SAN LUIS POTOSÍ, México.- Hace poco más de un siglo se proyectó por primera vez la idea de construir un metro en La Habana pero, actualmente, solo quedan, engavetados, los planos y análisis de un proceso que transitó por varias etapas pero que nunca fue.
En agosto de 1921, una escueta nota en The New York Times anunciaba que un sistema de metro, similar al de Nueva York, estaba contemplado por el gobierno cubano. La información aportaba que el proyecto había sido aprobado por la Comisión de Ferrocarriles de Cuba.
Según el texto, un representante de La Habana viajaría a Nueva York para estudiar el sistema de metro de esa ciudad y concretar el financiamiento del proyecto.
Sin embargo, el plan no se llevó a cabo porque, desde 1913, la capital cubana disponía de un desarrollado sistema de tranvías perteneciente a la Havana Electric Railway Light and Power Company, con un costo por pasaje de 5 centavos.
Para 1923 los tranvías habían trasladado a unas 114.292.880 personas en un año, 128 millones para 1925 y 134,8 millones para 1929, por lo cual una red de metro no era necesaria.

Los primeros esarceos
La idea de implemento el sistema de metro afloró nuevamente en 1953, un año después del último viaje de tranvía en La Habana.
Dos compañías francesas se mostraron interesadas. La Société Générale de Traction et D´Explotation apostaba por un subway de 125 millones de pesos, con tres líneas principales: La Habana-playa de Marianao, La Habana-Arroyo Apolo y La Habana-Marianao, más tres anexas.
La otra, la Société Anonyme Francaise D´Études, de Gestion & D´Enterprises, construiría un metro por 56 millones de pesos y abarcaría desde las inmediaciones de la Aduana, en el centro de la ciudad, hasta La Víbora, y después hasta La Lisa.
Años más tarde, y con la llegada al poder del dictador Fidel Castro, se frustraron otra vez los intentos.

El proyecto de los años ochenta
Uno de los proyectos a los que más se le apostó fue al metro concebido en los años ochenta. Un nuevo Sistema de Transporte Rápido Masivo permitiría transportar a los capitalinos y aliviaría las rutas de autobús en la urbe, que no eran suficientes para la afluencia de personas en la ciudad.
El sistema tendría unos 84 km de líneas para el metro y el costo sería de alrededor de 20 millones de pesos por kilómetro.
En una primera etapa, que concluiría en el 2000, se construirían 31,9 km y se recibiría a 166.300 pasajeros, el 20,3% del total de los habaneros.
Se preveía que, al concluirse la red, esa vía sirviera para trasladarar al 40,1% de los pasajeros de la capital.
En 1984 visitó la Habana el director del instituto que diseñó el metro de Praga, y 13 especialistas cubanos visitaron Checoslovaquia para capacitarse.
Se realizaron análisis topográficos y estudios que validaban la viabilidad del proyecto y se calcularon los flujos de pasajeros en la ciudad.
Durante el proceso, se hicieron unas 135 perforaciones y el metro pasó de ser una idea a ir concretándose en una estructura.
Pero con la caída de la Unión Soviética el proceso se vino abajo y fue más que evidente que los rusos no lo financiarían.
Se recurrió a Checoslovaquia, luego Corea del Norte, incluso, a México, pero no sucedió.

Entre la crisis del transporte y la falta de dinero
En 2016, el ingeniero Néstor Alonso Rodríguez explicó que la razón fundamental por la cual no hay un metro es el costo: según el especialista principal de la Empresa Provincial de Transporte de La Habana, un kilómetro de túnel equivale a cien millones de dólares.
Según lamentó entonces, aunque hubo varios proyectos, “llegó el Período Especial” y entonces “todo pasó a recesión porque todo era con asesoría del pueblo soviético”. Finalmente, el proyecto del metro “no fructificó” y La Habana, una urbe que cuenta hoy con más de dos millones de habitantes, no posee metro.

Peor aún: ante la creciente demanda y la crisis que ha generado el recorte de los suministros de petróleo, el actual sistema de transporte en la capital cubana se sobrecarga más de lo habitual.
El especialista consultado en esa ocasión dijo que, con el dinero con que cuenta el país, lo más parecido que se puede hacer al metro es una solución de transporte rápido por ómnibus utilizando vías exclusivas, y citó el ejemplo de Brasil en ese sentido.
No obstante, no descartó que en un futuro se pueda proponer algún proyecto de metro ligero o tranvía ligero.
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