frutas espinadas de un enclave remoto
oblongas
aquello flotado que quise algún día recibir
quizás a eso vine a su orilla
bífido igual para serme olvidado
en plantíos sepultados bajo nimbos
a que mi asfixia ceda
y las inflorescencias que aún cuelgan de mis orejas sangren
que ese ramito en la oreja
de mi amigo ya cansado sangre
su silueta es recaudo hoy difícil de pronunciar
de pulpa amarga
lo probaría antes de morir y no por equivocación
quizá en Busuanga
como el Visitador sus manchas
lo que queda de la arena de aquella foto de niño extranjero
y los demás a mi alrededor gitanos
los pies posados todos en el pliegue de un mar antiguo
recitábamos en ese idioma manso
recitábamos el miedo a ser mordidos
en la lengua silenciada de Celan
en la punta de sus seis dedos
en el agua ambarina de su mortaja
me recuerdo apartando las conchas en el fondo mientras tiraban la foto
barquito de papel mi amigo infiel
hay otra foto años después otro mar no es yo quien se lanza
tiene piernas fuertes que ella amaba incluso al traicionar
vivíamos en esa bahía de ancla suelta enemiga de su borde
con su filo escoltado en añil de abejorros
parecía el paraíso pero no
me acordé que ya luego ni fui joven en ti
luego la brisa se detuvo
y nuestro hablar se hizo hosco
¿era el designio de esta soledad extranjera?
sin nudos como una carta náutica dormida en el índice
barquito de papel mi amigo infiel
Terminar en Busuanga alejado de para siempre
a que se filtre la arena aquí en el fondo
a que atraviese
y devenir cosa quizá muy averiguada
por otro extraño
por estos ojos largos levemente caídos
dudando si tocarme o no
en lo que no se ofrece
y que resbala sabiendo que hago aquí
deseado en varas a punto de desgranar
en la noche del nunca regreses del a quién llamaría pero aun así
sitiado
por cinturas abiertas
por mayates macizos como lajas
a tragar
este anónimo que apenas entiende
mortero humedecido y destinado hasta el fondo
en su molde descalzo
a que atestigüe el chorreado de esta savia casi cúrcuma
de la glándula del raro atragantada en su saliva
recién remojada casi alma con un exceso por exprimir
cáscara áspera derrochada en tinta de Cian
como el pájaro astuto no la mordí
ahora ya tardío para otro veneno
envejecido
fosilizado en mi cobarde precisión
barquito de papel
en Busuanga
donde no me conocen y nadie que explique
este estertor que no es malaria
sino lo concentrado brea al resistir
el estrépito adentro del que se ahorra palabras
entran por los ojos como insectos saben
han aprendido a ver detrás de los altares
del dictador orlado de la cruz de la promesa
el padre y el hijo y el desconocido en el tacto
contratados para servir en la fatiga del aire en su papel abanico
para quienes no existen anillos sin plumas ni burbujas sin peces
yacen en la humedad índigo envueltos en complicadas tramas
que no banderas protuberancias de sedas silbantes
sus piernas siempre afuera a que se enrolle la brisa
barquito de papel mi amigo infiel
torneada la sensación de una pérdida tan próxima
arrastrando su cromo la canción incapaz de quedarse
no sé cómo cuándo desaparecí
sin cumplir la palabra de volver cuando dije
en rompimiento con mis naturales
para quienes los cercanos y los muertos sí cuentan
no sólo pimienta plata canela opio loza fina
estaño clavo sexo cosas de mucha estimación
perdida la memoria de quien ya no regresa
borrada la cicatriz sin intención borrada
en la mudanza tenue de los entes sin par
una unidad de medida secreta como el sarro del agua sucia
en el cono romo del día
tengo 100 años y no soy de aquí
ni de donde
pero aún podía bailar y untado desbordarme
sin pertenecer
al tatuaje fresco al oro en el puño recién abierto
y a lo demás a su verga
a punto de fermentar la cubierta de fuego en la copa
sudado al cimbrear
todos locales distinguidos en la cadera
pero al voltear y verte eres el extraño que desconoce su edad
un desertado de sí de patria chica
malgastado en el óculo animal de la carnada
ya masa invisible borrosa al filo de la flecha a su contagio
justo donde antes desembocara una cavidad
un derrame el infarto por oclusión al final del pelaje
en lo hondo el afuera parecía esa bestia ese peñasco
de pie en el chasquido del salitre como una sombra
barquito de papel mi amigo infiel
viendo ese punto de tierra firme Black Island
mancha escamada
lo que el ojo sabe antes de suceder
lo que ya sabes de ti
todavía incólume
acumulado y mudo ya
cimbrado por las olas
a que el expulsado remembrara otra orilla
el chasquido de la lona en el viento
donde quien fuiste escarbó una duda el secreto su enroscada dilatación
y ahora todo mar duele lo que sabes de ti
a que te sostenga cualquiera duro en penumbra
horadado con garfios de concha con lazos de liana con redes
quería asirme asirme a todo lo que supura labrado
a él
a esas piernas mojadas bajo el bambolearse del toldo
fuente de toda teoría acá
abandonado a su matiz oscuro el matiz de mi padre pensé
tragarme las nueces de la yaca y lograr ser enterrado
con un ritual de nubes de jengibre y de garras abiertas
ahogado a discreción como una ofrenda isleña
barquito de papel mi amigo infiel
me otorgaría una pertenencia mínima
ganar un recuerdo
ahogado en mi propio planeta abusado aunque sin vínculo
no como ellos tan calmos dejándose acariciar donde la luz se quiebra
bailándole al agua portando discos de nácar
bordándose unos a otros las algas con trenzas
uno es un extranjero difícil de contentar de retorcido regreso
de nada servirá esta Relación
de un viaje a Busuanga
ni dóciles peces constelados
ni el murmullo ininteligible en el labio del ónix ni nota
el lloriqueo las frases falsas
el sujeto ebullido del asco como un resplandor
ser mi humilde enemigo
los locales prefieren desovar al alba ser olvidados incluso muertos
les basta regresar en las fiestas leves espíritus al humear los mangos
bosques completos por humear a que se dilate su pulpa
mi madre me los traía de la primera floración a que mi deseo se tensara colgando henchido en el bálsamo del diluvio inicial
a que pisara firme como este pie ancho sobre la barra de bambú
mientras planeamos en la espuma rápida del Mar de Sumatra
no tengo tribu le contesté
una tribu que conozca la calma salada de las cosas pequeñas
lo que después emerge como promesa
como un brazo de agua dulce en el manglar
lo que el mozo a cargo de movernos me ha dicho
que pernoctan desnudos en ese barracón
tuve una erección al oírle
no sólo por el peso de su lengua
de vocales largas como la estela de los dugones
llévame contigo, Señor
a lo hondo encallado en mi boca
por resistir como estas bestias sencillas
de-dos-en-dos
aunque exiliados igual por el borde del yodo
casi no sienten la inminente extinción
y así pospondría mi regreso
todo por nadar con ellos en el morir del fondo
en el prisma ambarino de su reclusión
en la lengua líquida de su mortaja
y quizá acomodar a mi modo las conchas bien abajo
tarde y sin foto
mi amigo infiel a que tu sangre rota
me impulse
lejos cada vez
más lejos
barquito de papel
sin patria disponible
barquito de papel

Gran amigo que se nos ha marchado. Desde 1978 que nos conocimos siempre nuestro afecto fue invariable. Descanse en paz su alma curiosa