fbpx

‘Oxígeno’ en Corral Falso 259: apuntes épicos sobre la asfixia global

-

Desde el viernes 5 de septiembre y hasta el 10 de octubre de este año, el espacio independiente Corral Falso 259, en Guanabacoa, La Habana, acoge la exposición Oxígeno, segunda muestra –¿colectiva?, ¿personal?– de la entidad artística coral que se identifica como Gusi.

En el heterónimo Gusi confluyen indistintamente varios artistas con voluntad confesa de “suprimir los egos”, según declararon a Rialta Noticias, y construir sentidos visuales y audiovisuales a través de una mirada –en rigor, una alerta ecológica– presente en cada una de sus piezas: videocreación, instalaciones, cuadros marcados por una tristeza y una desesperanza apocalípticas.

Como una suerte de hidra, Gusi se abstiene de eliminar las esencias individuales de los artistas a favor de un discurso populista; en cambio, trenza las diferentes frecuencias y voluntades creativas –en el caso específico de Oxígeno— de Miguel Machado, Irving Michel Rodríguez, José Luis Silva, Caro Charadán y Antoine Mena en una autoría grupal de estentórea expresividad. 

El propio Mena dijo a Rialta Noticias que esta fusión implica, en primer término, “reconocerse a uno mismo como individuo, para después poder compartir con los demás, para sumar y tratar de que las ideas se multipliquen con una energía y una fe que hagan que suceda. Para eso debes conocerte mucho, y te vas conociendo también en el proceso”.

Para Machado, estos procesos necesitan de “diálogo constante”, aun cuando es cierto que “no todos tenemos un buen día todo el tiempo”. 

“Entonces, ponernos de acuerdo es la misión, y es muy gratificante cuando nos sincronizados y logramos un resultado que siempre nos sorprende, porque como siempre depende de otro o de otros, siempre sorprende”, reflexionó. “Sabemos qué vamos a empezar, pero no sabemos cuándo ni cómo vamos a terminar. Es fluir, estar abierto a lo que el otro tiene para para proponer”.

Gusi, de acuerdo con Silva, es “la unión de experiencias, de momentos que vamos teniendo, lo mismo con una tela en blanco que manchada”. 

“Empezamos a divertirnos con cada proyecto”, dijo a continuación a Rialta Noticias, y en esa línea coincidió con Irving Michel, para quien lo más importante “no es el yo, ni el ego, es el trabajo en equipo; más importante que dejar la huella independiente de cada uno en las obras –algo que siempre debe estar implícito, pero unido en una sola energía, en una sola fase”.

En Oxígeno –una exhibición que cuenta con el apoyo de la Real Embajada de Noruega en La Habana– se suman a Gusi dos invitados especiales: Alfredo Sosabravo, con un dibujo de afiligranados motivos marinos que data de 1958 y dialoga a través del tiempo con la estética de esta muestra, y el escultor Tomás Núñez, creador y gestor desde 2014 de Corral falso 259, quien convirtió una de sus creaturas de áspero fierro en eje de uno de los segmentos instalativos de la propuesta colectiva.

Pero todas las piezas fueron concebidas por todos los artistas, son totalidades gestadas por este Gusi de siete cabezas. No aparecen los consabidos pies de exponente que singularizarían cada cuadro, cada escultura, o la videocreación exhibida. 

Coherente con los postulados del grupo, todas las obras se revelan como segmentos expresivos de una única pieza en forma de ambiciosa cartografía o diagrama, que se expande con desafiante vehemencia por las paredes de Corral Falso 259 a partir de un criterio curatorial y museográfico concebido por Andrés Isaac Santana y asistido por Aniel Mejías.

La curaduría no solo abraza el abigarramiento épico de lo expuesto, sino que lo potencia gracias a una composición espacial alejada saludablemente de las convenciones de montaje, a favor del caos armónico y asfixiante de las antiguas pinacotecas. 

Las obras alcanzan la elevada techumbre de Corral Falso 259, o descienden hasta el piso mismo, interrumpiendo el desplazamiento de los espectadores. Los obligan a describir amplios arcos para aprehender cada pieza y todo el conjunto; en varios casos, para discernir su orientación. La lógica jerárquica del arriba y el abajo se deslíe… En Oxígeno se cumple, con furioso regocijo, el axioma hermético: “como es arriba es abajo”.

A propósito, Tomás Núñez declaró a Rialta Noticias: “Cuando Andrés Isaac empezó a hacer la curaduría, la museografía, le dije: «Esta va a ser una exposición atípica, diferente»; porque aquí vienen muchos artistas y se posesionan del espacio. Pero él logró apoderarse del espacio de otra manera. Le dio color, forma, alegría”, subrayó. “Las últimas exposiciones que hemos montado han sido muy estáticas, las cosas puestas donde van, con un poquito de miedo. Pero en este caso fue espontáneo. Creo que ellos trasladaron su propio espacio, su taller, para el espacio de Corral Falso 259. Desde el primer momento dije que esta exposición puede marcar una pauta para que los proyectos que vengan después no sientan ese miedo. Los techos se pueden usar, los pisos se pueden usar. Ellos se han apoderado de todo el espacio –al cual no me gusta decirle galería”. 

