Frank O. Gehry, gigante de la arquitectura contemporánea y prócer último de la fluidez y el dinamismo estáticos, murió este viernes 5 de diciembre a los 86 años en su casa de California, Estados Unidos.
De acuerdo con su equipo, el artífice canadiense –responsable de edificios tan sorprendentes como el Museo de Arte Weissman de Minneapolis o el célebre Nueva York de Gehry, en el número 8 de Spruce Street– se fue tras una breve afección respiratoria.
Su hogar en Santa Mónica, en el área de Los Ángeles, fue en principio diseñado como una extensión de un bungaló de estilo holandés, que remodeló hacia 1978 experimentando con nuevas ideas y materiales. Con ella cimentó su primera relevancia…
La fama de Gehry alcanzaría escala global –al punto de convertirse en el más reconocido arquitecto norteamericano vivo– tras la construcción en 1997 el Museo Guggenheim de Bilbao, del cual se dice cambió para bien –gracias a lo que se llamó “el efecto Guggenheim”– el sino decadente de esa ciudad industrial en el norte de España.
Fue una superestrella rutilante y puede que algo tardía, pero sobre todo fue un revolucionario en el uso del metal –titanio, acero inoxidable, acero corrugado, pero también las mallas metálicas o la madera contrachapada–, que empleó siempre para otorgar movimiento a las siluetas de sus obras.
“El carácter aditivo y de collage de su casa [en Santa Mónica], basada en estructuras de madera semiindependientes, se convirtió en el lenguaje característico de su obra en los años ochenta, que se presentó en la exposición Arquitectura Deconstructivista del MoMA en 1988 y en una retrospectiva de la obra de Gehry en el Museo Whitney de Arte Americano ese mismo año. En 1989 recibió el Premio Pritzker de Arquitectura, el galardón internacional más prestigioso en este campo. En esa época terminó el Museo de Diseño Vitra [Weil am Rhein], en Alemania, su primer edificio en Europa, y el diseño del Walt Disney Concert Hall, en Los Ángeles, que no se construyó hasta 2003. En estas obras, Gehry exploró la forma escultórica de la arquitectura como una propuesta sintética y unificadora”, resume el Museum of Modern Art. “En la década de 1990, el lenguaje formal de Gehry experimentó un giro hacia formas curvilíneas complejas, de las cuales su diseño más notable sigue siendo el Museo Guggenheim de Bilbao, España (1997). Gehry concibe estas formas a través de una serie de bocetos a mano alzada que han ido ganando en complejidad debido, en parte, a los avances en el software informático. Este desarrollo formal en su arquitectura se ha convertido en el sello distintivo de su obra posterior”.
Gehry diseñó otros importantes auditorios y pinacotecas alrededor del mundo, como el Jay Pritzker Pavilion de Chicago y el Pierre Boulez Hall de Berlín, o el Museum of Pop Culture de Seattle, el Biomuseo en la Ciudad de Panamá y el Guggenheim Abu Dhabi, todavía por inaugurar.
Otras edificaciones representativas de su visión son el Lou Ruvo Brain Institute, en Las Vegas; la Bodega-Hotel Marqués de Riscal, en Álava), España; la Casa Danzante de Praga; la Torre Gehry, en Hannover, Alemania; la Universidad de Minnesota, en Minnepolis, o la La Fondation Louis Vuitton, en París.
Además del Pritzker, Ephraim —Frank— Owen Goldberg (Toronto, 1929 – Los Ángeles, 2025) recibió los más grandes reconocimientos de su campo a nivel mundial, del Arnold W. Brunner Memorial Prize in Architecture (American Academy of Arts and Letters), en 1977, así como el Premio de la Fundación Wolf de las Artes (Arquitectura) y el Praemium Imperiale Award for Architecture, de la «Japan Art Association», en 1992, a la Medalla de Oro del American Institute of Architects, en 1999, la Medalla de Oro del Royal Institute of British Architects, en 2000, y la Gold Medal for Architecture (American Academy of Arts and Letters), en 2002.
Mereció asimismo el título de Comendador de la Orden de Canadá (2002) y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (2014).
