LA HABANA, Cuba. – Las penurias de Cuba se incrementarán en proporciones devastadoras sin capacidades económicas y productivas propias ni el auxilio de “gobiernos amigos”.
El primer ministro de Cuba, Manuel Marrero, realizó su primera visita oficial a Irán del 28 al 31 de julio para asistir a la toma de posesión del presidente Masoud Pezeshkian, con la aspiración de conseguir mayores compromisos en la esfera biotecnológica, la generación de energía, el transporte, las comunicaciones, la producción de alimentos y las inversiones.
Las conversaciones con el primer vicepresidente del país árabe, Mohamad Reza Aref, y varios empresarios se informaron como promisorias por los medios de propaganda cubanos. Sin embargo, las aspiraciones del Gobierno de la Isla se enturbiaron por el asesinato de Ismail Haniya, líder político del grupo palestino Hamás y negociador sobre la situación en Gaza poco después de participar en la ceremonia presidencial.
Marrero siguió hacia Angola, donde trató de procurar mayor involucración económica e inversionista, del 1 al 3 de agosto.
Por otra parte, Venezuela, convulsa por la proclamación oficialista de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del 28 de julio, dejará de ser la salvadora económica y aportadora del petróleo. El cisma ocasionado en América Latina se extiende a las relaciones con La Habana. México, que ha asumido el relevo de los suministros ventajosos de combustible y la contratación de miles de médicos, podría afrontar dificultades a mediano plazo.
Para completar las desgracias, el inicio de una crisis económica mundial se evidenció en la caída de los principales indicadores del mercado bursátil el viernes 2 de agosto.
Las repercusiones de la guerra y la recesión económica en las cadenas de suministros y el alza de los precios de las mercancías, especialmente los indispensables alimentos, podrían ser devastadoras para Cuba, que depende de las importaciones limitadas por la carencia de productos para exportar, de liquidez, acceso a créditos y acumulación de deuda externa.
Los cubanos dejarán de tener las rimbombantes noticias en los medios sobre la llegada de un barco con arroz para cubrir las siete libras de la cuota de algún mes, sin esperanzas de suplirlas con la producción nacional.
Si el Gobierno extiende la persecución a las mipymes importadoras, disminuyen los viajeros cargados de alimentos y medicinas llegados principalmente de Estados Unidos, se agotan las ayudas humanitarias y continúa proliferando la insalubridad, vencerán la hambruna y las enfermedades a la “resistencia creativa”, y las autoridades consumarán la destrucción del vergel que una vez fue Cuba.
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