Tras recientes proyecciones en varias ciudades de Europa, el documental Escuchar la sombra (2024; 30 min.), del cineasta independiente y artista visual español Miguel G. Morales (Tenerife, Islas Canarias, 1978), se presenta este viernes 21 de noviembre en Nueva York. Se trata de una evocación de los muchos voluntarios cubanos que acudieron a luchar contra el fascismo en la Guerra Civil Española (1936-1939).
“Una oscuridad recorría Europa. En España, el golpe de estado amenazaba la legítima Segunda República. Una reflexión sobre la historia oculta de miles de personas que desde Cuba cruzaron el océano para combatir el fascismo en la llamada Revolución Española”, reza la sinopsis de una obra que resulta a un tiempo indagación archivística, documento reivindicatorio y ensayo fílmico.
Una vez proyectada la película en el Espacio de Culturas de la Universidad de Nueva York (53 Washington Square South, New York, NY 10012; entre 6:00 p.m. y 9:00 p.m.), el director Miguel G. Morales dialogará con los profesores James Fernández y Ameya Tripathi –ambos de dicha casa de altos estudios–, con introducción y moderación de Sebastiaan Faber, coeditor de The Volunteer, revista de los Abraham Lincoln Brigade Archives (ALBA).
Pese al tiempo transcurrido desde aquellos míticos años treinta, Escuchar la sombra –con guion del escritor cubano Atilio Caballero– es un filme novedoso que, según sus realizadores, “propone una mirada incisiva y arqueológica a través de archivos fílmicos, fotográficos y sonoros, la mayoría de ellos inéditos hasta ahora. Una reflexión que intenta desvelar el rostro y el compromiso de los anónimos, de aquellos que llegaron con los ojos brillantes y quedaron en las sombras de la historia. Agujeros negros llenos de luz”.
El documental tuvo su estreno el año pasado en la sección oficial del 45 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. A principios de este mes, pudo verse en el XX MEMORIMAGE Festival Internacional de Cine de Reus, en España, evento enfocado en piezas fílmicas que utilizan imágenes de archivo.
En octubre, Escuchar la sombra tomó parte en la sección oficial del 30mo. CINESPAÑA, festival de cine español y portugués de Toulouse, Francia, y poco después mereció el Premio al Mejor Cortometraje del Family Film Project. Arquivo, Memória, Etnografia
Festival Internacional de Cinema 2025.
“Una investigación de archivo extraordinaria, minuciosa y extensa constituye la base de este cortometraje, que destaca la solidaridad internacional que se produjo hace casi cien años, en un contexto similar al que vivimos hoy”, valoró el jurado del certamen portugués. “La película se opone a la tendencia actual de reescribir la historia y borrar episodios de resistencia, incluida la importancia de la participación de las mujeres en la lucha contra el fascismo”.
En una reciente entrevista, el realizador canario –quien se propone ahora hacer un filme sobre la Brigada Abraham Lincoln, integrada por voluntarios estadounidenses– ha contado la génesis “totalmente casual” de su “filme cubano”: “Cuando estaba en Cuba para presentar un cortometraje de ficción mío, por alguna razón me topé con un discurso que la Pasionaria dio en Cuba en 1963, en el que recuerda a los voluntarios cubanos que vinieron a España”, recordó en diálogo con Faber para The Volunteer. “Una vez que decidí hacer una película sobre ellos, me aseguré de contar con un guionista cubano, el gran Atilio Caballero, y con Fajardo, un compositor canario, para la banda sonora, a fin de evitar cualquier atisbo de apropiación cultural. Pero incluso entonces, el azar jugó un papel muy importante. Fue el azar el que nos permitió descubrir que la gran Belkis Vega había realizado un documental sobre los voluntarios cubanos en 1983, cuando solo tenía 31 años, titulado España en el corazón, que incluye entrevistas con veteranos. Esa película había sido tan completamente borrada de la memoria cultural de Cuba que tuvimos que ir a la Cinemateca de Cataluña para encontrar una copia”.
Reflexionando en torno a la naturaleza de este filme, y de su trabajo en general, Miguel G. Morales –formado entre la Escuela TAI, en Madrid, y la EICTV de San Antonio de los Baños, en Cuba– dijo considerarse a sí mismo, más bien, “un artista visual que investiga en los archivos”.
“A veces, esa investigación da como resultado una película, otras veces una instalación y otras veces algo completamente diferente. Más que como creador, prefiero verme a mí mismo como un catalizador de los archivos. Las películas documentales que hago son ensayos personales en los que voy en busca de historias que están ocultas en los archivos pero que nunca se han contado. Eso sí, no pretendo hacer historia ni biografías. Me interesa la imagen y cómo me interpela. Cuando investigo, me gusta dejarme llevar por el azar, guiarme por la casualidad, recorrer caminos tortuosos que no podría haber imaginado de antemano. Por ejemplo, solo más tarde me di cuenta de que, para mí personalmente, hacer la película era una forma de reparar el horrible dilema al que se enfrentó mi abuelo cubano cuando se vio obligado a luchar por Franco”, confesó el cineasta.


