La segunda edición del Festival de cine Plan Dˈensemble (FCPE), con sede en Ville de Châteauguay, en Quebec, acogió este sábado 20 de septiembre el estreno mundial del cortometraje La cabane (La cabaña; 2025, 10ˈ), dirigido y escrito por la canadiense Maude Gagnon y el cubano Yordanis Domínguez Báez, así como la premier canadiense del largometraje Un homme sous son influence (Un hombre bajo su influencia; 2023, 77ˈ) de Emmanuel Martín Hernández.
Las ficciones de Martín y Domínguez comparten con otras 98 películas el programa de este evento, que transcurre del 19 al 21 de este mes y dedica sus sesiones a Costa de Marfil, bajo la divisa: “Iluminado por el cine, el futuro inspira eco-responsabilidad y celebra la diversidad y la inclusión”.
La cabane, concebido bajo el sello independiente Yorgo Producciones, es la crónica de una caída en picada, leve, sorda, imperceptible como las hojas que mueren bajo la nieve que inunda la mayoría de espacios por los que vaga su protagonista, Marie Fortin (interpretada por la propia Gagnon), hasta diluirse en el abismo del suicidio.
La opresiva atmósfera invernal como cul de sac definitivo que trasciende los paisajes boscosos quebequenses de Sainte Marcelline dé Kildare, sepultados bajo la nieve, e inunda los espacios domésticos en que Fortin ejecuta su ritual de despedida y muerte.
El concepto cromático escogido por los realizadores –que alterna el blanco y negro con colores sucintos, discretos, casi intrusos en medio del ambiente níveo o plúmbeo– subraya una desesperada agresividad, una forma de inhumanidad. Asfixia y desesperanza.
Fortin parece escapar, presa de la depresión, hacia un espacio de soledad y reconstrucción, pero su periplo conduce en realidad hacia el desarraigo y el adiós definitivo. Todo es alegoría. Los círculos concéntricos que dibuja en algún momento sobre el lienzo, la melodía quebrada que estalla sobre el piano, son señales unívocas, estaciones que la acercan a ese final ya inevitable.
El filme se alza sobre una contención expresiva que concentra la inmensidad abrumadora del invierno estéril en el rostro petrificado, resignado del personaje. Sus ojos en ocasiones se dirigen hacia ese vacío diegético que yace donde está el lente, el director, los espectadores. Rompe quizás su burbuja en una leve solicitud de ayuda, allende su propio mundo.
Marie Fortin se convierte en la mujer invisible sin necesidad de alquimias. Su muerte es el abrazo definitivo a una condición ignorada por el mundo, que sigue girando y nevando sobre su cuerpo inerme con la prolijidad indiferente de lo eterno.
Según comentó Domínguez Báez a Rialta Noticias, La cabane representó un punto de giro en las carreras profesionales de los tres principales implicados en su realización: Gagnon, quien tuvo la idea original de la película, y la protagoniza además de codirigir y coescribir el guion; Panayiotis Papadimitriou, quien compuso la música original, y el propio realizador cubano, encargado de la fotografía y el montaje además de la escritura y dirección.
Gagnon, trabajadora social, nunca había incursionado en el cine. Papadimitriou tampoco había compuesto música para cine. Domínguez Báez, también poeta, sí cuenta con una apreciable obra, inmersa plenamente en las formas libres y la búsqueda estética, pero afirma que La cabane “marca un hito” en su trabajo audiovisual.

“Es mi primera ficción, muy diferente de mis animaciones en stop motion de carácter minimalista, los videos poesía que realicé junto a mi amigo, el poeta Hugo Fabel, o el cine ensayo. Seguí otras pautas, otras visiones, otras intenciones. Es un antes y un después para mí como creador audiovisual. Me interesa todo lo experimental pero francamente, los videos poesía puedo hacerlos a los noventa años, porque no dependo de nadie”, reflexionó el cineasta. “Fue un momento para emprender el trabajo en equipo, colaborar con otras personas. Esto evidentemente implicó ciertas concesiones que tuve que hacer: abrirme a las ideas del resto. Creo que voy a trabajar un poco más en este tipo de películas, aunque no necesariamente sean dramáticas. Claro que nunca me voy a escapar del toque experimental o surrealista, porque es parte de mí el ver muchas veces las cosas desde la poesía, como parábolas, con ironía”.
El rodaje se hizo con “el mínimo de recursos posible”, confesó asimismo Domínguez Báez. “Tuvimos la opción de utilizar las casas de unos amigos, más el bosque que estaba muy cerca, una cabaña… y ya teníamos todas las locaciones. Yo contaba ya con las cámaras y las pocas luces que utilizamos, pues se priorizó la luz natural. Algo que nos ayudó mucho fue la propia espontaneidad. En algunas ocasiones nos salimos del guion, y logramos abaratar más aún el costo de producción y tiempo. Al principio queríamos buscar una actriz, pero Maude decidió asumir el rol. Nos ayudó mucho el hecho de ser un poco polivalentes. Y decidir no usar diálogos fue una de las cosas más sabias, pues no necesitamos a alguien que hiciera el sonido directo. Maude conoce la psicología de una persona en depresión, de alguien atormentado, y eso también nos evitó consultar a otros profesionales. Apenas tuvimos que comprar un atril y un cuadro para una de las escenas”.
Filmado en la ciudad de Montreal, donde Emmanuel Martín reside hace varios años, con mínimos recursos también, y estrenado mundialmente hace casi dos años durante la cuarta edición del Festival de cine INSTAR, el largometraje Un homme sous son influence no había encontrado cupo en festivales quebequenses o del resto del país, ni había tenido exhibiciones en salas canadienses.
En una entrevista para Rialta Noticias a propósito de aquel evento cinematográfico, Martín declaró: “Esta película me salvó la vida, literalmente. Llevaba dos años y medio, más o menos, viviendo, trabajando, regresando a casa, trabajando, regresando a casa, esperando por los papeles, por mi audiencia de refugiado político, extrañando a mi hijo, y era un proceso psicológico no muy bueno. No me sentía bien”.
Quien genera su obra audiovisual bajo el sello Independientes bajo tierra explicó entonces que, en su condición de inmigrante sin papeles, “no podía aplicar a ningún fondo; aun cuando en Canadá hay muchas maneras de conseguir financiamiento para el cine. Entonces decidí que quería filmar ya la película”, dijo. “Compré el equipamiento técnico: cámaras, luces, sonido, y empecé a contactar personas”.
Surgió así esta “crónica de un inmigrante” que es también la “de todos los inmigrantes que trabajan en la película”.



La proyección en Ville de Châteauguay cumple lo que en aquella conversación declaró que era su sueño: exhibirla en la ciudad que lo acogió.
“Le debo eso a mis actrices y actores. Los actores necesitan verse en una pantalla de cine. La noche del estreno es muy importante. No quieren ver la película en YouTube y pasarle un link a nadie. Los actores quieren ver su película en el cine en la noche de gala. Todo actor y todo músico quieren hacer eso: exhibir su obra ante el público; no exhibirla escondido. Esto es un arte escénico. Audiovisual, pero también escénico. Les debo eso a mis actores”, decía en noviembre de 2023. “Muchas veces siento ira, porque no he podido exhibirla en Montreal, en los grandes festivales que se celebran aquí. Y en eso estoy batallando. Si se exhibe en México, bien; si se exhibe en Argentina, ok; si se exhibe en Cuba, también; pero donde realmente quiero proyectarla es aquí, en su casa matriz”.