LA HABANA, Cuba. – Tras 1959, la comunidad LGBTIQ+ enfrentó una severa persecución. La Revolución Cubana puso en movimiento la maquinaria estatal para segregar a las personas sexo disidentes, y entre 1965 y 1968 fueron creadas las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), donde se recluía a homosexuales para su “rehabilitación”.
Sin embargo, a partir de la década del 90 del pasado siglo, la propia oficialidad promovió una apertura limitada con algunos cambios en el discurso público y avances legislativos moderados. Aun así, la lucha por la igualdad plena ha sido lenta y obstaculizada por la falta de voluntad política para abordar de manera integral las demandas de la comunidad.
¿Cuál es la situación actual de los derechos LGBTIQ+ en Cuba?
A pesar de la aprobación del nuevo Código de las Familias en septiembre de 2022, en el que fueron incluidos derechos específicos para la comunidad LGBTIQ+ ―matrimonio igualitario, reconocimiento de parejas de hecho homoafectivas, adopción homoparental, acceso a técnicas de reproducción asistida y gestación solidaria―, la comunidad LGBTIQ+ en Cuba continúa afrontando múltiples desafíos.
No obstante, la implementación de varios de esos derechos no ha estado exenta de dificultades y algunos, como la gestación solidaria, son en la práctica irrealizables. En cuanto a la reproducción asistida, la crisis económica y sanitaria existente en el país hace que este tipo de técnicas que requieren grandes inversiones se encuentren detenidas.
Por otra parte, en diciembre de 2022 entró en vigor el actual Código Penal, que incluyó un delito contra el derecho de igualdad para sancionar la discriminación por orientación sexual e identidad de género, entre otras causantes. No obstante, la discriminación y la violencia homofóbica y transfóbica siguen siendo problemas estructurales.
¿Qué papel ha jugado el CENESEX en este proceso?
El Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), dirigido por Mariela Castro Espín, ha tenido un papel significativo en la promoción de políticas públicas en torno a los derechos LGBTIQ+. Sin embargo, su rol ha sido ambivalente. Por un lado, ha facilitado avances, pero, por otro, ha sido un aparato represor que monopoliza el discurso oficial y limita el activismo independiente.
El CENESEX ha sido criticado por cooptar la lucha LGBTIQ+, silenciando voces disidentes que buscan una transformación más profunda y auténtica. En mayo de 2020, en el marco del lanzamiento de la Jornada Cubana contra la Homofobia y la Transfobia, Castro Espín expresó, refiriéndose a los activistas independientes: “Hay baratijas [sic], hay garrapatillas que cuando entran no se les mira, no se les considera, porque no son nada, son servidores simples y vulgares del gran poder del imperio”.
Asimismo, en entrevista con Edmundo García, el 7 de mayo de 2020, la hija de Raúl Castro minimizó la gravedad de las UMAP y las experiencias humanas asociadas. Incluso, compraró las UMAP con las escuelas al campo, alegando que es una exageración decir que fueron “campos de concentración”.
¿Cómo ha reaccionado la sociedad cubana ante el Código de las Familias?
La reacción al Código de las Familias ha sido diversa. Por un lado, muchos sectores de la sociedad cubana, incluidos activistas LGBTIQ+ y defensores de derechos humanos, han celebrado la aprobación de la ley como un avance crucial hacia la igualdad. Sin embargo, también ha habido oposición significativa, especialmente desde sectores religiosos y conservadores que argumentan que la legislación va en contra de “los valores tradicionales de la familia”.
Durante el proceso de referendo, hubo campañas organizadas por algunas iglesias evangélicas en contra del Código, lo que reveló divisiones sociales profundas en torno a los derechos LGBTIQ+, junto a expresiones sostenidas por parte de un amplio sector de la oposición cubana que argumentaba que el Código debía ser rechazado porque era una iniciativa que partía de la dictadura.
Este estado de cosas vino acompañado de uno de los mayores desafíos para la implementación efectiva del Código de las Familias: la resistencia cultural y social. Aunque la ley establece derechos claros, la sociedad cubana mantiene prejuicios arraigados contra las personas LGBTIQ+. Asimismo, las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley, como jueces y funcionarios públicos, no tienen la capacitación suficiente para garantizar que el Código se aplique de manera justa y no discriminatoria.
Por otro lado, falta un enfoque más amplio hacia la protección de derechos LGBTIQ+ en áreas que van más allá del ámbito familiar. Sin políticas públicas inclusivas en el empleo, la salud y la educación, los derechos reconocidos en el Código se ven limitados en su impacto real.
¿Por qué la discriminación y la violencia son problemas estructurales?
