
En medio una agria polémica y una amplia campaña de rechazo que incluyó libreros y diversas voces del ámbito público en España, la editorial Anagrama suspendió “voluntariamente”, y “de manera indefinida”, la distribución de El odio, de Luisgé Martín, donde se reconstruye el mediático crimen de José Bretón, condenado a 40 años de prisión por el asesinato en 2011 de sus dos hijos.
Luego de que diversos establecimientos -en primer lugar, la Librería Carmen, en Parla, Madrid– llevaran adelante un boicot (“En mi librería no”) por considerar que la obra revictimiza a Ruth Ortiz, la madre de los niños asesinados, el sello catalán emitió este jueves un comunicado en que “se mantiene en su decisión de respetar la petición de las medidas cautelares solicitadas por la Fiscalía para paralizar la distribución de la obra”, al tiempo que subraya que “el único autor de la obra es el escritor y periodista Luisgé Martín” y desmiente cualquier pargo “al condenado por los horribles crímenes cometidos en 2011”.
“Anagrama considera que, en una sociedad democrática, debe existir un equilibrio entre la libertad creativa como derecho fundamental y la protección de las víctimas”, se lee en la nota. “Las obras que se inspiran en hechos reales, como es el caso de El odio, requieren de una dosis doble de responsabilidad y de respeto. Por eso, en un ejercicio de prudencia y de forma voluntaria, la editorial ha decidido mantener la suspensión de la distribución de la obra de manera indefinida”.
Más adelante, añadía Anagrama: “La editorial manifiesta el respeto absoluto que Ruth Ortiz merece y lamenta el dolor que las informaciones divulgadas sobre la publicación y la distribución del libro hayan podido causarle”.
Nuevo comunicado de Anagrama sobre ‘El odio’ de Luisgé Martín: https://t.co/6nV4aZjJVm pic.twitter.com/yg8PrwOo3F
— Editorial Anagrama (@AnagramaEditor) March 27, 2025
Este jueves, Ruth Ortiz envió a su vez un escrito a la prensa en que señala: “El daño está hecho, pero hoy siento algo de alivio”. Agradeció también el apoyo recibido todos aquellos que colaboraron “para que la editorial Anagrama haya tomado la decisión de hoy”; explícitamente, se refirió “a todos los fiscales implicados”, así como a asociaciones de mujeres y a “amigas y hermanas en el dolor, con hijos asesinados”.
Muchos en redes sociales han destacado que el victimario habría encontrado, a través de su testimonio, y por ende del libro, una nueva forma de hacer daño. El caso ha renovado en España el debate público en torno a la violencia vicaria.
El Diario.es plantea algunas de las cuestiones en juego: “¿Hay que tolerar que las víctimas se vean expuestas una y otra vez al trauma en cualquier formato posible? ¿Qué matices nuevos hay en este choque, que no es el primero, entre la protección de la intimidad y la libertad de expresión?”. El título del podcast citado formula el asunto en estos términos: “Prohibir un libro: el caso Bretón”.
Algunos han recordado en estos días libros que también se construyen a partir de los testimonios de feroces criminales como el clásico A sangre fría, del norteamericano Truman Capote, o El adversario, del francés Emmanuel Carrère; ambos publicados por la misma Anagrama, como también Magnetizado, la crónica de Carlos Busqued que se asoma a “la mente de un asesino enigmático que conmocionó a Argentina en 1982”.
La obra de Carrère arroja luz sobre un caso que conmocionó a la opinión pública francesa en los noventa: “El 9 de enero de 1993, Jean-Claude Romand mató a su mujer, sus hijos, sus padres e intentó, sin éxito, darse muerte”, apunta la nota de presentación de Anagrama. “La investigación reveló que no era médico, tal como pretendía y, cosa aún más difícil de creer, tampoco era otra cosa. Mentía desde los dieciocho años. A punto de verse descubierto, prefirió suprimir a aquellos cuya mirada no hubiera podido soportar. Fue condenado a cadena perpetua”.
En el caso de El odio, una diferencia fundamental sería que una de las víctimas del crimen sigue viva; es un caso de violencia vicaria, que se define, según Amnistía Internacional, como “una forma de violencia de género por la cual los hijos e hijas de las mujeres víctimas de violencia de género son instrumentalizados como objeto para maltratar y ocasionar dolor a sus madres”.
Y justamente uno de “los grandes problemas de base” que se imputan Luisgé Martín –ganador del Premio Herralde de Novela por Cien noches— y su última obra es que “no le interesan otras perspectivas y opta de manera deliberada por centrarse en la del asesino, en la de José Bretón, el hombre que mató a sus dos hijos, de seis y dos años de edad y los quemó hasta incinerarlos por completo”. En un reciente artículo en Infobae, Beatriz Martínez insiste en ello: “Y esto genera algunos problemas. No solo porque la madre de los niños, Ruth Ortiz, ni siquiera estuviera al tanto de la publicación de este libro ni se le hubiera consultado sobre él (algo que perpetúa el daño hacia su persona y la violencia vicaria de la que fue objeto), sino porque resulta imposible alcanzar el conocimiento total de una persona sin ponerlo en el contexto de su entorno más próximo”.
“Quizás por esa razón”, prosigue Martínez, “los ejemplos a los que quiere parecerse El odio, y que se encuentran «referenciados» en numerosas ocasiones en el libro (es decir, A sangre fría, de Truman Capote y El adversario, de Emmanuel Carrère) se configuran como relatos de naturaleza poliédrica, dotando de una mayor entidad a aquello en lo que se pretende profundizar”.
Por lo pronto, Ruth Ortiz ha interpuesto ante la Fiscalía en España una denuncia por un posible delito de quebrantamiento de condena por parte del reo, cuya sentencia comprendía “la prohibición de comunicación con ellos por cualquier medio, durante veintiún años por cada delito de asesinato”. La madre considera que ello se ha violado al publicarse en medios de comunicación fragmentos de El odio,que recoge el testimonio de José Bretón.
Los ejemplares del libro debían llegar a las librerías el miércoles último, pero el martes la Fiscalía de Menores consiguió que progresara su interdicción ante la Audiencia Provincial de Barcelona.