Las paredes de Corral Falso 259 son de una reciedumbre pedregosa que amenaza con engullir lo que en ellas se cuelgue. No se trata de la asepsia nívea de las galerías convencionales, concebidas para enaltecer las obras de turno, como máscaras que lucen temporalmente, como identidades artificiales. Corral Falso 259 es un estómago de cetáceo, denso y opresivo, una caverna que connota todas las ideas que escalen sus muros. Modifica lo expuesto, lo devora, lo asimila. 

Oxígeno se dejó engullir por este monstruo áspero, para luego comérselo desde dentro. Para atarugarlo con monstruos en barbárica titanomaquia: tiburones y calamares hipertrofiados que claman su dominio sobre un océano que la humanidad ha intentado usurpar. Para inundarlo de mares iracundos por los que parece haber navegado un momento antes La balsa de la Medusa de Géricault, con su atestada tripulación de fantasmas esperanzados; de fondos marinos cuyos colores insinúan más una naturaleza emponzoñada, moribunda o mutante, que a un placentero y vital remanso. 

En varias telas de gran formato se exponen los momentos más álgidos de una guerra sin sobrevivientes. La vida resuelve desaparecer en una gloriosa batalla suicida que libere todo el furor contenido hasta entonces por el leve equilibrio que la humanidad finalmente ha derruido.

Los seres aglomerados en estas estancias sangrientas son pesadillas engendradas en el laboratorio humano, son los vástagos del Antropoceno. Representarlos es obligar(se) a mirar directamente el desastre que tantos niegan; es aceptar los horrores que acechan, aceptar cuán desnaturalizada está la naturaleza, y cuán descomunal será la caída.

El discurso ecológico de Gusi es sincero pero tenebroso: “Les preocupa el entorno y lo lloran a su manera sin dejarlo a la suerte del engaño y de la desidia. Sin embargo, no es cualquier entorno; es ese que ausculta en las profundidades –oscuras y turbias– del ser humano”, advierte Santana en las palabras para el catálogo, tituladas “Alprazolam”.

Por otro lado, el statement colectivo asegura que “la fe de Gusi no está en las nubes, sino en la ola que constante y sonante hace arena la roca”.

Cada pieza expuesta en Corral Falso 259 sugiere una suerte de herida purulenta que no cicatriza y no cesa de arrojar los efluvios residuales de la contaminación pertinaz. Es la fábrica de pesadillas de Ligotti: onírica, épica, alegórica, pero sincronizada con la catástrofe medioambiental.

Muchas de las figuras antropomorfas pintadas sobre lienzos y metales oxidados anticipan una poshumanidad en que solo perviven fantasmas y leyendas que no serán registradas ni contadas, sino presentidas, como sombras sólidas, por las criaturas sobrevivientes del cataclismo. O como monstruos que se agazapan en las cuevas oceánicas más profundas. Son miembros de la tripulación de Davy Jones, muertos que no saben que han muerto, cadáveres que no aceptan su condición pútrida.

Gusi es una hidra como Escila, y un maelstrom como Caribdis. Es una potencia allende los constructos del bien y del mal. La suya es la fuerza amoral de la naturaleza, la honestidad esencial de los niños. Tras la efigie lúdica escogida para el personaje: un buzo de plástico, de inconfundible semejanza con los juguetes de LEGO, se advierte un posible discurso poshumano o transhumano que enfatiza las referidas representaciones espectrales. ¿Es Gusi un autómata? ¿Una IA? ¿Un cyborg portador de un cerebro orgánico? ¿Otro fantasma? ¿Un remanente industrial que cobró vida por obra y gracia del misterio de la existencia? 

El mejor arte no responde; prefiere gestar preguntas imposibles. Inquietar.

Oxígeno no es una exposición concebida para reposar, pasar el rato en una contemplativa y cómoda modorra, para respirar una atmósfera pura, sino para incordiar y alertar los sentidos, para perturbar cualquier complacencia ecológica panfletaria que se regodee en estereotipadas representaciones de los fondos marinos, su flora y su fauna en peligro crucial e irreversible. Por supuesto, no abunda en Corral Falso 259 el imprescindible gas que se ha escogido para titular este extrovertido discurso sobre la épica asfixia del mundo; más bien se lo demanda a puro estertor.

ANTONIO ENRIQUE GONZÁLEZ ROJAS
ANTONIO ENRIQUE GONZÁLEZ ROJAS
Antonio Enrique González Rojas (Cienfuegos, 1981). Periodista y crítico de arte. Textos especializados suyos aparecen en publicaciones como La Gaceta de Cuba, Cine cubano: La pupila insomne, El Caimán Barbudo, Hypermedia Magazine, Altercine (IPS Cuba), Cine Cubano, Esquife, Noticias de Arte Cubano, Bisiesto (Muestra Joven ICAIC), Enfoco (EICTV), la revista del Festival de Cine de La Habana, y otras. Ha sido guionista de varios programas televisivos especializados en audiovisual como Lente Joven, Banda Sonora e íconos del celuloide. Ha integrado jurados de la prensa en eventos como el Festival de Cine de La Habana. Ha publicado libros de ficción y crítica de cine, entre los que se encuentran: Voces en la niebla. Un lustro de cine joven cubano (2010-2015) (Ediciones Claustrofobias, 2016) y Tras el telón de celuloide. Acercamientos al cine cubano (Editorial Primigenios, 2019). Un tercer volumen titulado “Críticas, mentiras y cintas de video” está en proceso de edición.

Recomendamos

Contenidos relacionados

Deja un comentario

Escriba su comentario...
Por favor, introduzca su nombre aquí