septiembre 21, 2025

Cuba: de la penumbra a la luz, hipoteca de hoteles y recapitalización del SEN

Con la mitad del valor de los hoteles de lujo que hoy languidecen vacíos, podría garantizarse la recapitalización del SEN.
Apagón en La Habana
Apagón en La Habana (Foto: CubaNet)

PUERTO PADRE, LAS TUNAS.- Ayer, en medio de un apagón de más de 26 horas que paralizó a gran parte del país y nos retrotrajo a la época de las cavernas, leí —o más bien rumié— la actualización del artículo titulado “El Sistema Eléctrico Nacional y el futuro de la economía cubana”, de los académicos Jorge Piñón y Ricardo Torres.

En ese texto señalan: “Ejecutar la recapitalización del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), con una capacidad instalada de 6 600 MW, llevaría entre cinco y diez años con una inversión de entre ocho mil y diez mil millones de dólares. Pero ni Cuba como Estado ni sus ciudadanos como consumidores poseen los recursos económicos para pagar el coste de la recapitalización del SEN”.

Y concluyen con una pregunta que pesa como plomo: “Desafortunadamente, no tenemos la respuesta a la pregunta: ¿Quién paga?”.

La interrogante es válida, considerando la fama de mal pagadora que acompaña a la llamada “empresa estatal socialista”. Pero intentemos una analogía: si una persona dueña de una casa o finca necesita capital para emprender un negocio y carece de efectivo, acude a un banco. Mediante la hipoteca de su vivienda o granja, obtiene un préstamo que queda asegurado por el valor de esas propiedades.

La hipoteca es, en esencia, un derecho real de garantía que asegura el cumplimiento de una obligación. Es de uso frecuente porque da confianza de pago al prestamista: permite ejecutar un bien inmueble en caso de incumplimiento, aunque el propietario no pierda la posesión hasta el momento de la ejecución.

Si llevamos este razonamiento al costo de recapitalizar el SEN, las cifras muestran que sí existe de dónde sacar dinero, si en verdad se cumple lo que proclama la Constitución: que “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo” y que la propiedad es de “todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción”. Bajo esa premisa, los hoteles serían propiedad de todos los cubanos.

Recordemos que, en La Habana, el Hotel Hilton no fue financiado por la familia Hilton, sino por el sindicato de trabajadores gastronómicos a través de su caja de retiro.

Según un estudio de HVS (2020), basado en datos de empresas e instituciones especializadas de EE.UU., el costo de construcción de una habitación de hotel en el Caribe oscila entre 165 000 dólares en gama media, 400 000 dólares en gama alta y más de 750 000 dólares en hoteles de lujo. Del total, el 11 % corresponde a la adquisición del terreno, el 65 % a la construcción y equipamiento, y el 12 % a gastos jurídicos, administrativos y de diseño.

En mayo de 2023, el Estado cubano poseía unas 81 000 habitaciones hoteleras: el 44,5 % en hoteles de cinco estrellas y el 29,6 % en hoteles de cuatro estrellas. Estas instalaciones eran administradas por 24 empresas mixtas y 18 extranjeras. De ese total, el 48 % pertenece al Grupo Gaviota, del monopolio GAESA del Ministerio de las Fuerzas Armadas.

Si calculamos que el 44,5 % de esas habitaciones corresponde a hoteles de cinco estrellas, hablamos de 44 955 habitaciones de gama alta, con un costo estimado de 400 000 dólares cada una. Eso arroja un valor aproximado de 18 000 millones de dólares solo en este segmento.

Es decir, con la mitad del valor de los hoteles de lujo que hoy languidecen vacíos, podría garantizarse la recapitalización del SEN. Un paso decisivo para sacar al país de la oscuridad y devolverle al pueblo la energía que le pertenece.

La pregunta, entonces, no es si hay dinero en Cuba. La pregunta real es si el poder está dispuesto a hipotecar sus lujos para iluminar a su pueblo.

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Alberto Méndez Castelló

Alberto Méndez Castelló (Puerto Padre, Oriente, Cuba 1956) Licenciado en Derecho y en Ciencias penales, graduado de nivel superior en Dirección Operativa. Aunque oficial del Ministerio del Interior desde muy joven, incongruencias profesionales con su pensamiento ético le hicieron abandonar por decisión propia esa institución en 1989 para dedicarse a la agricultura, la literatura y el periodismo. Nominado al Premio de Novela “Plaza Mayor 2003” en San Juan Puerto Rico, y al Internacional de Cuentos “ Max Aub 2006” en Valencia, España. Su novela "Bucaneros" puede encontrarse en Amazon.