noviembre 29, 2024

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“Volvimos a la Edad Media”: A falta de gas y corriente, leña y carbón es lo que hay

En este "nuevo" Período Especial, los cubanos han tenido que volver al carbón y a la leña, ahora como principales medios de cocción. 
Cocinando con carbón, en Santiago de Cuba
Cocinando con carbón, en Santiago de Cuba (Foto: CubaNet)

SANTIAGO DE CUBA. – A finales de octubre, la Empresa de Gas Licuado anunció que a partir del 4 de noviembre se vería afectado el abastecimiento de ese combustible en La Habana, Artemisa y Mayabeque. Sin embargo, en Santiago de Cuba, que no fue mencionado, el déficit es anterior. En este escenario, similar al de los años 90 del pasado siglo ―sin gas y con cortes eléctricos de hasta más de 20 horas seguidas en algunas regiones―, los cubanos han tenido que volver al carbón y a la leña, ahora como principales medios de cocción. 

“Hemos tenido que desempolvar los viejos métodos del Periodo Especial y peor. Desde hace más de un mes estoy cocinando con carbón, pero ya no hay; si aparece es a 1.000 o a 1.200 pesos el saco, por lo que me fui para el fogón de leña. El humo me tiene mal, ahora con el tiempo de lluvia, tengo que prenderlo dentro de la cocina por la humedad”, explica Dalia Ávila, quien reside en Palma Soriano, Santiago de Cuba.

En esta nueva era del carbón, el saco de cuatro latas puede llegar a costar hasta 2.000 pesos en provincias como Villa Clara, La Habana y Holguín (hace solo dos meses no superaba los 400). Al mismo tiempo, en la parte oriental de la Isla ha resurgido el negocio de las hornillas llamadas “anafre”, las cuales llegan a costar más de 4.000 pesos, en dependencia del modelo.

“Volvimos a la Edad Media. Las desgracias en este país no llegan solas ni dejan de sorprenderme. Ahora a gastar hasta lo que no tenemos para invertir en leña y carbón. Este es el final del túnel”, sentenció Ávila.

Una hornilla (Foto: CubaNet)

Resulta cuando menos incongruente que en pleno siglo XXI, el Gobierno cubano venda leña y carbón a la población, tal como ha sucedido en Santiago de Cuba y Granma, por ejemplo, debido a la incapacidad estatal para satisfacer la demanda eléctrica, así como el suministro de gas licuado.

Cocinar en estas condiciones no solo impacta de forma negativa en el nivel de vida de los cubanos, ya que muchos hogares de bajos ingresos no tienen cómo asumir estos nuevos gastos, sino que trae consigo problemas de salud por la inhalación de gases tóxicos.

“En estos procesos, la combustión incompleta libera partículas con componentes nocivos para la salud humana, afectando mayormente a niños y adultos mayores, además de a aquellas personas a cargo de los cuidados del hogar, que se ocupan más largamente con estos combustibles y que son mayormente las mujeres”, indica un informe de Food Monitor Program.  

Asimismo, la ONG alertó que “esta cocción se realiza en fogones abiertos e improvisados, en estufas de mal funcionamiento y sin los utensilios requeridos para ello, a veces en vías públicas frente a la vivienda, o incluso dentro de espacios mal ventilados”.

En este sentido, las personas que conviven en edificios multifamiliares son las más perjudicadas. Tal es el caso de Gloria Díaz, a quien no se le quita la tos ni el ardor en los ojos desde que comenzó a cocinar con leña en el pequeño balcón de su apartamento de un quinto piso, ubicado en la barriada santiaguera de Los Maceo. Su esposo también está padeciendo la misma reacción alérgica. 

“Ya siento el humo y el olor a brasas, aunque el fogón esté apagado. Me lloran los ojos y no duermo de la tos; esto me va a matar”, lamenta la mujer, de 57 años.

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