LA HABANA, Cuba.- Una asignatura en las escuelas de la República era Moral y Cívica, que se enseñaba con un libro de texto con lenguaje sencillo y de fácil comprensión.
Recientemente encontré en una de las pocas librerías que quedan de compra y venta de libros de uso, un ejemplar titulado: Enseñanza Cívica, del Dr. Gustavo A. de Aragón, quien fuera un alumno eminente en la Universidad y catedrático por oposición de esa asignatura, en el Instituto de la Habana. El libro, impreso por la Editorial Cultural S.A. en 1928, en su cuarta edición, encuadernado en tela, y con letras bien legibles, tiene la particularidad de tener impresas en “negritas” frases que ayudan al lector o estudiante a una mejor comprensión del contenido.
El índice consta de: Introducción, El Estado, El Gobierno, El Individuo, Evolución Política de Cuba y un Apéndice. Cada capítulo se divide en epígrafes que llevan el asunto tratado en una nota al margen, como ayuda para encontrar el asunto preciso, sin tener que leer todo el tema.
Dentro de los asuntos tratados están: La Patria, La Nación Cubana, Elementos del Estado, Composición del Gobierno; Los Poderes Públicos, Formas de Gobierno, Funciones del Gobierno, Los Presupuestos, Los Impuestos, La Moneda, La Ciudadanía, La Libertad Individual, El Sufragio y otros.
En su inicio se expresa la definición de Enseñanza Cívica: “Es la ciencia práctica que tiene por objeto preparar al ciudadano para las funciones que tiene dentro del Estado, mediante la enseñanza de los derechos y deberes que en él tiene todo hombre, como individuo y como ciudadano”.
Aclara después que: “…el fin de la Enseñanza Cívica es la preparación del ciudadano para que realice después de modo consciente y fructífero las funciones que tiene dentro del Estado” e “instruirle en los derechos y deberes que tiene todo hombre, como simple individuo y como ciudadano, o sea, como miembro integral de un Estado”.
A partir de estas dos primeras ideas, desglosa de forma pormenorizada en cada capítulo, los conceptos de Estado y Gobierno, sus funciones, cómo están compuestos y sus diferencias. Señala que en ocasiones se confunden la misión del Estado, que es legislar, y la del Gobierno, que debe cumplir con las leyes establecidas, y hacerlas cumplir.
Sobre el Derecho, explica que es “el conjunto de leyes, usos y costumbres que hacen posible la vida social, armonizando los intereses de los individuos entre sí o de los individuos y el Estado”.
Con referencia a la opinión pública, dice: “Para que la opinión pública sea espontánea, sincera, para que esté saneada, es preciso la libre emisión del pensamiento; donde no existe este derecho, en un régimen despótico, la opinión no está saneada; está viciada por el temor o por la adulación, nunca es el reflejo del sentir popular”.
Señala que: “La existencia de los partidos políticos es una necesidad en las democracias, porque encauzando las opiniones, permiten conocer cuál es la opinión de la mayoría del país, facilitando la realización de la voluntad popular”.
Son solo tres citas. Haría falta reproducir el libro de forma íntegra, para comprender el valor que encierra en sus páginas.
El volumen, que cuenta con 472 páginas, termina con un “Resumen de la Historia Política de Cuba” y el apéndice donde aparecen algunos de los principales documentos de nuestros anales, como las Constituciones de Guáimaro, Jimaguayú, La Yaya, la Constitución de 1901, que estaba vigente cuando se publicó el libro, y los principales tratados que existían entonces con los Estados Unidos.
En la actualidad, se supone que los ciudadanos conozcan las funciones gubernamentales y las leyes del país por medio de la Gaceta Oficial, con un lenguaje legal propio para abogados y especialistas, que crea más confusión que discernimiento dentro de la población.
Después de 1959, la enseñanza de la Moral y Cívica fue suprimida del programa escolar en Cuba. Un librito llamado Educación Formal es un mal remedo de aquellos textos de Moral y Cívica, que enseñaban el comportamiento social de las personas, la estructura del gobierno y sus leyes.
Para el régimen, lo importante es la “Formación Política”, el adoctrinamiento inculcado de manera repetitiva en todo momento y por todos los medios disponibles, a través de los maestros y la propaganda generalizada.
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