SAN LUIS POTOSÍ, México.- Aunque lleva 20 años lejos de las pantallas cubanas, los caribeños siguen identificando a Flora Pérez y admirándola, por el rastro de talento y buenos recuerdos que dejó su presencia en la televisión y el teatro cubanos.
Aunque hace 19 años salió de Cuba para reunirse con su hijo en Estados Unidos, Flora Pérez, natural de Guane, Pinar del Río, ha trascendido como una de las mejores actrices cubanas de todos los tiempos en el teatro, cine, y televisión.
Flora comenzó en la televisión cuando cursaba estudios en la Escuela Nacional de Arte (ENA). Por esa época, comenzó en el programa Haciendo Caminos, dirigido por Carlos Alegre, según reveló en una entrevista concedida al actor y locutor Abel Álvarez.
“Trabajé con muchos directores admirados, como Abel Ponce. Y con los actores Enrique Almirante, Jorge Villazón, Ernesto Tapia, Toni Cortés. Yo trabajé con muchísimos actores, sobre todo en Día y noche, que era un programa que paralizaba Cuba entera. Tengo un gran recuerdo de estos programas, porque prácticamente fui fundadora de Día y Noche”.
Flora Pérez, luego de hacer una sólida carrera en Cuba, emigró a EE.UU. al rededor de 2005, de forma ilegal, e ingresó a ese país por la frontera sur. En territorio estadounidense, los cubanos aún la recuerdan.
“Yo entré por la frontera, y como a la semana de yo estar aquí, voy a una peletería e inmediatamente se me quedan dos señoras mirando y me dicen, ‘ay, yo a usted la conozco de algún lugar’”. Entonces las dos mujeres le regalaron 11 pares de zapatos, una anécdota que ahora cuenta Pérez, risueña.
“Eso me pasa todos los días. Hasta en Atlanta, nosotros vivimos años en Atlanta, en Georgia y hasta allá la gente me reconocía”.
En Los Ángeles, donde ha residido, también agradeció la solidaridad de los cubanos. “Aquí la comunidad cubana es grande, no es muy grande a diferencia de la de Miami, pero igual también está esa solidaridad, porque es un exilio mucho más viejo, llegaron acá como en los 60, aproximadamente. Los cubanos siempre se ayudan unos a”, dijo.
En Miami, donde actualmente vive, y a pesar de ser una talentosa actriz, no ha tenido muchas oportunidades en la actuación. En esa ciudad, a los tres años de llegar, hizo algunos comerciales para promocionar medicamentos.
“Me llamaron de Sábado Gigante como dos o tres ocasiones y me trataron con tanta amabilidad, don Francisco me llamó al camerino y me quiso dar la bienvenida al programa, fueron tres veces que fui a Sábado Gigante”, contó.
En ese espacio, según relató, participó en algunas ocasiones. También actuó en una escena en Evaluna. “Con mucha pena porque ellos conocían de mi trayectoria como actriz en Cuba y era una escenita. Pero no hay escena pequeña. Aunque sea un solo bocadillo, yo le agradezco”.
En el teatro no ha sido invitada más que en una ocasión –cuando no pudo asistir– a actuar. “No creo que sea desconocimiento de los directores, pocos o muchos que estén dirigiendo acá en Miami. Sí conocen que estoy aquí, pero no me han invitado. No siento ese interés todavía”, lamentó.
En la entrevista repasó su experiencia en las series de aventuras, sobre todo en Los pequeños campeones. Cuando regresa a Cuba de visita, enseguida la reconocen por su papel de la mamá de Bienvenido en esa serie.
“Ah, mira quién está aquí, la mamá de Bienvenido, el pitcher de Las Villas”, recordó, sobre la aventura que grabó con Willy Franco en 1989.
“Hace muchísimos años que no sé de ese muchacho, Lo dejé estudiando en el ISA, el Instituto Superior. De Artes. Cuando él grabó con nosotros, él no era actor, pero después comenzó la actuación en el ISA. Muy talentoso”.
En un recuento de su juventud, Pérez narró su periplo hasta llegar a ser una de las más talentosas artistas cubanas.
Siempre le gustó cantar. Desde tercer grado comenzó en un cuarteto y así continuó hasta que un día en la secundaria, los directivos de su escuela le comentaron que acudiría un jurado de la Escuela de Arte de Pinar del Río para hacer captaciones, sin embargo, ella en ese entonces se había decantado por la medicina.
Aunque ella les insistió en que aspiraría más adelante a la carrera de Medicina, concursó y al paso de las semanas, recibió un Telegrama con una buena nueva de que había entrado a la ENA.
Pérez por primera vez salía de su pueblo. Al llegar a La Habana “Beatriz Valdés me llevó a Coppelia, a Coppelia. Hicimos una cola y ella me hablaba de los platos que había ahí, una ensalada, un banana split, y yo no sabía ni de qué me estaba hablando ella, que era de La Habana, para mí la ensalada era tomate, lechuga y pepino”.
Con su generación lograron crear un grupo que, aunque pequeño, era muy unido. Jorge Villazón, Beatriz Valdés, Mabel Roche, Faustino Pérez, María Caridad Morales, Rolando Brito, entre otros, fueron testigos del nacimiento de una carrera que iría en ascenso.
De su amistad con Villazón recuerda las visitas que este le hacía en Guane, cuando acudía a la casa natal de Pérez, abría las cazuelas, conversaba con su padre.
Ahora, alejada de la actuación pero con una gran trayectoria, Flora es una abuela y madre orgullosa y regala un poco de su historia, con humildad, a su público.
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