La Biblioteca Municipal de Concepción, Chile, exhibe hasta el sábado 14 de septiembre Rastros de la diáspora cubana en Chile, exposición del fotógrafo Ruber Osoria (Contramaestre, Santiago de Cuba, 1992). Este artista visual, que dejó la isla en 2018 y, desde entonces, reside en aquel país sudamericano, presenta en esta muestra –como indica su título– un testimonio “de hombres, mujeres y niños cubanos que han cruzado fronteras y han dejado atrás sus hogares y familia en busca de una vida mejor en Chile”, según se informa en nota de prensa.
Inaugurada el pasado 17 de agosto, Rastros de la diáspora cubana en Chile es una suerte de extensión del primer fotolibro homónimo de Osoria, realizado en colaboración con al fotógrafo chileno Fernando Melo Pardo (responsable de la edición del volumen) y el periodista cubano Arnoldo Fernández Verdecia. Este último trabajó desde la isla en las entrevistas que –a manera de testimonios de las mismas personas capturadas por el lente de Osoria– complementan y enriquecen las instantáneas incluida en el fotolibro. Ambos trabajos, cuaderno y exposición, resultaron de la participación del artista en el Programa de Becas de Resiliencia para Artistas Cubanos Migrantes de Artists at Risk Connection (ARC) y PEN Internacional.
A propósito de estos proyectos de Osoria, los equipos de estas organizaciones señalaron que “la fotografía de Ruber redefine y visibiliza la cubanidad a través del registro del creciente número de personas que se han establecido en territorio chileno y de documentar cómo una cultura comienza a resignificarse. Las fotos y las historias que conforman el libro matizan la idea de la diáspora en toda su complejidad”.
En el marco del complejo panorama migratorio cubano actual, y dada las frecuentes violaciones los derechos humanos por las autoridades y el aumento de la represión/censura contra las voces disidentes en la isla, ARC y PEN Internacional también subrayaron: “Rastros de la diáspora cubana en Chile retrata la humanidad colectiva, deconstruye muros y pone de relieve las historias, los momentos cotidianos y las expresiones de una comunidad migrante que cobra una vez más consciencia ante la preocupante condición de su país natal”.
Los retratos y escenas cotidianas capturados por Osoria, sus imágenes de las geografías de Cuba y Chile, se emprendieron bajo una voluntad etnográfica y documental. El fotógrafo se propuso cartografiar, emocional y culturalmente, esa comunidad humana que también es Cuba, y que afronta innumerables desafíos al renunciar a todo cuanto conoce para comenzar desde cero en un región desconocida para ellos. Los testimonios incluidos en el fotolibro trasparentan esa resiliencia y ese sacrificio, tanto la felicidad como el dolor, el éxito y el fracaso inherentes a los procesos de emigración y de asentamiento en otro país. El título mismo advierte el deseo de seguir los pasos de toda una comunidad.


