MIAMI, Estados Unidos. – Esta semana el escritor cubano Leonardo Padura reflexionó en una columna publicada en el diario español El País sobre la creciente ola migratoria que afecta a la Isla, marcada por el éxodo de amigos cercanos y conocidos, quienes abandonan el país en busca de un futuro mejor.
“Ya tiene todos los documentos necesarios, ha comprado incluso el billete de avión. En dos semanas se va de Cuba, casi seguramente para no volver jamás”, comienza Padura, describiendo la partida inminente de su amigo Eduardo hacia Lima, donde se reunirá con sus hijos.
La situación económica de la Isla se presenta como un factor crítico en estas decisiones. Padura señala la desproporción entre los ingresos de los jubilados y el costo de la vida: “La pensión que le asignaron es de unos 2.000 pesos cubanos. Pero sucede que hoy mismo, en Cuba, un cartón de 30 huevos se cotiza en 3.000 pesos”.
Esta realidad económica insostenible empuja incluso a los más arraigados habitantes a tomar la difícil decisión de partir, apunta el escritor, al que se concedió el Premio Princesa de Asturias en 2015.
Padura no solo se refirió a la historia de Eduardo, sino también a la de otros amigos como Kike y Esperanza, quienes también han optado por el exilio. “Eduardo, Kike, Esperanza son de los pocos amigos de siempre que me quedaban en el barrio”, lamenta.
El autor de la saga del detective Mario Conde abordó el fenómeno migratorio no solo desde una perspectiva personal, sino también nacional, citando cifras alarmantes: “Solo entre octubre y noviembre de 2023 ingresaron en Estados Unidos por vías irregulares 38.154 cubanos”.
La columna de Padura concluye con una reflexión sobre el destino migratorio de los cubanos, un tema recurrente en la historia nacional desde los tiempos de José María Heredia. El escritor recuerda que “el exilio ha sido parte sustancial de la historia cubana desde los orígenes de la nación” pero señala que la actual ola migratoria es “el reflejo de una insatisfacción de tantas gentes que prefiere[n] la distancia y vivir todos los dramas que implica un exilio que permanecer en lo propio esperando el porvenir luminoso que no se enciende, que nunca llega”.
En su novela Como polvo en el viento, Padura intenta capturar las motivaciones y consecuencias de esta diáspora, pero reconoce que “la realidad suele ser más potente y dolorosa que la ficción”.
“Hoy estamos viendo cómo se desangra un país del que se van no solo los jóvenes que persiguen un futuro menos incierto, sino también gentes como mis viejos amigos, en busca de un futuro que sin duda tiene mucho de incierto, en el que sufrirán nostalgias y sentirán pérdidas, pero en el que al menos tendrán la cercanía de sus afectos y, con ellos, entre otras cosas, tal vez, un alivio para tanto cansancio histórico”, escribió.
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