A pesar de los avances legales, la discriminación y la violencia hacia las personas LGBTIQ+ siguen siendo problemas estructurales en Cuba. La homofobia, transfobia y otras formas de rechazo hacia la diversidad sexual y de género están profundamente arraigadas en muchos sectores de la sociedad cubana. Esta discriminación se manifiesta en diferentes ámbitos: en la familia, en el trabajo, en la escuela, en el acceso a servicios de salud y en espacios públicos.
En el informe “Si no nos mencionan, no existimos. La lesbofobia en Cuba” se ahonda en la realidad de las mujeres lesbianas y bisexuales en la Cuba de hoy. Se concluye que muchas temen ser identificadas como lesbianas, lo que las lleva a evitar entrevistas y situaciones públicas. Un alto porcentaje ha experimentado rechazo y acoso debido a su orientación sexual, una forma de discriminación que tiene raíces históricas.
En la década de 1980, la comunidad LGBTIQ+ en Cuba siguió enfrentando expulsiones de universidades y centros de trabajo, así como deportaciones masivas. Aunque se derogaron algunas resoluciones que criminalizaban la expresión de género disidente, las políticas homofóbicas continuaron. El silencio y la discriminación persisten, y las manifestaciones de lesbofobia y la falta de reconocimiento de los derechos de las personas sexo disidentes siguen siendo un desafío en la sociedad cubana actual.
La discriminación laboral sigue siendo un problema importante. Las personas LGBTIQ+, especialmente las personas trans, a menudo tienen dificultades para acceder a trabajos dignos debido a prejuicios y estereotipos. Esto a menudo las empuja hacia la prostitución y el empleo informal, lo que exacerba su vulnerabilidad económica y social.
En el ámbito educativo, la falta de políticas inclusivas y de programas que promuevan la educación sobre diversidad sexual y de género resulta en entornos hostiles para estudiantes LGBTIQ+. Los casos de acoso escolar por orientación sexual o identidad de género son comunes y, al igual que en otros ámbitos, las denuncias suelen ser escasas debido al miedo a la revictimización o a la falta de confianza en las instituciones educativas.
¿Por qué urge una ley integral trans?
Uno de los mayores desafíos pendientes es el debate y la aprobación de una ley integral trans que proteja y garantice los derechos específicos de las personas trans en Cuba. Actualmente, las personas trans enfrentan enormes dificultades para acceder a derechos básicos como la rectificación de nombre y género en documentos oficiales, lo que las coloca en situaciones de vulnerabilidad ante la ley y la sociedad. Sin esta ley, las personas trans seguirán siendo uno de los grupos más marginados dentro de la comunidad LGBTIQ+, sin acceso a la plena ciudadanía.
El 26 de noviembre de 2021 tuvo lugar un conversatorio con la reverenda Miriam Ofelia Ortega Suárez, miembro de la Comisión Redactora del Código de las Familias, en el que participaron varios activistas independientes de manera presencial y virtual. Durante la charla, el tema de la identidad de género y la preocupación por su abordaje dentro del nuevo código salió a relucir, a lo que Ortega Suárez contestó que “eso es un problema muy sensible. Yo no sé cómo vamos a abordar eso”.
Efectivamente, en el nuevo Código de las Familias no hay un tratamiento claro al respecto de las demandas concretas del colectivo trans, por lo que continúa siendo una asignatura pendiente dentro de la lucha por alcanzar derechos plenos para toda la ciudadanía LGBTIQ+.
¿Qué son las Demandas de la ciudadanía LGBTIQ+ al Parlamento cubano para el período legislativo 2023-2028?
El lunes 9 de octubre de 2023, un grupo de activistas LGBTIQ+ firmaron el documento presentado por la ciudadanía LGBTIQ+ cubana al Parlamento para su período legislativo 2023-2028, el cual plantea un conjunto de demandas que representan un llamado urgente a la justicia social y la igualdad de derechos. Entre las principales exigencias se encuentra la promulgación de una ley integral de identidad de género que reconozca legalmente las identidades trans y no binarias sin requisitos médicos o judiciales, un pedido que está alineado con la necesidad de despatologizar las identidades de género y respetar la autodeterminación de las personas en un contexto donde los derechos de la comunidad trans han sido históricamente negados.
Otro eje central es la solicitud de transparencia en las estadísticas de crímenes de odio y la creación de políticas públicas que aborden de manera efectiva la violencia basada en la orientación sexual e identidad de género. Esto incluye la inclusión de un enfoque de género y diversidad sexual en las investigaciones, para visibilizar las realidades de la comunidad LGBTTTIQA+ en un país donde la homofobia y transfobia aún prevalecen. De igual manera, se aboga por el reconocimiento de las familias diversas, exigiendo la protección legal de las maternidades y paternidades no heteronormadas, asegurando así el derecho a la adopción y la reproducción asistida para todas las parejas.
