“Esto es más que una catástrofe”, dijo László Krasznahorkai (1954) en su primera reacción pública tras conocer este jueves 9 de octubre que es el ganador del Premio Nobel de Literatura 2025. Glosaba a Samuel Beckett –quien famosamente exclamó “¡Qué catástrofe!”, al conocer que era el agraciado en 1969–, y enseguida ha aclarado: “Es felicidad y orgullo”.
“Estoy muy feliz y muy orgulloso, porque estar en la lista que incluye a tantos escritores y poetas realmente grandes me da fuerzas para utilizar mi lengua original, el húngaro. Estoy realmente muy orgulloso y muy feliz de utilizar esta pequeña lengua”, aseguró el autor de Tango satánico (1985) o Melancolía de la resistencia (1989) a Jenny Rydén, quien le telefoneó a nombre de la Academia Sueca. “En primer lugar, agradezco a los lectores. Y deseo que todos recuperen la capacidad de usar su imaginación, porque sin imaginación la vida es completamente diferente. Leer libros –disfrutar y ser ricos, o más ricos, gracias a la lectura– nos da más fuerza para sobrevivir a estos tiempos tan, tan difíciles en la Tierra”.
Las portadas de todo el mundo señalaron hoy a Krasznahorkai –quien era uno de los favoritos al galardón, junto al rumano Mircea Cartarescu, los australianos Alexis Wright y Gerald Murnane, el estadounidense Thomas Pynchon, la canadiense Anne Carson, el portugués António Lobo Antunes o la china Can Xue– como “maestro del apocalipsis”, luego de que se le concediera el lauro debido a “su obra convincente y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”.
Preguntado acerca de su mayor inspiración, el húngaro respondió de inmediato: “La amargura”. Y confesó: “Me entristezco mucho si pienso en la situación actual del mundo. Esta es mi inspiración más profunda: el ser humano ahora, o hasta ahora. Esta es mi más profunda inspiración. También podría ser una inspiración para la próxima generación o las próximas generaciones en la literatura. La inspiración de dar algo a la próxima generación, de alguna manera, sobreviva estos tiempos, porque son tiempos muy, muy oscuros, y necesitamos mucha más fuerza que antes para sobrevivir a ellos”.
El escritor nacido en Gyula –quien dijo vivir entre las cercanías de Budapest (“en lo alto de una colina”, Trieste y, a menudo, Viena, es decir, en un triángulo al interior del antiguo Imperio Austrohúngaro– se encontraba este jueves visitando a un amigo enfermo en su departamento de Fráncfort del Meno, y planeaba acudir a un registro para comunicar su nueva dirección postal en Alemania.
La noticia del Nobel lo tomó absolutamente por sorpresa, dijo, no contaba con esta “fantástica noticia”. Tal vez más tarde, en la noche iría con sus amigos, allá en Fráncfort, a cenar y a brindar con Oporto y champán.
Los académicos suecos declaraban más temprano sobre el autor de la finísima Al norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río: “László Krasznahorkai es un gran escritor épico de la tradición centroeuropea que se extiende desde Kafka hasta Thomas Bernhard, y se caracteriza por el absurdo y el exceso grotesco. Pero tiene más recursos, y también mira hacia Oriente al adoptar un tono más contemplativo y finamente calibrado”.
La escritura, incluida la de alguien como Krasznahorkai, o la suya especialmente, no pasa al fin y al cabo de ser “algo privado”. Una práctica, por definición, muy limitada si se trata de sobrevivir tiempos tan oscuros.
“Normalmente nunca hablo de lo que escribo y nunca se lo enseño a mis maravillosos amigos escritores y poetas”, dilucidó para Rydén. “Estoy escribiendo un libro y, cuando lo termine, se lo daré a mis editores y necesitaré algo de tiempo después. Entonces llegará el día en que empiece y volveré a empezar con un nuevo libro para hacerlo mejor que el anterior”. Nada más.
En la antesala del Nobel, Krasznahorkai había sumado en 2024 el Premio Formentor –cuyo palmarés fue inaugurado en 1961, conjuntamente, por el propio Beckett y por Jorge Luis Borges– a la lista de reconocimientos en su carrera literaria, que incluye el Premio Kossuth (2004), en Hungría, y, fuera de su país, el Man Booker Internacional (2015) y el Premio Austríaco de Literatura Europea.
Sus libros han sido publicados en español por la editorial Acantilado: también se cuentan entre ellos Guerra y guerra (2009), Ha llegado Isaías (2009), Y Seiobo descendió a la Tierra (2015), y Relaciones misericordiosas (2023).