“El proyecto busca humanizar a la comunidad cubana en Chile, desafiando los discursos estigmatizadores sobre los migrantes, a la vez que resalta sus contribuciones en salud, deporte o cultura a su nueva patria adoptiva”, precisa Osoria en diálogo con Rialta Noticias. “Quise capturar la esencia de la vida cotidiana de los migrantes, mostrando sus rostros, sus emociones y sus historias de una manera íntima y realista. Utilicé retratos a color y en blanco y negro para resaltar la humanidad y la profundidad de cada individuo, y para crear una conexión emocional más fuerte con el espectador. Los retratos permiten una conexión directa con los sujetos, mostrando sus expresiones y emociones de manera clara y poderosa. Las escenas cotidianas, por otro lado, ayudan a contextualizar sus vidas en Chile, mostrando cómo se adaptan y cómo encuentran su lugar en un nuevo entorno, así como visibilizar los distintos oficios a los que se dedican”.
Aunque es parte del proceso de promoción del fotolibro, la exposición incluye materiales no incluidos en este último, que complementan las investigaciones del artista alrededor de la diáspora cubana en Chile y que favorecen el proceso de recepción de las imágenes. El espacio de la Biblioteca Municipal de Concepción acoge, esta vez, las experiencias de individuos nacidos en territorio chileno, hijos de cubanos y chilenos, y, además, presenta un conjunto de imágenes que compendian la huella dejada por los emigrantes en Chile al paso de los años. Con este propósito, el fotógrafo tomó capturas de pantalla de “noticias y periódicos de los cubanos que han alcanzado logros en Chile, como el atleta del decatlón Santiago Ford y el pintor Mario Carreño”, pues tiene también el particular interés de apostar por “el screenshot como un lenguaje comunicativo y visual propio de la contemporaneidad”.
Por otro lado, se ofrece al público un conjunto de estadísticas recogidas en las oficinas de inmigración en Chile: el número de nacionalidades entregadas a cubanos, las solicitudes de residencia temporal, la cantidad de personas provenientes de la isla que han entrado al país entre 2013 y 2023, la distribución de cubanos por ciudades… Y también se presentan documentos importantes en cualquier experiencia migratoria como las cartas de expulsión y los certificados de viaje, que ponen de relieve el carácter antropológico de esta investigación visual.



“Me enfoqué en el ser humano”, dice Osoria. “Intenté no caer en clichés políticos”. Uno de sus objetivos es que los visitantes de la muestra conecten con “individuos sacrificados, que lo han dejado todo; no quiero que vean emigrantes sino seres humanos, abuelos que llevan consigo la memoria de su tierra, madres y padres que han salido por un futuro mejor para los hijos; que adviertan la resiliencia, el sacrificio, el dolor…”.
Asimismo, esta exposición es “un llamado a la empatía y la solidaridad con la emigración”, agrega. “No solo con la diáspora cubana, que representa un 1.2 por ciento [del total de emigrados], somos alrededor de 19 mil cubanos en Chile. [Quiero] también hacer un llamado a eliminar las fronteras entre las diásporas, intento proyectar un discurso político al respecto”. Para este creador, “la fotografía es también una forma de militancia”, en tanto intenta eliminar el estigma de comunidades exiliadas como la venezolana o la colombiana, dejando ver “que la violencia no es inherente a la emigración, que la violencia y la marginalidad son inherentes a la falta de oportunidades”.


Rastros de la diáspora cubana en Chile, subraya Osoria, “es para mí un álbum familiar, de esa familia que es la diáspora”. Y en tal sentido, ambos proyectos son también trabajos autobiográficos. La exposición, por ejemplo, incluye algunas instantáneas “que si bien no tienen que ver directamente con la diáspora”, apunta, “sí reflejan [su] manera de interpretar la migración mediante la fotografía”. El proyecto en su conjunto viene a ser, dice, “una forma de procesar mi propia migración y crecimiento personal, y de conectar con mi comunidad en un nivel más profundo”.
Con estas historias visuales, con los retratos, los paisajes urbanos y rurales, con las estampas de la cotidianidad de estas personas, “busco mantener viva la memoria de nuestra tierra natal”, resume finalmente el autor de estas instantáneas. “Las fotografías capturan no solo la adaptación a un nuevo país, sino también la nostalgia y el amor por Cuba. Este proyecto es una forma de honrar nuestras raíces y de mostrar cómo llevamos nuestra cultura con nosotros, incluso en la distancia”.
Ruber Osoria se ha convertido, en poco tiempo, en un fotógrafo de referencia en la diáspora cubana. Sus imágenes cuentan con reconocimiento en varios eventos internacionales, como el Festival de Fotografía Emergente BFOTO (España), el Italian Street Photo Festival y el Festival Internacional de Santa Marta (Colombia). También publica con regularidad en diversas revistas cubanas e internacionales, y recientemente su serie Chile, el otro terremoto fue seleccionada en WE:NOW Festival Internacional de Jóvenes Artistas Creadores en Madrid.
Ruber es un diamante en bruto pero sé que llegará muy lejos; aptitudes tiene.