El documental ‘Landrián’, de Ernesto Daranas, se exhibió en La Habana para celebrar el natalicio del autor de ‘Coffea Arábiga’

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Fotograma de ‘Landrián’; Ernesto Daranas
Fotograma de ‘Landrián’; Ernesto Daranas (YTouTube / Cine Cubano ICAIC - Trailer)

La Fábrica de Arte Cubano (FAC) acogió este domingo 30 de junio una presentación del documental Landrián, del realizador Ernesto Daranas. El popular centro cultural habanero y el proyecto La Jeringa (organizadores del cineclub Kinocúlate) programaron el filme para rendir homenaje al excepcional autor de Coffea Arábiga (1968) el mismo día que se cumplieron 86 años de su nacimiento. 

El director de la película, el fotógrafo Ángel Alderete, el crítico de cine Gustavo Arcos y la artista Gretel Alfonso (viuda de Guillén Landrián) asistieron al evento en calidad de invitados para recordar la vida y la obra de “uno de los pioneros del cine cubano de la era revolucionaria que, no obstante su inmensa creatividad y talento, se vio sometido a la censura, el ostracismo, la cárcel y el exilio”, según recordó La Jeringa en redes sociales.

“Lamentablemente, Landrián y su obra son apenas conocidos por nuestro público”, dijo a Rialta Noticias Ernesto Daranas, convencido de la importancia de promover la obra documentalista y discutir la biografía del documentalista. “Nicolás Guillén Landrián fue el cineasta de la duda, de la desacralización y de la ironía”, reflexionó. “Se debe destacar también la sensibilidad con la que supo mirarnos: su capacidad para expresar la consternación de aquel «hombre nuevo» frente a un mundo en transformación al que debía sumarse sin reservas, y aún sin comprenderlo del todo. Esta mirada mantiene toda su vigencia, tanto en lo estético como por su capacidad provocadora”.

Estrenado en la sección Venice Classics del Festival Internacional de Cine de Venecia, Landrián indaga en la producción fílmica, la experiencia creativa y la vida del artista, fundamentalmente durante los años en que estuvo vinculado al Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Daranas utiliza como núcleo narrativo la búsqueda de los originales en celuloide de Landrián, guardados en las bóvedas de esa entidad, que alterna con los testimonios de Gretel Alfonso y Livio Delgado, el director de fotografía que acompañó a “Nicolasito” en varias de sus primeras películas.

“Hay una gran afinidad entre el espectador de hoy y esos personajes de Landrián que nos sostienen la mirada”, comentó Daranas. “Las pocas proyecciones hechas en Cuba demuestran el interés de nuestro público en sus películas, pero esto es algo que no ha pasado solo entre nosotros. Su obra restaurada está llegando a escenarios tan importantes como el Festival de Venecia, el Lumiere de Lyon y el Cinema Ritrovato de Bologna, los eventos de cine restaurado más significativos del mundo. Allí los documentales de Landrián han destacado entre grandes clásicos de la cinematografía internacional con un interés de público tremendo”. Según el también director del largometraje de ficción Conducta, a los espectadores internacionales les impacta “conocer algunos pasajes de su vida, pero más les desconcierta saber que, todavía a estas alturas, el cine cubano continúa enfrentado esos mismos demonios”.

Landrián explora la singularidad del imaginario del autor de Desde La Habana ¡1969! Recordar (1970), que ha influido en las más recientes generaciones de creadores cubanos. Su experimental obra se distanció siempre del triunfalismo del discurso político revolucionario y legó una aguda meditación sobre el golpe subjetivo que supuso la Revolución en los individuos marginalizados. Resultó, de hecho, una contundente reflexión sobre la racionalidad del poder y el peso de la Historia en la sociedad de su tiempo. Por supuesto, Daranas emprende también una revisión de las sucesivas experiencias de censura sufridas por Guillén Landrián, cuya obra fue condenada al ostracismo durante décadas, así como de los continuos actos de represión a que fue sometido el documentalista antes de ser empujado al exilio. 

