MADRID, España.- La cubana Karla Fernández, maestra internacional de ajedrez, ha encontrado en Galicia, España, su nuevo hogar y un próspero camino como emprendedora. Desde su llegada en 2022, ha logrado compaginar su pasión por el ajedrez con su deseo de investigar los beneficios de este deporte en personas con TDAH, mientras construye una sólida carrera como profesora autónoma.
Dedicada al ajedrez desde los 8 años y con una trayectoria competitiva a nivel internacional, Karla, que ahora tiene 25 años, decidió dar un giro a su vida y mudarse a España para continuar su formación académica.
Vale recordar que en 2017 representó a Cuba en el Campeonato Mundial juvenil de Ajedrez, en la ciudad de Tarvisio, Italia. En la Isla también fue medallista de oro en campeonatos nacionales sub 12, sub 14 y sub 18.
Según relata en conversación con La Voz de Galicia, llegó al país europeo para realizar una maestría enfocada en investigar los beneficios del ajedrez para personas con TDAH. Actualmente, está cursando un doctorado en la misma materia.
Al principio, la idea de trabajar por cuenta propia le resultaba desconocida, pues en Cuba trabajaba por cuenta ajena, o sea, para el Estado, pero el apoyo de su entorno y un cambio en la legislación española la animaron a emprender este nuevo camino.
En Galicia encontró en el Club Alexandre Bóveda un equipo de compañeros que la impulsaron a dar el salto al mundo del emprendimiento. Con ellos ha participado en la liga de honor gallega de ajedrez, siendo la única mujer con el título de maestra internacional.
“Me di cuenta de que es más fácil montármelo por mi cuenta que buscar un trabajo. Así que comencé a participar en torneos, a poner carteles por la ciudad y conseguí que me prestaran un salón en el Círculo de Artesanos”, relata sobre los inicios.
Gracias a su talento, su carisma y el boca a boca, Karla ha logrado consolidar su negocio en poco tiempo. Actualmente, cuenta con numerosos estudiantes, que empezaron siendo solo ocho, y su agenda está llena de clases y torneos.
“Lo mejor es que puedo organizar mis horarios, y elegir la metodología que quiero seguir con mis estudiantes. No me gustaría que me dijeran qué enseñarles a mis alumnos… No me veo teniendo un jefe”, detalla sobre los beneficios de tener su propio emprendimiento.
No obstante, también reconoce que está la incertidumbre de “no saber cuánto vas a ganar a fin de mes”, que “es un desafío constante, sobre todo en verano”. Sin embargo, la satisfacción de poder organizar su propio tiempo y elegir su metodología de enseñanza supera cualquier inconveniente.
“No tengo idea de cómo vender ni promocionar nada”, admite, “pero creo”, agrega, “que para que las cosas salgan bien uno debe creer en lo que hace”.
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