MIAMI, Estados Unidos. – Aunque aún no ha sido inaugurado, el Museo Nacional de la Guardia Costera de EE.UU., que se construye actualmente en el estado de Connecticut, anunció en su página web que exhibirá “algunos de los artefactos recuperados” durante el éxodo del Mariel.
Ubicado en el centro histórico de la ciudad de New London, el futuro museo contará con 83.000 pies cuadrados y se estructurará en cinco alas temáticas: Lifesavers Around the Globe (Salvadores de vidas en todo el mundo), Enforcers on the Seas (Agentes de la ley en los mares), Defenders of Our Nation (Defensores de nuestra nación), Champions of Commerce (Impulsores del comercio) y Protectors of the Environment (Protectores del medio ambiente), según consta en el sitio web de la institución.
La construcción se justifica en que, “actualmente, la Guardia Costera es el único servicio militar de EE.UU. que no cuenta con un museo nacional” que honre a sus miembros y preserve más de 230 años de historia marítima. Sobre la elección de New London, el museo recuerda que la ciudad ha servido como puerto base de guardacostas desde 1791.
En términos curatoriales, el museo espera “apoyar las misiones de la Guardia Costera inspirando y vinculándose con el público para celebrar a sus miembros y sus logros del pasado, presente y futuro”, así como “involucrar y educar mediante arte, artefactos, exhibiciones y experiencias interactivas e inmersivas”, tanto de forma presencial como a través de exhibiciones virtuales.
El éxodo del Mariel contado por la Guardia Costera
El propio museo publicó en febrero de este año el artículo “Mariel. Operaciones de la Guardia Costera durante el éxodo cubano de 1980”, firmado por el entonces comandante del Séptimo Distrito, Benedict L. Stabile, y el historiador Robert L. Scheina.
El texto reconstruye en detalle cómo la Guardia Costera de Estados Unidos priorizó el salvamento de vidas y el orden marítimo frente al masivo éxodo del Mariel en 1980. Dicha operación registró 1.300 casos de búsqueda y rescate (SAR). Aunque 25 personas perdieron la vida, “miles” fueron salvadas por la acción directa e indirecta del Servicio.
El relato sitúa los primeros indicios del éxodo en abril de 1980: el 11 de abril, una emisora de Miami convocó a dueños de embarcaciones (mayores de 20 pies) para navegar hasta el límite de aguas cubanas y presionar, con cobertura mediática, al régimen de La Habana. El 21 de abril, la emisora Radio Habana anunció que dos embarcaciones estadounidenses podrían recoger familiares que se encontraban en la Embajada del Perú. Esa tarde cuatro naves regresaron a Florida con refugiados y comenzó el flujo sostenido de travesías.
El 22 de abril un avión de la Guardia Costera inició patrullas aéreas al sur de Cayo Hueso y el distrito emitió avisos urgentes advirtiendo que transportar extranjeros de forma ilegal conllevaba arrestos e incautación de naves.
Para el 24 de abril, 11 embarcaciones habían cruzado y retornado con más de 700 refugiados, principalmente vía Mariel y, en algún caso, La Habana. Las rampas de Cayo Hueso colapsaron con filas de 50 a 100 lanchas sobre remolques listos para botarse; se calculó una primera ola de 1.000 a 1.200 botes rumbo a Mariel, muchas naves de seis a 12 metros con combustible insuficiente que cargaban bidones portátiles.
El 25 de abril se sumó una “segunda ola”: personas sin barcos llegaron a Cayo Hueso para comprar naves o contratar capitanes, muchas sin experiencia y ajenas al riesgo. El Grupo Cayo Hueso pasó a operación 24/7 de remolques por averías. El 27 de abril, un frente severo —descrito como un “minihuracán”— provocó 22 llamadas de socorro (“mayday”) en cinco minutos; helicópteros y patrulleros rescataron decenas de náufragos entre múltiples embarcaciones abatidas o abandonadas; el 29 de abril se hallaron dos cuerpos en una nave volcada a 18 millas de Trumph Reef.
