‘Matar el realismo’: un libro para indagar en el pensamiento y en el misterio de Miguel Coyula 

0
‘Matar el realismo’ (interior); Miguel Coyula
‘Matar el realismo’ (interior); Miguel Coyula (IMAGEN YouTube / Miguel Coyula - captura de pantalla)

Miguel Coyula es una voz excéntrica del cine cubano, incluso dentro de su movida independiente. Alrededor de tal afirmación existe un consenso que es consecuencia tanto de su personal estilo cinematográfico como de su particular metodología de producción. De la resonancia de su catálogo da fe la sistemática atención de la crítica especializada ante cada estreno suyo. A propósito de Cucarachas rojas (2003), se escribió en la revista Variety: “un triunfo de la tecnología en manos de un visionario”, y sobre su más reciente filme, Corazón azul (2021), el historiador Paulo Paranagua dijo: “una de las revelaciones más apasionantes del siglo XXI”. Semejantes criterios no pueden resultar sino del irreverente formalismo de Coyula y de su nihilista visión del mundo; o sea, de su imponente sensibilidad artística.

Aunque las películas de Coyula no dejan indiferente a nadie, todavía el conjunto de su producción aguarda muchas más discusiones e indagaciones críticas. (Entre nosotros, Dean Luis Reyes le ha dedicado atentos e inteligentes análisis, incluidos en su libro El gobierno de mañana). La obra de este enfant terrible del cine independiente pertenece a la estirpe de experimentadores como Godard (en el cine) o Burroughs (en la literatura); por tanto, no se agota con facilidad, pues está llena de capas y pliegues en su amalgama audaz de técnicas y sentidos. 

Para contribuir, justamente, al estudio/comprensión de la producción cinematográfica (y también literaria) de Coyula, el sello editorial madrileño Hurón Azul acaba de publicar un notable volumen de sugestivo título, Matar el realismodonde el realizador compila reflexiones y crónicas de su autoría, entrevistas que ha ofrecido a lo largo de su carrera, un par de clases magistrales sobre sendas películas suyas, y algunos ensayos (de otros autores) sobre su creación fílmica y literaria. 

Señaló el autor a Rialta Noticias que cuando recibió la invitación para compilar sus escritos pensó que “podría ser interesante hacer un libro que espejeara la propia hibridez de géneros y formatos de mis películas y novelas, e incluir entrevistas, crónicas, galerías de fotos, fotogramas de películas…”.

Según la nota de contracubierta, el volumen es “un viaje en el tiempo” en tanto repasa el trabajo de Coyula y las circunstancias/motivaciones propiciadoras de sus filmes y novelas. Pero una descripción más precisa sería que Matar el realismo acoge (en forma de entrevistas, crónicas o artículos de opinión) el pensamiento de Miguel Coyula, sus ideas acerca de la creación y el paisaje cultural, político y artístico en que produjo cada obra, así como los accidentes/criterios que condujeron a una u otra decisión creativa. En tal sentido, este corpus textual devela a un individuo lúcido respecto de sus operaciones artísticas, consciente desde muy temprano del camino que aspiraba a seguir.

Al repasar Matar el realismo, que incluye textos fechados entre 1999 y 2024, llama la atención la fidelidad de Coyula a sus ideas. En una de las entrevistas –realizada por Amilkar Feria Flores y publicada originalmente en Árbol Invertido en 2021–, este último confiesa al realizador que percibe “en toda [su] obra una coherencia conceptual y temática asombrosa”, y dice también: “Es como si, desde Pirámide, tuvieras un programa bien claro de tu derrotero”. Si bien son estimulantes las opiniones arrojadas por Coyula a propósito de sus filmes –acerca del proceso de creación de cada trabajo, de las experiencias de recepción vividas, de sus enfrentamientos con la censura…–, todavía es más importante en Matar el realismo la presencia, a ratos subrepticia, de “ese programa creativo”, de las claves del imaginario propiciador de las películas y de las novelas. Visto desde esa perspectiva, leer este volumen publicado por Hurón Azul entrega armas para enfrentar la embestida singular de este autor.

