MIAMI.- Un intercambio en la red social X (antes Twitter) entre el dictador cubano Miguel Díaz-Canel y el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau, derivó este jueves en una disputa pública que dejó muy mal parado al mandatario caribeño. El altercado refleja la creciente tensión diplomática en vísperas del debate anual en la Asamblea General de la ONU sobre el embargo estadounidense a Cuba.
Este miércoles Díaz-Canel acusó a Washington de “presionar y engañar” a gobiernos extranjeros para modificar su voto en la resolución que, desde 1992, reclama el fin del embargo vigente hace más de seis décadas.
“El Gobierno de EE. UU. presiona y engaña a varios países para que cambien su posición tradicional contra el Bloqueo a nuestro pueblo. Temen el rechazo de la abrumadora mayoría de la comunidad internacional a su política genocida y de asfixia económica contra Cuba”, escribió el mandatario en su cuenta oficial.
La publicación provocó una dura réplica de Landau, quien negó las palabras de Díaz-Canel, acusándolo directamente de mentir, y negó la existencia de un “bloqueo”. En su lugar, responsabilizó al propio régimen cubano por la crisis económica que atraviesa la isla.
“Ni siquiera usted ha de creer sus mentiras cada vez más descaradas. No existe un ‘bloqueo’ a su país; si fuera así, ¿cómo llegaría todo ese petróleo mexicano y esos turistas alemanes y canadienses? El único ‘genocidio’ que hay por allá es el que ustedes cometen contra su propio pueblo, sometiéndolo al hambre y la miseria por sus fallidas políticas comunistas que no trabajaron en la URSS ni en Cuba. (…) ¿Por qué no permiten que su propio pueblo vote?”, respondió el diplomático estadounidense en el mismo hilo inciado por el dictador caribeño.
Landau, abogado y exembajador de Estados Unidos en México entre 2019 y 2021, ocupa desde inicios de 2025 el cargo de subsecretario de Estado, y es considerado uno de los funcionarios más críticos del régimen cubano dentro del actual gobierno estadounidense.
Denuncias del régimen cubano
Las declaraciones se produjeron en el contexto de una ofensiva diplomática del gobierno cubano, que acusa a Washington de desarrollar una “campaña de presiones intimidatorias y engañosas” sobre gobiernos de América Latina y Europa para alterar su posición tradicional en la votación de la ONU.
El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, afirmó el miércoles en conferencia de prensa que dispone de “información fidedigna” y “evidencia irrefutable” de que el Departamento de Estado estadounidense instruyó a sus embajadas para persuadir a varios países de abstenerse o votar en contra de la resolución.
Según el canciller, los documentos muestran una “estrategia activa de coacción diplomática” que incluiría advertencias sobre posibles sanciones y restricciones de visados a gobiernos que mantengan su apoyo a Cuba.
Rodríguez leyó fragmentos de dos comunicaciones presuntamente enviadas por Washington los días 8 y 17 de octubre, en las que se afirma que “no existe bloqueo contra Cuba” y se exhorta a los gobiernos a rechazar la resolución. “Termina con la amenaza más directa que yo he visto en esta campaña brutal de cañoneras”, dijo el canciller, calificando los textos como “mendaces y calumniosos”.
El funcionario también aseguró que el embargo constituye “la causa principal de los problemas de nuestra economía” y “el obstáculo fundamental para el desarrollo del país”, una posición que contrasta con la del Departamento de Estado, que atribuye la crisis cubana a la corrupción y las políticas internas del régimen.
La Asamblea General de las Naciones Unidas tiene previsto debatir los días 28 y 29 de octubre la resolución titulada “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.