En paralelo, el Séptimo Distrito intentó coordinar con la Guardia de Fronteras cubana una “entrega a mitad de camino”: La Habana aceptó escoltar convoyes hasta un punto medio, pero el esquema no se materializó.
El 1 de mayo, los jefes de Estado Mayor ordenaron refuerzos navales para SAR: zarparon el USS Saipan (17 helicópteros) y el USS Boulder; se estableció un mando dividido en tres zonas (litoral de los Cayos, aguas medias y cercanías de Cuba) bajo control operativo del Séptimo Distrito. Ese día, un temporal con rachas de un temporal con rachas de aproximadamente 111 km/h y olas de alrededor de 3,7 metros agravó las emergencias.
El 5 de mayo, el remolcador Dr. Daniels llegó con 449 personas tras ser contratado como chárter por 70.000 dólares (Aduanas lo incautó en Cayo Hueso). Dos días después, el comandante de la Guardia Costera, Almirante Hayes, denunció la sobrecarga impuesta por Cuba: “Cuba es parte del Convenio internacional para la seguridad de la vida humana en el mar [SOLAS]; sin embargo, miles de refugiados en la actual ‘flotilla de la libertad’ están siendo alentados a abandonar ese país en embarcaciones sobrecargadas e inseguras. Esto es totalmente inconsistente con las obligaciones de Cuba bajo SOLAS y otros acuerdos internacionales”, advirtió. Asimismo, alertó que el Gobierno cubano estaba “coqueteando con el desastre” y podía derivar en “una tragedia marina” de cientos de víctimas.
El 7–8 de mayo se documentaron naves forzadas a regresar a Mariel y salidas masivas de barcos sobrecargados, con traslados de personas a navíos de la Guardia Costera y escoltas hasta Cayo Hueso. Desde el 10 de mayo se multiplicaron las terminaciones de viaje por inseguridad manifiesta y las detenciones/incautaciones por transporte de no inmigrantes con visa.
El Gobierno cubano notificó el 11 de mayo una lancha estadounidense a la deriva (Nacy) y pidió asistencia, primer gesto de cooperación desde un remolque coordinado el 3–4 de mayo.
El 13–15 de mayo se intensificaron los rescates: el Dallas evacuó médicos y remolcó naves; el Diligence escoltó 23 barcos con 1.500 personas estimadas. El 14 de mayo, el presidente Carter lanzó un programa de cinco puntos (instando a regresar sin refugiados y prohibiendo nuevos viajes), y se formaron equipos de abordaje con Guardia Costera, INS y Aduanas para entrevistas, inspecciones de seguridad y determinación de acciones legales. Sin embargo, las autoridades cubanas impedían a embarcaciones salir vacías, y casi todas las naves al norte portaban refugiados.
El 17 de mayo se produjo la tragedia del Olo Yumi: la embarcación, con 52 personas, se hundió tras un pánico a bordo; el guardacostas Courageous y varios helicópteros rescataron a 38 personas y recuperaron 10 cuerpos. Para el 18 de mayo, con condiciones “de campo de concentración” reportadas en Mariel, el Séptimo Distrito contaba 24 muertes conocidas y observaba que 90% de los barcos que retornaban estaban sobrecargados o al límite.
Entre el 19 y el 23 de mayo, el flujo rumbo sur cayó casi a cero, pero continuaron los auxilios a naves en peligro extremo.
¿Cómo donar una pieza al Museo?
El sitio del Museo también detalla el procedimiento para donar piezas o fondos documentales. Debido al volumen de ofrecimientos, solicita a los interesados enviar un correo electrónico con listado y fotografías de las piezas a [email protected] con copia a [email protected], y remite a la página “Donate an Artifact” para información adicional.
Las donaciones se evalúan por criterios de significado histórico y contexto, relevancia, estado y necesidades de preservación, rareza/unicidad, duplicados, asociación o importancia del autor/productor y formato o tamaño. Tras revisar el formulario y las imágenes, la Oficina del Historiador contactará al donante con los pasos siguientes.