LA HABANA, Cuba. — El 9 de enero del año 1793 fue creada la Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana (SEAP).
El surgimiento de esa organización tuvo como antecedentes la aplicación en la Isla de la política denominada “Despotismo Ilustrado”, instrumentada por España por el monarca Carlos III y través de la cual la burguesía española impulsó reformas políticas y económicas que se hicieron extensivas a las colonias que poseía la metrópoli, entre ellas Cuba.
En el caso de SEAP, surgió como institución social creada a petición de ilustres personalidades e intelectuales cubanos interesados en resolver los problemas y el atraso existente en el país.
Sus miembros fundadores fueron Diego de la Barrera, Francisco Joseph Basabe, José Agustín Caballero, Luis de Las Casas, Juan Manuel O’Farrill, Tomás Romay, Luis Peñalver y Antonio Robledo.
En sus primeras décadas el grupo produjo publicaciones, mantuvo una biblioteca en el Convento de Santo Domingo (1800-1844), y organizó programas educativos. Alrededor de la década de 1790, el grupo construyó el Hospicio o Casa de Beneficencia en La Habana.
Desde sus inicios, contó con una estructura organizada por sesiones. De acuerdo con sus estatutos, fue creada con la finalidad de “promover la agricultura y el comercio, la crianza del ganado e industria popular y oportunamente la educación e instrucción de la juventud”.
Durante los siglos XVIII y XIX, la SEAP realizó importantes aportes a la economía y la sociedad cubana: impulsó el despliegue de la industria azucarera; promovió la construcción del ferrocarril en la temprana fecha de 1837; asumió la dirección del primer Papel Periódico editado en la Isla; fundó la primera cátedra de química y la de economía política; la Academia de Pintura y la de Música; la primera biblioteca pública; numerosas escuelas públicas. En 1831 vio la luz la Revista Bimestre Cubana, órgano oficial de la SEAP.
Entre 1902 y 1958 la SEAP priorizó el desarrollo de las ciencias sociales y la cultura, y continuó apoyando las escuelas públicas. Asimismo, incrementó los fondos y la prestación de servicios de su biblioteca, solo superada por la Biblioteca Nacional de Cuba.
Aunque la Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana todavía existe, su rol a partir de 1959 se vio disminuido y limitado por el intervencionismo estatal en la economía de la Isla, reduciendo a la centenaria organización a un rol meramente simbólico.
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