MIAMI, Estados Unidos. — Nacida el 13 de noviembre de 1845 en Santa Clara, la patriota cubana Marta Abreu de Estévez es considerada una de las personalidades más influyentes del centro de la Isla.
Pocas figuras en la historia de Cuba han tenido más impacto en su ciudad natal del que tuvo Abreu en la capital villareña. Su acomodada posición social permitió a la “gran benefactora” impulsar decenas de obras públicas. También realizó donaciones para los más pobres y entregó dinero a los mambises que luchaban contra la colonia española.
Buena parte del patrimonio existente en Santa Clara fue construido en tiempos de Marta Abreu, en cuyo honor se levantó una estatua en el Parque Vidal.
Entre los grandes aportes de la excepcional patriota cubana estuvo el Teatro La Caridad, instalación que construyó y donó a la ciudad con el fin de recolectar dinero para más donaciones.
Marta Abreu de Estévez también apoyo la construcción de obras como el Asilo de Ancianos para el cuidado de los mayores; el Asilo San Vicente de Paúl para pobres y desamparados; un refugio para gente pobre nombrado El Amparo; las escuelas El Gran Cervantes, para niños negros, y Buen Viaje; los colegios San Pedro Nolasco y Santa Rosalía; la Estación meteorológica de Santa Clara —que donó con todos los instrumentos y material científico ; el Cuartel de Bomberos de Santa Clara, la planta de energía eléctrica de la ciudad; la estación de tren de Santa Clara; la fábrica de gas de la provincia de Villa Clara; y tres lavanderías públicas junto al río Bélico.
Su riqueza le permitió a Marta Abreu viajar por Europa y Estados Unidos desde muy joven, lo que la puso en contacto con figuras clave de su tiempo y le permitió apreciar las diferencias entre los países más desarrollados y el suyo, y lo difícil que lo tenían los cubanos. especialmente en pequeñas ciudades y pueblos del interior.
La “gran benefactora” se casó con el abogado y profesor universitario de La Habana Luis Estévez y Romero, también pariente de la causa independentista y ayudante de los pobres.
Marta Abreu murió en su casa de París el 2 de enero de 1909, poco después de haberse mudado a Europa debido a la mala salud de su marido.
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