Dos fotografías inéditas de César Vallejo (1892-1938) han aparecido por estos días, más de 94 años después de haber sido tomadas por la policía de París. Las imágenes –ambas en traje; una frontal y otra con el rostro ligeramente ladeado y con sombrero– muestran al gran poeta peruano a sus 38 años y vienen, inesperadamente, a enriquecer el exiguo acervo iconográfico del autor de Trilce y Poemas humanos.
Tras una concienzuda revisión en línea de los archivos de Ministerio del Interior de Francia, así como, in situ, de un dosier guardado por la prefectura parisina, ambos retratos fueron recuperados por el investigador Valentino Gianuzzi, de la Universidad de Manchester, quien las presentó esta semana en el Museo de Arte de Lima como parte de una ponencia titulada “Imagen de César Vallejo: iconografía de un símbolo cultural”.
Según destaca el diario El Comercio de Perú, estas serían las fotos “más nítidas” del bardo hasta la fecha, y la novedad se suma al descubrimiento el año pasado de un poema extraviado de su autoría, “Navidad”, publicado el 25 de diciembre de 1918 en La Prensa.
Las dos fotografías fueron igualmente tomadas en el mes de diciembre, pero del año 1930. Las circunstancias, de acuerdo con Gianuzzi, remiten a la detención del escritor mientras desandaba las calles de París junto a unos amigos; la policía lo acusaba de pertenecer a un grupo comunista.
“Según testimonios citados por el mismo Gianuzzi, Vallejo reaccionó de forma airada, hasta violenta”, reseña Juan Carlos Fangacio en El Comercio. “Uno de sus acompañantes dijo que nunca antes lo había visto comportarse así. Se enfrentó a los efectivos que lo intervinieron, acaso indignado por su arbitraria y abusiva acción. Si bien fue puesto en libertad en ese momento, recibió una citación para unos días después en la prefectura de la ciudad. Es en ese lugar, un 17 de diciembre de 1930, que el mayor poeta peruano fue fotografiado por la policía parisina. El registro tenía un solo propósito: repartir la imagen entre las comisarías locales para tenerlo plenamente identificado, pues a las pocas semanas sería expulsado de la ciudad”.
El semblante ensombrecido, quizá, por la contrariedad del instante, la mirada honda y punzante, el rictus triangular de sus casi cuatro décadas… vienen a acompañar unas pocas imágenes: la célebre imagen del poeta junto a Georgette, acodado en su bastón, la mano en el mentón, el ceño una vez más fruncido, contemplando nadie sabe qué lejanías; el joven Vallejo junto Julio C. Gamboa y Abraham Valdelomar en algún punto de la avenida Costanera de Lima; Vallejo luego ante la Puerta de Brandeburgo; Vallejo sentado en un banco, reflexivo, las piernas cruzada y las manos entrelazadas en el regazo, en Niza; Vallejo conversando con un amigo junto al agua en Versalles; el hombre cabizbajo, sobrero en mano, recostado a una piedra en Fontainebleu…