CDMX, México. – Cuatro meses después de haber sido retiradas del Jardín Tabacalera, las estatuas de Fidel Castro y Ernesto Che Guevara continúan guardadas en una bodega de la Alcaldía Cuauhtémoc. La propia alcaldesa, Alessandra Rojo de la Vega, exhibió este jueves nuevas fotografías de las esculturas y planteó fundirlas para convertirlas en un monumento al alcalde mexicano asesinado Carlos Manzo.
En un mensaje difundido en sus redes sociales, junto a cuatro imágenes de las figuras de bronce protegidas con plástico de burbujas, Rojo de la Vega escribió: “Estos son los que deberían ser los verdaderos presos políticos, dictadores y asesinos, que ustedes veneran y por lo visto siguen sus mismos pasos. Una gran idea sería fundirlas y hacerle un homenaje a Carlos Manzo. ¡Viva la resistencia y la libertad!”.
Dos de las fotos muestran a la alcaldesa posando junto a las esculturas y señalando la fecha en las portadas de diarios nacionales, como prueba de que las piezas siguen bajo resguardo de su administración. En una de ellas aparece sonriendo mientras sostiene el periódico Milenio; en otra, las cabezas de Fidel y el Che aparecen junto a un ejemplar de La Jornada.

Previamente, el propio Gobierno de Ciudad de México había informado que las esculturas permanecerían bajo custodia de la demarcación mientras se resolvía la controversia sobre su retiro. El nuevo mensaje de Rojo de la Vega confirma que, pese a los reclamos oficiales, las figuras no han sido entregadas a la administración central ni reubicadas en otro punto de la capital.
La publicación de la alcaldesa tuvo lugar horas después de que el Congreso de Ciudad de México difundiera un comunicado sobre un debate en el pleno en el que diputados oficialistas la señalaron por presunta participación en los disturbios ocurridos durante una marcha el 15 de noviembre en el Zócalo. En esa sesión, la mayoría exhortó a que se investigara el papel de figuras de oposición y pidió la “separación temporal” de Rojo de la Vega y del alcalde panista Mauricio Tabe mientras avanzan las indagaciones.
La propuesta de fundir las estatuas para levantar una figura de Carlos Manzo —presidente municipal de Uruapan, Michoacán, asesinado el 1 de noviembre— se inserta así en un pulso político más amplio entre la alcaldesa de Cuauhtémoc y el partido gobernante Morena, que desde julio cuestiona el retiro de los monumentos a los líderes de la Revolución cubana.
Las esculturas forman parte del Monumento Encuentro, una banca de parque con las figuras de cuerpo entero de Fidel Castro y Ernesto Che Guevara, obra del escultor mexicano Óscar Ponzanelli. La pieza fue instalada en 2017 en el Jardín Tabacalera para conmemorar el primer encuentro en Ciudad de México, en 1955, entre los dos dirigentes, antes de la expedición del yate Granma y el derrocamiento de Fulgencio Batista.
El conjunto, conocido popularmente como “la Banca del Che y Fidel”, pesa unos 250 kilogramos y fue autorizado por el Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos (COMAEP) como patrimonio cultural de la ciudad, de acuerdo con comunicados del Gobierno capitalino. Desde su inauguración, sin embargo, la obra despertó polémica: fue vandalizada varias veces y en 2019 llegó a retirarse temporalmente y a guardarse en una bodega municipal.
El retiro de julio: “Esta ciudad no puede ser refugio de dictadores”
El 16 de julio pasado, ya bajo la administración de Rojo de la Vega, cuadrillas de la Alcaldía Cuauhtémoc desmontaron la banca de bronce del Jardín Tabacalera con ayuda de maquinaria pesada. La alcaldesa difundió un video en el que explicó que las esculturas se quitaban porque “nunca hubo un procedimiento correcto para colocarlas” y no existía “un solo papel” que autorizara “su instalación”.
Ese mismo día, en la red social X, la funcionaria resumió su postura con una frase que se volvería viral: “Ni el Che ni Fidel pidieron autorización para instalarse en Cuba… y tampoco en la Tabacalera”.
En una entrevista posterior con CubaNet, Rojo de la Vega aseguró que la decisión respondió a quejas de residentes de la zona y a irregularidades administrativas. “Nos dimos cuenta gracias a las denuncias de muchos ciudadanos que estas esculturas habían sido puestas de manera irregular”, afirmó. Según explicó, los vecinos le decían: “No queremos a estos represores, asesinos, dictadores en nuestro espacio”.
La alcaldesa también defendió que la Cuauhtémoc no debía servir para exaltar a los jefes de la dictadura cubana: “Esta ciudad no puede ser refugio de opresores, de dictadores y mucho menos de este par, con el daño que hicieron”. Aclaró que las esculturas habían costado 600.000 pesos del presupuesto de la alcaldía y sostuvo que ese dinero debió destinarse a servicios básicos para los vecinos.
La remoción detonó una ola de críticas desde el partido oficialista Morena y desde actores políticos y organizaciones vinculadas al régimen cubano. El embajador de Cuba en México, Marcos Rodríguez Costa, defendió en X el legado de los dos líderes comunistas, mientras que el Partido Popular Socialista de México, el Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba y la Asociación de Cubanos Residentes en México exigieron la reposición del monumento.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, calificó en su conferencia matutina de “mal” el retiro de las esculturas y preguntó por qué la alcaldía no entregaba la obra para reubicarla en otra parte de la ciudad, al considerar que representaba “un momento histórico” más allá de las opiniones sobre los personajes.
El Gobierno de Ciudad de México emitió después un comunicado en el que consideró “ilegal” el retiro de la banca porque la Secretaría de Planeación —que preside el Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos (COMAEP)— no había recibido ninguna solicitud formal para evaluar su remoción.
La jefa de Gobierno capitalina, Clara Brugada, también cerró la puerta a una de las ideas de Rojo de la Vega: subastar las esculturas a simpatizantes del castrismo y usar el dinero en obras públicas. En una declaración reproducida por medios mexicanos, Brugada afirmó que las figuras de Fidel y el Che no se podían subastar y que debían colocarse en un sitio simbólico de la ciudad.
Rojo de la Vega, por su parte, respondió desde X a los señalamientos de Sheinbaum. En su mensaje retomó palabras que la entonces jefa de Gobierno pronunció en 2020, cuando aseguró que “nunca más se rendiría homenaje a represores ni dictadores”, y las aplicó a los líderes cubanos: “Fidel Castro y el Che Guevara fueron exactamente eso: represores, representantes de un régimen dictatorial y responsables de miles de muertes”.
Mientras el Gobierno capitalino insiste en que el retiro de las esculturas fue “fuera de norma” y que la banca forma parte del patrimonio cultural de Ciudad de México, la Alcaldía Cuauhtémoc mantiene el control material de las piezas. Ni la administración central ni el COMAEP han anunciado aún un acuerdo definitivo sobre su destino, aunque el comité exige que se regularice la situación y se definan, conforme a la ley, su permanencia, reubicación o retiro.








