LA HABANA, Cuba. – Una nota de la portada del periódico Granma del pasado 21 de marzo no sorprende a ningún cubano. Es lo de siempre. Conocemos la historia de nuestro país, la crueldad y el terror que se practicó al inicio de la Revolución de Fidel Castro con los enemigos vencidos. Todos sin excepción fueron condenados a muerte ―hubo más de 600 fusilados― y miles fueron sometidos a prisión política.
Jamás ocurrió una reconciliación nacional como cuando los estadounidenses intervinieron para que finalizara una guerra contra España que dejó empobrecida a la Isla.
Pero, ¿qué ocurrió a partir de la Revolución de 1959? ¿Lo saben con todos los pormenores los jóvenes de hoy? Por supuesto que no. Los que somos octogenarios recordamos aquella mezcla de alegría y temor que surgió cuando supimos de la crueldad que practicaba Fidel Castro en los tribunales.
Fue Cuba, en pocas palabras, un país donde se perseguía y se liquidaba a cualquier colaborador del gobierno de Batista, aunque no hubiera matado a nadie.
Hoy, en la continuación de un régimen cruel impuesto a punta de pistola y de discursos descabellados que empobrecieron al país, los juristas de Cuba dicen que aplicarán todo el peso de la ley a quienes rechacen la Revolución castrista.
El peso de la ley son largos años de condena por protestar ante la situación económica que existe en el país. Los juristas cubanos no actúan de acuerdo a la verdad y carecen de humanismo en la impartición de justicia. En el mundo entero son respetados aquellos que salen a las calles reclamando mejores condiciones de vida y protestando contra medidas arbitrarias de cualquier Estado.
Si Cuba es el único país donde no se puede protestar, ¿qué hacer entonces? ¿Qué opciones ofrece el castrismo?
Sí, ya sé, llenar las plazas el 1ro. de mayo y aceptar el modelo económico.
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