
La galería Thomas Nickles Project, en el Lower East Side de Nueva York, presenta hasta el 27 de octubre venidero How to Return to a Place that Isn’t There (Cómo volver a un lugar que no existe), una conmovedora exposición que sitúa al público frente a las historias como inmigrantes de cuatro artistas cubanos y una paquistaní.
La nostalgia, el trauma, y “la memoria como fuerza generadora”, son ideas que atraviesan la organización curatorial, a cargo de la cubana Haydee Oliva, según puede leerse en la nota de prensa emitida por la galería.
“Tener un hogar al que regresar es algo perdido en mí”, dijo Oliva en conversación aparecida en El Estornudo con la periodista cubana Carla Gloria Colomé, quien además ha escrito el artículo de presentación de la muestra inaugurada el 11 de septiembre. El texto es un fragmento punzante de su propia historia, que se integra perfectamente como otra pieza en el relato conjunto de quienes migran y pierden para siempre tantas de las cosas que un día fueron o amaron.
“Es algo que me ha atormentado un poco desde hace años. Cómo volver a un lugar que no existe se sitúa en la tenue línea entre la posmemoria y la nostalgia”, explica Oliva en la mencionada revista independiente cubana. “Mientras que la posmemoria trata del trauma y la herencia, la nostalgia es un recuerdo del pasado que lo romantiza o lo convierte en un mito. La nostalgia es un anhelo de volver a casa, a pesar de la posibilidad de que ese hogar ya no exista”.
Los cinco creadores que participan son el consagrado fotógrafo Juan Carlos Alom; la fotógrafa y artista performática Paola Fiterre; el escultor, fotógrafo, dibujante y videógrafo Javier Castro; el escultor, pintor, fotógrafo y dibujante Hander Lara y la pintora, escultora y performer Qinza Najm (Paquistán).
A través de las obras seleccionadas, la curaduría defiende que el arte es una “herramienta mnemotécnica”, y aclara de paso que “la importancia del arte y su relación con la memoria no reside necesariamente en el objeto resultante en sí, sino en su capacidad para engendrar la conexión con un sentimiento de pertenencia y empatizar con las historias de los artistas”.
Las piezas reunidas en How to Return to a Place that Isn’t There definen “un collage de imágenes y sonidos, un rompecabezas en el que hay historias y vidas, raíces y restos de los lugares y las historias personales de los artistas”, advierte el comunicado de la galería neoyorquina. Algunos de estos artistas hablan de “ruptura y disolución de las identidades”; otros, de los fragmentos rescatados, capturados, de la vida pasada, y otros, de “los nuevos comienzos”.