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Nicolás Guillén Landrián
Nicolás Guillén Landrián

Otro de los valores de Landrián es su valiosa meditación acerca de los manejos institucionales del archivo fílmico cubano. En principio, el documental resultó de una empresa mucho mayor emprendida por el director de Los dioses rotos:la restauración de la imprescindible producción de Guillén Landrián, cuyo redescubrimiento, hacia principio de este siglo, supuso una inflexión en las lecturas del devenir del cine posrevolucionario. “El Proyecto Landrián fue fruto del azar”, reconoció Daranas. Todo comenzó con “una visita de trabajo que hice en 2019 al archivo. Me impactó su estado de abandono. La primera película por la que pregunté fue Ociel del Toa, a la que me unen motivaciones personales. Ahí supe que toda la obra de Landrián estaba en riesgo de perderse, junto a buena parte del patrimonio fílmico cubano”.

“Gran parte del daño acumulado es irreversible a estas alturas”, lamentó. “Aunque no se han dejado de hacer algunas cosas, durante muchos años se ha estado esperando por una inversión millonaria que devuelva a los archivos las condiciones ideales para la preservación de las películas. Eso no va a suceder, mucho menos en este contexto. La única salida objetiva depende de una inversión mucho más modesta que permitiría digitalizar en 4K todo el patrimonio fílmico cubano. Esto lo dejaría listo para su futura restauración digital. El Proyecto Landrián es solo una muestra de lo que podría hacerse bajo esa filosofía de trabajo”.

‘Landrián’ (2022); Ernesto Daranas (IMAGEN YouTube / Altahabana Films - Trailer)
‘Landrián’ (2022); Ernesto Daranas (IMAGEN YouTube / Altahabana Films – Trailer)

La idea de realizar Landrián surgió mucho después de emprender esta faena. “En el 2019 yo solo pensaba en cómo lograr restaurar los diez cortos encontrados y en recopilar toda la información posible sobre Landrián”, agregó Daranas. “Fue el impasse de la pandemia, la persistencia de la censura y los sucesos que empezaron a tener lugar en Cuba los que me llamaron la atención sobre la pertinencia de realizar el documental. Hubo muchos obstáculos, pero en cada momento se pudo encontrar el apoyo necesarios para sortearlos, debo destacar el ofrecido por el propio ICAIC, Altahabana Films, Aracne DC, Trigon Film, Fila20, PAXy, CIFARRA y la EICTV”.

Por fortuna, hace algunos años Nicolás Guillén Landrián viene disfrutado un significativo reconocimiento internacional. Este 2024 el Open City Documentary Festival de Londres celebró el legado del autor con la proyección de cuatro de sus documentales —En un barrio viejo (1963), Ociel del Toa (1965), Los del baile (1965), y Coffea Arábiga—, junto al propio filme de Daranas. En Escocia, la Universidad de Edinburgh organizó en 2023 un coloquio con motivo del veinte aniversario del fallecimiento de Nicolasito; allí se discutió acerca del valor y el alcance de su obra y sobre la restauración de la misma.

“Para mí es muy importante que Landrián y los diez documentales restaurados sean vistos en Cuba fuera del marco de los festivales”, confesó Daranas. “Por eso valoro tanto esta posibilidad [de exhibición en Fábrica de Arte Cubano]”.

De hecho, esta ha sido la primera exhibición del documental fuera de las instituciones oficiales. El año pasado se programó en los cines de La Habana en el marco del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, donde compitió por el Coral de Largometraje documental.

“Me hace mucha ilusión el detalle de que esta exhibición coincida con el natalicio de Landrián, así como la posibilidad de poder compartirla con amigos como Gretel Alfonso, Ángel Alderete y el crítico Gustavo Arcos”, concluyó el cineasta. “Es muy importante que espacios de este tipo proliferen, porque la descentralización permite cubrir zonas de vacío de la programación cinematográfica institucional y también por las alternativas que generan frente al grave deterioro de nuestra infraestructura de exhibición”.

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