agosto 27, 2025

La criminalidad en Cuba, apuntes sobre hielo  

Muchas víctimas de delitos en Cuba no formulan denuncias ante la Policía, hecho que distorsiona las cifras de criminalidad real.
Criminalidad, Cuba
(Ilustración generada con IA especialmente para este artículo)

PUERTO PADRE, Cuba. – Cuba posee una estación de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) como mínimo en cada uno de los 168 municipios en que política, administrativa y judicialmente está dividido el archipiélago cubano. Y, si hipotéticamente cada una de esas estaciones policiales con guardia operativa de 24 horas diera número a siete denuncias por diversos delitos, como pueden ser robos, hurtos, estafas, lesiones, alteraciones del orden público, homicidios o asesinatos, entonces, tendríamos en todo el territorio nacional y durante ese día 1.176 delitos producidos en 24 horas. De esa cifra total derivan los porcientos de esclarecimiento o impunidad delictiva y de incremento o disminución de la criminalidad respecto de un período a otro. 

De forma general, la ecuación primariamente así planteada nos puede revelar los delitos producidos en cualquier período de tiempo, y en particular, la criminalidad de un delito en específico, ya sea en un barrio, en un municipio, provincia o en el país, y el dato será valioso operativa y criminológicamente, o, sociológicamente ―según veremos más adelante― en la misma medida de la veracidad observada por la Policía en el momento de recibir las denuncias, o por la claridad de los encuestadores al publicar los datos.    

Técnicamente, criminalidad es el conjunto de los hechos delictivos ocurridos y denunciados en un lugar y en un período de tiempo determinado. Es un concepto jurídico-matemático en tanto el crimen visto estadísticamente es recuento, frecuencia y número, como bien sabido es entre profesionales de las Ciencias Penales y de cómputo, por lo que estas nociones, elementales pero de interés público, no están dirigidas a criminalistas curtidos de allá o de aquí, sino que acaso sean útiles a novicios en el tema, dados los errores que suelen cometer los no entendidos al abordar este importantísimo asunto que es de interés colectivo y no meramente policiaco.    

Digo esto a modo de ejemplo, porque en un muy importante y creíble medio independiente leí en marzo pasado el siguiente titular: “Se duplican los delitos reportados en Cuba, aunque la tasa de criminalidad sigue siendo baja”.

Es un contrasentido frondoso lo así publicado porque si allá por marzo se duplicaron los delitos en Cuba, luego, la tasa de criminalidad no prosiguió “siendo baja”, sino que se duplicó en correspondencia con los delitos denunciados. Crimen es cualquier delito, ya sea un hurto o asesinato. Ahora bien, si en los reportes de criminalidad en ese período lo que se quiso apuntar fue la baja incidencia de los delitos contra la vida o la integridad corporal de las personas, entonces, debió decirse que la tasa de homicidios o de lesiones siguió siendo baja.  

Esta semana, leí en otro reporte sobre la criminalidad en Cuba en el cual se dice “diversificación delictiva sin precedente”, afirmación anfibológica que es equívoca de raíz, porque en Cuba y desde que llegó Colón siempre se han producido asesinatos, homicidios, robos, hurtos, violaciones y toda suerte de delitos codificados que, por su misma diversificación nos relatan la criminalidad, ya sea en el cacicazgo de Maniabón o en las ciudades de Baracoa o La Habana.

También hoy decía yo a mi joven editora y a un periodista experimentado que la criminalidad en Cuba es como un témpano de hielo flotando en el océano y del que, para seguir a Hemingway, por cada parte que el iceberg deja ver, siete octavas partes de su masa permanecen debajo del agua. Así son las cifras del delito en Cuba: nada más vemos los números de la punta, entiéndase, las cifras por denuncias levantadas. De tal suerte explicaba a mis colegas que ni el mismísimo ministro del Interior podría asegurar si las cifras sobre criminalidad en Cuba eran auténticas o apócrifas, dada la praxis generalizada en no pocos oficiales de la Policía y en mandos intermedios ―que sí, ¡cómo no!― escuchan atentamente la denuncia de un ciudadano, y hasta van al lugar del hecho y realizan las investigaciones previas. Además, si el delito es de difícil esclarecimiento y hubiera que cargar las estadísticas de los hechos impunes, y al propio tiempo ni es extremadamente grave ni de publicidad o connotación políticas, entonces, puede darse el caso que la denuncia de ese delito ni cuente en las cifras de criminalidad ni reciba número y termine en una gaveta, sin dar lugar a expedientes de fase preparatoria y de investigación criminal.

Es por esa razón y como en tantas ocasiones anteriores hemos dicho que la preeminencia del enfrentamiento al delito político para salvaguardar la seguridad del Estado totalitario, hace al régimen caer en inacción policial que recuerda el delito de prevaricación por falta de seguridad pública, induciendo en la ciudadanía la falta de credibilidad en las autoridades, que ya es pública y notoria. Y así no pocas personas, víctimas de delitos contra la propiedad, el orden público, la familia, la sexualidad, la vida y la integridad corporal y toda suerte de transgresiones penales, sencillamente, no formulan denuncias ante la Policía, hecho que también distorsiona las cifras de criminalidad real.

Vale decir que informar sobre la criminalidad es una tarea justa. Preparémonos entonces para hacer toda la justicia posible, trayendo a la vista cuántos delitos pretendan quedar impunes, o dicho de otro modo, cuando el crimen concurse por el hielo del olvido.

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Alberto Méndez Castelló

Alberto Méndez Castelló (Puerto Padre, Oriente, Cuba 1956) Licenciado en Derecho y en Ciencias penales, graduado de nivel superior en Dirección Operativa. Aunque oficial del Ministerio del Interior desde muy joven, incongruencias profesionales con su pensamiento ético le hicieron abandonar por decisión propia esa institución en 1989 para dedicarse a la agricultura, la literatura y el periodismo. Nominado al Premio de Novela “Plaza Mayor 2003” en San Juan Puerto Rico, y al Internacional de Cuentos “ Max Aub 2006” en Valencia, España. Su novela "Bucaneros" puede encontrarse en Amazon.