MATANZAS, Cuba. – Diego Felipe Carmona Corona nació el 12 de diciembre de 2004 en La Habana, Cuba. Su primer video musical lo dirigió a los 17 años, en agosto de 2022.
Junto a su amigo, el fotógrafo Gabriel Hernández, comenzó a vincularse al mundo de la realización audiovisual. En el preuniversitario, sus compañeros de clase les elogiaban las ideas y la calidad de los trabajos que iban mostrando.
―¿Cómo iniciaste tu carrera en el videoclip?
―Empecé desde abajo, en sesiones de fotografía que realizaban amigos míos, ayudándolos a cargar los lentes, las luces, el equipamiento. Esto me sirvió de experiencia para el día de hoy conocer un poquito de todo. Pienso que es importante empezar haciendo todo tipo de cosas, para cuando sientas que puedes avanzar a un nivel mayor, tengas el conocimiento básico y fluya.
―¿Cuándo descubriste que tenías talento para el audiovisual?
―Cuando nos sentamos con Yomil Hidalgo por primera vez para coordinar la realización del video del tema Louvre me percaté de que debía tener algún talento, porque, que una personalidad como Yomil confiara en ti para la realización de uno de sus videoclips, me hizo sentir que lo que estábamos haciendo estaba gustando.
A partir de ahí trabajamos con él, no solo en el clip, sino en fotografía, videos para sus conciertos; incluso, entablamos una amistad en la cual nos aporta muchos consejos.

―¿Cuán difícil es comenzar una carrera en el arte en Cuba?
―Introducirse en el mundo del arte es una cuestión complicada, porque, yo mismo cuando terminé el pre, la carrera que me asignaron fue Cultura Física. A la hora de presentarte a las pruebas de la FAMCA [Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual] te piden un conocimiento de la historia universal que, respecto a lo débil que te enseñan en la escuela, es demasiado rigoroso.
No pude entrar en la facultad, tuve que aprender solo, porque no hay otra alternativa. Pregunté a personas con experiencia que me ayudaron y me preparé con la práctica. Cuando no entré sentí que no servía para esto, y no es así, sino que el método de ingreso, para mí, no es el correcto, pero no me detuve, seguí para adelante y continúo haciéndolo hasta el día de hoy.
―¿Qué elemento no puede faltar en un videoclip dirigido por ti?
―No tanto elementos, sino personas: para mí es imprescindible mi equipo de trabajo, todos y cada uno. Busco que mi videoclip sea distinto, ese es mi objetivo, tratar de que uno no se parezca a otro. No me gustaría definirme, encasillarme. Para evitar eso siempre intento crear algo novedoso, que no me vean por un estilo específico de video.
―¿Referentes dentro de los directores audiovisuales en Cuba?
―Todos los realizadores del país para mí son referentes, porque el hecho de realizar un videoclip en Cuba es un acto de mucha valentía, sacrificio; y pienso que resulta digno de admirar. Siempre que veo algo trato de sacar lo bueno de lo que miré y, además, apoyar a todos, a los que ya tienen tiempo y a los que están empezando en este mundo.
―¿Qué haces para mantener la originalidad y separarte de lo común?
―Para evitar caer en lo mismo que hacen otros, aunque no es algo común en cuanto a la realización, veo los videos de determinadas personas. De lo que observo, de varios productos de realizadores de nuestro país y de otros, tomo detalles muy específicos como la fotografía, el color, la iluminación, ciertos movimientos…
―Una parte del público y de los medios de prensa ha calificado de ofensivos o denigrantes algunos productos del género en los últimos tiempos. ¿Te parece acertado?
―Sí, sobre todo en nuestro país se ve mucho lo obsceno, ofensivo; no me gusta caer en eso. Trato de hacer el video lo más sano posible, lo más adecuado para el que lo está viendo, que puede ser una persona de 80 años o un niño. El internet y los tiempos han cambiado; para bien o para mal es lo que pasa en nuestro país y en el mundo.
A pesar de la canción y de que estamos acostumbrados a ver un video obsceno, un poco despreciando el papel de la mujer, tratamos de invertir eso y debatir con el artista, para que estén de acuerdo las dos partes y para no caer en la falta de respeto.
―¿Qué representa ser el director de videoclips más joven de Cuba?
―Representa un placer inmenso y un orgullo. Estoy buscando superarme cada día y de ayudar a otros que estén comenzando que, incluso son mayores que yo, pero llegan y me preguntan algún consejo que necesitan, tal contacto, y trato de ayudarlos. Entre los realizadores debería haber un poco más de ayuda mutua, pues al final todos pasamos por lo mismo. Me di cuenta desde que empecé de que eso es lo que nos falta por lograr.
―¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes cubanos que no se atreven a soñar en grande en tiempos como los actuales en la Isla?
―Nunca imaginé hacer videoclips con los artistas con los que he trabajado, y a pesar de que nadie en mi familia ha tenido ningún tipo de contacto con el arte, he sido el que ha roto esa barrera. Invito a los jóvenes a que sueñen en grande a pesar de las situaciones que vivimos, que sé que son muy complicadas.
Es bueno levantarte cada día pensando en tu sueño y luchar por ello, no simplemente quedarse quieto y estancado. Cuando uno tiene aspiraciones, grandes o pequeñas, tiene un motivo por el cual levantarse.

―¿Qué resulta lo más complejo a la hora de filmar un videoclip en Cuba?
―En Cuba resulta difícil todo en general para la realización de un videoclip, desde el transporte hasta la alimentación. Las cosas se han acoplado un poco en el sentido de que hay más personas dedicadas a este trabajo con el equipamiento necesario, están llegando nuevas tecnologías, pero es complicado. A veces quisiera grabar en lugares en los que sin entenderlo no se puede.
Hemos caído en una etapa en la que cosas simples valen muchísimo dinero y eso afecta la realización del videoclip, la economía del artista, y no permite una realización como la que uno quisiera a veces. Hay que tener mucha paciencia, insistir y trabajar sobre esa base.
Te topas con cubanos que te cierran puertas y otros que están dispuestos a ayudarte hasta donde más puedan; ir jugando con eso es lo que ha hecho posible que Cuba se haya abierto y la gente también haya entendido un poco más la realización audiovisual.
―¿Cuánto sacrificio conlleva dedicarse a la industria audiovisual?
―La realización de videos lleva mucho dinero y en estos tiempos es muy difícil, uno no puede rendirse, tiene que buscar alternativas y a las personas que te puedan ayudar. Compartir y tener muchas relaciones es imprescindible en este mundo. Además, lleva mucha valentía el hecho de llegar y decirle a tu familia “Pienso dedicarme a esto”.
La familia cubana no está totalmente acostumbrada al arte, a escuchar que uno se involucra en la realización de un videoclip, sino a un “Voy a ser ingeniero, informático, arquitecto…”. Lleva valor y cuesta trabajo para ellos entenderlo, pero al final tiene su recompensa.
―¿Qué sueños tienes a corto y largo plazo?
―A corto plazo me gustaría trabajar en videoclips con artistas como El Taiger y Alain Pérez. Siempre trabajar con artistas cubanos es un placer muy grande, sobre todo, porque todos tienen un aporte a la cultura de Cuba y eso me enorgullece mucho.
A largo plazo mi sueño es introducirme en el cine. Ahora estoy en la preproducción de mi primer cortometraje, El examen, sobre la escuela, la corrupción escolar, lo que pasa en un pre actualmente en Cuba…
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