaba el post en Instagram. “Nos tomamos muy en serio los comentarios de nuestra comunidad y nos mantenemos firmes en nuestra postura de seguir siendo una empresa independiente, dirigida por sus fundadores”.
Ahora, la polémica incluso se ha ramificado tras la sospecha verbalizada por el realizador Eddie Huang de que su documental Vice Is Broke –con estreno programado, hasta hace solo unos días, para el 29 de agosto– podría haber sido apartado de la programación de Mubi como reprimenda ejemplarizante por sus posturas respecto a este asunto.
“No hice Vice Is Broke para financiar un genocidio. No participaré en la publicidad de @mubi para nuestra película hasta que haya un cambio en este asunto”, advirtió el jueves Huang en Instagram. “Me encantaría promocionar la película y que la viera el mayor número de personas posible, pero hay cosas más importantes. Prefiero estar en la miseria financiera que en la ruina moral”.
Un día después, Huang contó en un video que Jason Ropell, presidente de Mubi, le había telefoneado para decirle que la plataforma dejaría a un lado la promoción de su película, y le habría sugerido que sea recomprado por los productores.
Sin embargo, Mubi envió a los medios una declaración en que asegura estar en medio de “conversaciones constructivas con el cineasta y los productores sobre el estreno de la película en Mubi”, así que habría novedades más adelante.
La carta de los cineastas contra los intereses cruzados de Sequoia Capitals y la gestión empresarial de Mubi ha seguido atrayendo firmas en estos días.
A la fecha, también aparecen ahí los nombres de Robert Greene, Kazik Radwanski, Carson Lund, Michael Basta, Blake Williams, Iva Radivojevic, Ben Rivers, Bingham Bryant, Kit Zauhar, Ian Edlund, Sarah Friedland, Kathleen Chalfant, Constance Tsang, Truong Minh Quy, Deragh Campbell, Laura Huertas, John Smith, Andrea Luka Zimmerman, Erik Lund, Maureen Fazendeiro, Courtney Stephens, Eric Baudelaire, Camilo Restrepo, Teddy Williams, Nahuel Perez Biscayart, Jussi Vatanen, Neo Sora, Todd Chandler, Silvan Zürcher, Dominga Sotomayor, Robert Colom-Vargas, Kathryn Hamilton / sister sylvester, Ramon Zürcher, Monica Sorelle, Simon(e) Jaikiriuma Paetau, Noaz Deshe , Alex Russell, Christopher Makoto Yogi, Eddie Huang, Alexandre Koberidze, Faraz Fesharaki, Ivan Marković, Paula Rodriguez Polanco, Abbas Fahdel, Nele Wohlatz, Hannes Bruun, Avi Mograbi, Nadav Lapid, Ari Folman y Rachel Leah Jones.