LA HABANA, Cuba. – Al inicio de la Tarea Ordenamiento, en enero de 2021, muchos cubanos que no tenían empleo corrieron a las oficinas municipales del Ministerio de Trabajo en busca de plazas de trabajo vacantes. Iban motivados por un alza en los salarios y la eliminación de algunos subsidios y gratuidades.
Sin embargo, ese interés de las personas por el empleo estatal no duraría mucho. La hiperinflación que se entronizó en la economía superó con creces a la diseñada por Marino Murillo, y muy pronto los altos precios se tragaron la mayoría de los salarios con que los jerarcas del castrismo pensaban estabilizar la situación.
Ya casi ningún salario estatal alcanza para hacer frente a la carestía de la vida. En ese contexto se ha perdido el interés por el trabajo en empresas y entidades gubernamentales, y cada día son más las plazas vacantes en esos lugares. Un fenómeno que comienza a inquietar al oficialismo.
En su edición del pasado 19 de junio el periódico Granma se refirió a la gran cantidad de plazas vacantes, solo en la provincia de Pinar del Río, aunque la situación pudiera hacerse extensiva al resto del país. Un total de 282 puestos de trabajo vacantes en ese territorio conspiran contra el propósito de empresas y entidades por cumplir sus compromisos productivos y de prestación de servicios.
Por otra parte, el periódico Tribuna de La Habana, en su edición del domingo 18 de junio, dio a conocer las ofertas de empleo de cinco entidades estatales, pertenecientes al Ministerio de las Fuerzas Armadas, la Aviación Civil, el Ministerio de Transporte, el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, y la Industria Ligera.
En total se ofertan 35 plazas, que van desde auxiliar de limpieza hasta especialistas de nivel superior. Y aunque en algunas de estas plazas los salarios llegan hasta los 7.000 pesos mensuales, en la mayoría fluctúan entre los 4.000 y 5.000 pesos. Si tenemos en cuenta que un paquete de pollo en la economía informal ronda los 2.500 pesos, y que un cartón de huevos podría llegar a los 2.000 pesos, llegamos a la conclusión de que son salarios que no atraen a casi nadie.
Además de los insuficientes salarios que se devengan en las empresas y unidades presupuestadas del Estado, existen otros factores que mucho han contribuido al desdén por el empleo en esas entidades. Uno de ellos es la posibilidad de laborar en algunas de las formas no estatales de gestión, como las mipymes y el cuentapropismo ―en las cuales, evidentemente, los ingresos son superiores―, y también hay que considerar la creciente emigración que se hace presente en todas las vertientes de la vida nacional.
Esta pérdida de trabajadores que va golpeando a la empresa estatal socialista constituye un gran obstáculo para la cacareada pretensión del castrismo por hacer de estas entidades el eslabón fundamental de la economía cubana.
A la carencia de autonomía, la falta de materias primas, la obsolescencia tecnológica y la escasez de recursos financieros, las empresas estatales deben agregar ahora la pérdida de profesionales y obreros calificados que han decidido buscar otros horizontes.
La maquinaria del poder anuncia la próxima emisión de una Ley de Empresas, con el objetivo declarado de que esas entidades perfeccionen su gestión productiva. Sin embargo, nada se dice sobre un solicitado aumento de salarios.
Y si no hay aumento de salarios, no creo que haya ley alguna que logre despertar el interés de los trabajadores por laborar en esas empresas.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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