- Anuncio -

Pocas veces se enfrenta uno a un creador capaz de racionalizar y exponer con trasparencia los resortes con que saca adelante sus obras. En las páginas de Matar el realismo, Coyula repasa las marcas de su estilo –el idioma singular, diría Susan Sontag, en que se expresa en tanto autor–, así como su metodología de producción, y devela cómo, sin renunciar a sus obsesiones, consigue consumar obras envueltas siempre en un aura de auténtica innovación. En “Realidad alternativa” –una entrevista de 2004–, ya aparece un Coyula desvinculado del proyecto ICAIC y de las ideas cosificadas de cubanidad. Sobre este último tema vuelve en “La identidad geográficamente definida”, un artículo publicado en 2006 en La Gaceta de Cuba; ahí discutía una problemática central ahora mismo en la agenda del campo cinematográfico. En otras entrevistas (por ejemplo, aquellas ofrecidas a Julio Ramos, Dana Knight, Jorge Enrique Lage, Luis Álvarez), pero, fundamentalmente, en las clases magistrales sobre Memorias del desarrollo Corazón azulexplica su interés en hibridar técnicas y operar con códigos del collage –que imprime tanto a la estructura narrativa como a la composición plástica del plano visual–; asimismo, reflexiona en torno a su atracción por personajes dislocados, sitiados por circunstancias extremas o por la propia Historia, seres desajustados que parecen ir siempre a contracorriente de sí mismos.

Quizás el perfil más interesante de Matar el realismo es aquel donde Coyula se revela como un autor esencialmente formalista. Y esto no quiere decir que se muestre como uno interesado nomás en el trabajo con los recursos expresivos y el modelado del estilo. Eso significa que Coyula es un director preocupado, en principio, por problemáticas del lenguaje cinematográfico. (En más de un artículo o una entrevista comprendida en el libro se evidencia que sus novelas son otro ámbito expresivo donde desplegar, dar forma, a esas preocupaciones suyas). El título de la compilación apunta hacia ese desasosiego vinculado al lenguaje. El sintagma “matar el realismo” es una declaración de principios. Ni el cine ni la literatura de Coyula se deben leer al nivel de sus líneas argumentales, pues la auténtica dimensión artística de su quehacer se encuentra en cómo doblega (casi a la manera de un alfarero) sus materiales expresivos para formar sus obras. El nihilismo, la iconoclasia, la anarquía del director de Cucarachas rojas no es lo que manifiestan sus personajes sino lo que alimenta sus ensayos estéticos.

‘Matar el realismo’ (portada); Miguel Coyula
‘Matar el realismo’ (portada); Miguel Coyula (IMAGEN huronazul.es)

En más de una ocasión, en Matar el realismo, Coyula hace comentarios como el siguiente: “hasta la ciencia ficción más rebuscada tiene sus bases en el mundo real”. El volumen, de manera tácita, expone cómo “matar el realismo” (el realismo tradicionalmente entendido como reproducción analógica de la realidad); ello implica para el realizador acercar su sensibilidad a las formas donde mejor se expresa, y también encontrar nuevos caminos para explorar un mundo que no se puede pensar solo con el realismo como herramienta. Para aquellos interesados en indagar en su obra, este libro precisa esa tradición donde Coyula aspira a ser leído.

En buena medida, los momentos más reveladores de Matar el realismo son aquellos en que el realizador se presenta ya no como artista sino como intelectual. Un conjunto considerable de los materiales de su autoría fue motivado por la necesidad de Coyula de intervenir en los debates públicos del campo cinematográfico y político de la isla. Y no solo destacan artículos cercanos en el tiempo, donde opina/reflexiona alrededor de la censura, la operatividad de las instituciones cubana, el Decreto-ley 349, el plantón de los artistas cubanos frente al Ministerio de Cultura (27N), etc. También resultan sugestivos textos de opinión más lejanos en los que medita sobre la independencia creativa en el cine, las posibilidades de un arte político, las trampas del mercado del cine de arte, o la situación de los creadores en el país… Al respecto se puede leerse “Cine independiente, cine pendiente”; “La libertad, el miedo, la locura”, o “Dentro de la institución: todo, fuera de la institución: nada”. 

‘Matar el realismo’ (interior); Miguel Coyula
‘Matar el realismo’ (interior); Miguel Coyula (IMAGEN YouTube / Miguel Coyula – captura de pantalla)

Asimismo, otros artículos testimonian su experiencia personal con la censura política tras la salida de Nadie Corazón azul (y no solo en Cuba)filmes que despliegan contundentes críticas a la figura de Fidel Castro y su proyecto de sociedad. Esta zona de Matar el realismo llega a ser tan significativa porque revela la esencia coercitiva del poder en la isla, y también porque ofrece pautas sustanciales para dimensionar el discurso artístico de este cineasta y escritor cubano.

Matar el realismo es esencial ya, en este minuto, para auscultar la vasta creatividad de Coyula. Resulta un estimulante y un facilitador de los esfuerzos para comprender el misterio de sus obras. Y este no sería más que un desafío que arroja puntualmente a sus espectadores, dado su convencimiento de que “la muerte del misterio es la muerte del arte”.

Deja un comentario

Escriba su comentario...
Por favor, introduzca su nombre aquí