El documento también destaca la necesidad de descentralizar los servicios médicos especializados para personas trans y la creación de una ley integral contra la violencia de género, que contemple las experiencias de la comunidad LGBTIQ+. Además, se subraya la importancia de diseñar políticas públicas para el bienestar de las personas mayores de la comunidad, quienes enfrentan desafíos particulares en la vejez. Estas demandas exigidas por los activistas independientes cubanos reflejan una profunda necesidad de reformas estructurales que garanticen la igualdad, la dignidad y el respeto a la diversidad en Cuba.
Camino al futuro: Perspectivas de los derechos LGBTIQ+ en Cuba
El futuro de los derechos LGBTIQ+ en Cuba dependerá en gran medida del activismo independiente de base comunitaria. Este activismo ha sido esencial en la visibilización de las demandas de la comunidad, a pesar de las restricciones impuestas por el Estado cubano, que limita la libertad de asociación y expresión. Grupos independientes han trabajado para crear espacios de apoyo, educación y empoderamiento para las personas LGBTIQ+.
Por eso, han enfrentado diversas formas de represión, desde la vigilancia y el acoso hasta la censura y las amenazas. A pesar de esto, han seguido luchando por los derechos de la comunidad LGBTIQ+ y por una sociedad más inclusiva y justa. El activismo fuera del control del Estado es crucial para mantener una presión constante y auténtica en la búsqueda de cambios estructurales profundos.
El avance en los derechos LGBTIQ+ también requiere un cambio en el panorama político de Cuba. La falta de espacios para la sociedad civil y la concentración del poder en el Estado dificultan que las demandas de la comunidad LGBTIQ+ sean escuchadas y atendidas de manera efectiva. Es crucial que el Estado permita una mayor participación de la sociedad civil en la toma de decisiones y que se escuchen las voces de los activistas independientes, en lugar de intentar silenciarlas.
El futuro de los derechos LGBTIQ+ en Cuba dependerá de si el país avanza hacia un modelo más inclusivo y participativo en el que las organizaciones independientes puedan operar libremente y sin interferencias. La participación ciudadana en la formulación de políticas, especialmente en temas de derechos humanos, es vital para garantizar que las leyes y las políticas respondan a las verdaderas necesidades de la comunidad.
Educación y sensibilización como herramientas de cambio
La educación y la sensibilización social son clave para el avance de los derechos LGBTIQ+ en Cuba. Los cambios legales, como el Código de las Familias, deben ir acompañados de un cambio cultural más amplio que combata los prejuicios y promueva la inclusión.
Es necesario implementar programas educativos que incluyan la enseñanza de la diversidad sexual y de género en las escuelas, desde una edad temprana. En este sentido, continúa pendiente la implementación de la Resolución 16 del 26 de febrero de 2021, la cual fue suspendida, supuestamente, por “la tensa situación económica y epidemiológica presente en el territorio nacional”, que no habría permitido “garantizar la producción de libros de textos, planes, programas, orientaciones metodológicas y cuadernos de trabajo para la generalización del Tercer Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación ni de otros programas educativos, relacionados con la prevención de la discriminación por color de la piel, la Educación Integral en Sexualidad con enfoque de género y derechos sexuales y reproductivos y la prevención de la trata de personas”.
Estas razones resultan contradictorias, ya que en otros casos el sistema educativo cubano ha encontrado vías efectivas para transmitir conocimientos ―como las teleclases, por ejemplo―, lo cual sugiere la falta de voluntad política y la intimidación por presiones religiosas y sociales motivadas por prejuicios y discriminaciones.
¿Qué esperamos de la comunidad internacional?
La comunidad internacional puede desempeñar un papel importante en el apoyo a la lucha por los derechos LGBTIQ+ en Cuba. Las organizaciones internacionales de derechos humanos, los gobiernos extranjeros y otros actores globales deben continuar monitoreando la situación de los derechos humanos en la Isla y presionando para que se respeten los derechos de la comunidad LGBTIQ+.
La solidaridad internacional es decisiva para apoyar el trabajo de los activistas independientes en Cuba. La comunidad LGBTIQ+ cubana puede beneficiarse de alianzas con organizaciones y activistas de otros países que puedan ofrecer recursos, capacitación y visibilidad a su causa. Este apoyo puede ayudar a fortalecer el movimiento local y a amplificar sus demandas a nivel global.
Por otra parte, la presión que puedan ejercer los gobiernos y organizaciones internacionales sobre el Estado cubano para que garantice derechos humanos básicos en relación con la comunidad LGBTIQ+ es fundamental. Exigir la liberación de activistas detenidos, la protección de los defensores de derechos humanos y el respeto a la libertad de expresión y de asociación para todos los ciudadanos cubanos son las demandas principales.
El camino hacia el futuro de los derechos LGBTIQ+ en Cuba tiene múltiples desafíos, pero también oportunidades. El activismo independiente, la apertura política, la educación inclusiva, las reformas legislativas y el apoyo internacional serán fundamentales para lograr una sociedad más justa e igualitaria para todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género.