Di Maggio, los Yankees, el béisbol; la suave línea de arcoíris, y cada pieza, cada remache, del icónico Puente Verrazzano-Narrows; el lado siciliano de Sinatra un verano de hace décadas en Jilly´s… Eso y, desde luego, una miríada de “cosas inadvertidas”; ya sabemos: “gatos durmiendo bajo vehículos aparcados, dos armadillos de piedra que trepan por la catedral de San Patricio y miles de hormigas arrastrándose sobre la cima del Empire State Building”. Y aún más y más cosas…
Es Nueva York en los ojos y en la pluma y, desde diciembre pasado, en otra recopilación de textos de Gay Talese, legendario fundador del llamado Nuevo Periodismo y acaso el cronista más tenaz y enamorado de la gran urbe durante los últimos sesenta años.
A Town Without Time (Mariner Books, 2024) tiene 432 páginas y reúne varias de las piezas clásicas de uno de los grandes maestros de la no ficción estadounidense: a saber, “New York is a city of things unnoticed” o “Frank Sinatra Has a Cold” o “The Silent Season of the Hero” –estos dos últimos entre los grandes perfiles periodísticos de siempre: el primero de The Voice; el segundo, del gran DiMaggio– o sus reportes para The New York Times sobre la construcción del Verrazzano-Narrows, entre Brooklyn y Staten Island, una empresa ingenieril y política que siguió durante un lustro y que recogería en su libro The Bridge.
“Nunca gané ningún premio como el Pulitzer ni nada parecido, pero de lo que estoy orgulloso es de mi artículo sobre el puente de Verrazzano. Cuando yo ya haya muerto, dentro de 35 años alguien querrá saber algo sobre ese puente. Yo fui un cronista de los Don Nadie que ponían las llaves y los tornillos. Para mí, eso fue un logro importante”, acaba de decirle al Times el ya nonagenario Talese en una breve entrevista donde insiste en la importancia de vestir bien –un tipo siempre ataviado con traje, bajo un fedora impecable– y renueva sus votos de amor sin nostalgia por la ciudad que habita y que, después de todo, quizá no haya cambiado tanto. Acaso, porque el anciano Talese sigue fijándose, ante todo, en aquellas “unnoticed things”.
“Lo que quería hacer era retomar el formato de cuento que tenía en mente desde que estaba en la escuela secundaria: Robert Penn Warren, Ernest Hemingway, D.H. Lawrence, William Faulkner, Carson McCullers, Joseph Conrad, Seymour Krim. Mary McCarthy era una de mis favoritas. Quería ser escritor de cuentos cortos de no ficción. No he cambiado mi forma de trabajar o investigar en 67 años de escritura publicada. Soy una persona que lleva registros”, dice ahora el reportero y escritor que, en los últimos años, ya en plena senectud, dio a imprenta The Voyeur’s Motel (2016) y Bartleby and Me: Reflections of an Old Scrivener (2023).

Mariner Books –un sello editorial de Harper Collins– presenta así su más reciente volumen: “Durante más de seis décadas, Gay Talese ha contado historias de Nueva York. Son historias de audaces constructores de puentes, gánsteres desaparecidos, intrépidos editores de Vogue, porteros modestos que han visto demasiado. Están ambientadas en los salones repletos de estrellas del apartamento de George Plimpton, en la tensa sala de redacción de un New York Times todavía en auge, en una sesión de estudio eléctrica con Tony Bennett y Lady Gaga grabando su debut”. Y promete: “Las catorce piezas de esta colección, que abarcan desde la década de 1950 hasta la actualidad, son una cápsula del tiempo de lo que Nueva York alguna vez fue y sigue siendo: Talese demuestra una y otra vez que, incluso cuando la ciudad cambia, su visión de ella sigue siendo tan atemporal como siempre”.
A punto de cumplir 93 años, Talese se muestra contento por publicar un libro que ha implicado tanto trabajo: “Soy una persona muy agradecida de que mi cuerpo y mi mente hayan resistido”, confiesa ahora al Times, solo para decir más adelante: “No recuerdo ningún día triste en la ciudad de Nueva York. No puedo imaginar marcharme”.