El argentino Matías Piñeiro habla de su laboratorio creativo, en entrevista para Cinema Tropical

El realizador Matías Piñeiro, una de las voces más notables del cine de autor en la región, conversó sobre sus métodos de creación y su obra en una nueva entrega de TropiChat 20, un programa especial de entrevistas producidas por Cinema Tropical a propósito de su vigésimo aniversario, que interroga a algunos protagonistas del paisaje cinematográfico contemporáneo de América Latina.

Director de filmes tan memorables como El hombre robado (2007), Viola (2011) e Isabelle (2020), Matías Piñeiro abordó, con la elocuencia y la agudeza que le son características, su trayectoria profesional, la logística de sus procesos de trabajo, los métodos de producción, y particularidades de sus obras, dejando constancia, otra vez, de su proteico y singular imaginario autoral.

En la entrevista se conversa extensamente sobre El hombre robado, película que ha estado llamando la atención de críticos y cinéfilos desde su estreno. La aventura estética desplegada por Piñeiro en este filme conjuga una osada problematización del lenguaje audiovisual –continuas manipulaciones del tiempo de exposición, apuesta por el cine de atmósfera, remisiones intertextuales a la literatura y el teatro como soportes del discurso…– con un “realismo” enfocado en explorar las complejas personalidades y estados existenciales de individuos inmersos en situaciones o en circunstancias de vida muy particulares.

Piñeiro resulta tan sugestivo, además, por su excepcional relación con la literatura, en específico con la obra de Domingo Faustino Sarmiento y William Shakespeare, autores que han sido el punto de partida de sus filmes, sin que estos consumen nunca adaptaciones propiamente dichas. La originalidad con que se ha adueñado de personajes, líneas narrativas, conflictos y vectores discursivos procedentes de textos puntuales de esos escritores para diseñar sus películas evidencia un vigor artístico y una inventiva invaluables, junto a una marcada sensibilidad ante la contemporaneidad fílmica.

Por otro lado, sus estrategias de producción siempre se sitúan al margen de los patrones dictados por el cine comercial y su labor se sostiene con un mismo equipo técnico y actoral, dos prácticas esenciales en su metodología creadora, que también han mantenido el nombre del director argentino en el centro de la mirada crítica.

Justo algunas de las cuestiones mencionadas anteriormente fueron comentadas en la entrevista que moderó Carlos A. Gutiérrez, fundador y director ejecutivo de Cinema Tropical, quien comenzó explorando los inicios del director argentino y sus años de estudios en la Universidad de Cine de Buenos Aires. ¿Qué le aportó la institución, qué legado dejó en él?, empieza por indagar, para introducir luego las realizaciones más recientes de Piñeiro: Isabella (2020) y Sycorax (2021).

Isabella da continuidad a la serie shakespeariana que Piñeiro viene realizando hace varios años, un grupo de películas enfocadas en auscultar los personajes femeninos de algunas comedias del dramaturgo inglés; personajes que, a su vez, le sirven para hurgar en el mundo interior y los conflictos de determinadas individualidades. La película ha transitado con éxito por varios festivales internacionales de prestigio, como el de Berlín, el de Mar del Plata y el de Gijón.

Inmerso en las vicisitudes de una actriz que aspira a obtener el rol protagónico en un montaje de la obra del dramaturgo inglés, Medida por medida, el filme encuentra su excepcionalidad en el ensamblaje temporal de la narración, orquestada como un rompecabezas, que entrecruza los enfrentamientos de esta actriz con otra, presentada como su rival para la obtención del rol. En este laberíntico entrecruzamiento temporal, en el que abundan diálogos naturalistas deudores del estilo de Eric Rohmer, somos sumergidos en las angustias y ansiedades de una personalidad, en las relaciones entre arte y vida, y en experiencias que marcan o definen una actitud ante el mundo.

La otra película, Sycorax, es un cortometraje que Piñeiro codirigió con Lois Patiño, y que participará en la próxima Quincena de Realizadores de Cannes. Patiño, documentalista y cineasta experimental de Galicia, en palabras de Piñeiro, hace una obra opuesta por completo a la suya, basada en el silencio y la contemplación. Sin embargo, es justo esa divergencia la que produjo, aclara el realizador, una atracción entre ellos y una sinergia creativa altamente productiva.

Sycorax continúa con la línea shakesperiana. Toma al personaje homónimo de La tempestad, y construye a partir de él un relato interesado en las resonancias descolonizadoras que pesan sobre el mismo.

En la entrevista, Carlos A. Gutiérrez se interesó especialmente por dichas relaciones de Piñeiro con la literatura y el teatro. El cineasta explicó que ambos mundos han sido un camino para evitar la página en blanco; un impulso para su imaginación que, además, le han permitido no ver el cine como un todo aislado, como una burbuja independiente de otros campos artísticos.

En otro momento de la conversación, interrogado sobre la posible influencia que el Nuevo cine argentino ejerció sobre él, Matías Piñeiro comenta que fue durante su tránsito por la Universidad que cobró conciencia de las singularidades de las producciones de dicho cine. Durante su adolescencia, el consumo de películas, tanto comerciales como de autor, incluso de obras que lo marcarían especialmente, como Silvia Prieto (Martín Rejtman, 1999), fueron la apertura al universo extraordinario del cine. Luego la Universidad le permitió deslindar entre un tipo de producción y otro; durante esos años de estudio descubrió cuán próxima estaba Silvia Prieto de sus propias búsquedas estéticas. Entonces comenzó a descubrir maneras de producción alternativas, más cercanas al principio de experimentación que le interesaba; se enfrentó con una visión del cine y de la creación paralela a aquella de la industria.

Según expone el cineasta, fue durante la realización de El hombre robado –que originalmente sería un corto– cuando descubrió su camino creativo. A través de anécdotas acerca de cómo su ópera prima pasó de un cortometraje a un largometraje, apunta la desconfianza que le producen los esquemas rígidos impuestos por el mercado, y la manera en que estos atentan contra el proceso de creación.

La conversación también giró sobre otros temas no menos importantes: los métodos de trabajo con el grupo de actores y el papel que han desempeñado en la consumación de sus obras; el vínculo que sostiene con su director de fotografía; el lugar que ocupa la ciudad de Buenos Aires en sus filmes; su relación con la industria y los procesos de financiación de las películas; su experiencia como programador en el festival Punto de vista y la manera en que este oficio influye en su creación fílmica.

Para concluir, Piñeiro habló brevemente sobre sus próximos proyectos, explicando su interés particular en la poesía de Safo y su idea de trabajar en un futuro con el escritor Mario Bellatin.

Esta entrevista queda como un valioso material para conocer mejor la creación de un autor de vanguardia dentro del escenario fílmico de América Latina, que ha trasgredido las normas fijadas por el establishment, produciendo una obra colmada de experimentación y búsquedas estilísticas arriesgadas que lo colocan como una referencia en los principales circuitos cinematográficos del orbe.

Y por supuesto, la entrevista a Piñeiro es, además, otra contribución al valioso archivo que ha estado conformando Cinema Tropical durante varios años, proyecto encaminado a trazar un mapa de la industria fílmica latinoamericana, su impacto en la contemporaneidad y sus actuales particularidades.