LA HABANA, Cuba. – Seis fallecidos, miles de damnificados y pérdidas materiales aún por cuantificar dejaron las recientes lluvias e inundaciones en el Oriente de Cuba. Mientras, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel se hizo notar en Twitter pero no presencialmente en las provincias más afectadas: Granma, Camagüey y Las Tunas. Su ausencia en el Oriente de la Isla contrastó con sus asiduos recorridos por la soleada Santa Clara para reunirse con sus electores cuando era supuesto candidato a diputado, en marzo y abril de este año; y con su viaje a Pinar del Río luego de la devastación causada por el ciclón Ian.
Tampoco el vicepresidente cubano Salvador Valdés Mesa y el exigente segundo secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), Roberto Morales Ojeda, se personaron por esos lares. Díaz-Canel prometió que el Gobierno se mantenía chequeando la situación de manera permanente. “De esta lamentable situación también nos vamos a recuperar”, aseguró.
Manuel Marrero Cruz, por su parte, se encuentra de gira por Rusia, de donde no regresa hasta el próximo fin de semana.
El 12 de junio, Díaz-Canel realizó una videoconferencia con las autoridades provinciales del Oriente para conocer y analizar la situación generada por las intensas lluvias. Por ese medio, reiteró que nadie quedaría desamparado, que el Gobierno tenía que priorizar la reparación de los viales, las vías férreas y las viviendas; así como reponer los daños a la agricultura y los cultivos de ciclos cortos.
En sustitución de los máximos dirigentes, el Gobierno envió al Oriente una comisión de trabajo integrada por vicepresidentes y ministros, y grupos encabezados por miembros del PCC. Ellos dirigieron las acciones acompañados de los primeros secretarios, gobernadores, vicegobernadores e intendentes en sus recorridos por esas provincias. Resultaron muy mencionados Félix Duarte y Yoel Queipo, jefes del Departamento Agropecuario y Económico del Comité Central del PCC, respectivamente, quienes repetían que el “presidente” estaba al tanto por teléfono.
La extraña ausencia de Díaz-Canel en el Oriente podría responder a dificultades con sus aviones y helicópteros, carencia de suficiente combustible y otros medios para preservar su seguridad. En todo caso, está esquivando comprometerse con garantizar la adquisición de alimentos, vestidos, calzado, equipos electrodomésticos y materiales para la reconstrucción de las viviendas.
El Gobierno oportunamente había trasladado las responsabilidades al nivel local, de manera que el intendente, los delegados y los diputados recién electos deberán acompañar en la recolección de pencas de guano y barro para construir y techar las nuevas viviendas con pisos de tierra.
Probablemente, Díaz-Canel ha privilegiado sus compromisos internacionales. Comenzó el mes con la culminación de las negociaciones del tercer ciclo del Diálogo de Paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla del ELN, el 9 de junio. De gran importancia para las autoridades cubanas será la primera visita a la Isla del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, el miércoles 14 de junio.
Inmediatamente, el gobernante cubano partirá a Italia, donde se reunirá con el presidente Sergio Mattarella y la primera ministra Giorgia Meloni, y hará una visita de cortesía al convaleciente papa Francisco, el 20 de junio. De allí se trasladará a Francia para asistir al Nuevo Pacto de Finanzas patrocinado por el presidente Emmanuel Macron. Las conversaciones con el dignatario galo resultarán muy importantes, dada la tensa relación del régimen de la Isla con países de la Unión Europea por su apoyo a la invasión de Rusia a Ucrania. En ese sentido, Díaz-Canel también procurará reunirse con los mandatarios asistentes para recabar comprensión y apoyo a su posición. Simultáneamente, promoverá la venta de personal médico, vacunas y otros medicamentos de Biocubafarma.
Mientras tanto, quedarán detrás millones de cubanos, cada día más carentes de todo, sin esperanzas de que el Gobierno facilite un paupérrimo plato de comida y suelte las amarras para poder buscarse la vida por cuenta de sus propios esfuerzos, en libertad.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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