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Falleció en La Habana el reconocido historiador cubano Eduardo Torres-Cuevas 

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El historiador Eduardo Torres-Cuevas murió en La Habana a sus casi 83 años, y la institucionalidad cultural cubanalos medios oficiales de la isla lo despiden este domingo 31 de agosto como “una de las figuras intelectuales más brillantes y comprometidas de Cuba”.

“Historiador, pedagogo y revolucionario, dedicó su vida a la enseñanza y forjó con su sabiduría a generaciones de cubanos. Su legado intelectual y revolucionario perdu[ra]rá por siempre en nosotros, en sus obras escritas, y en el pensamiento crítico de todos quienes tuvieron el honor de ser sus alumnos”, se lee en las redes sociales del ministerio cubano de Educación Superior.

El gobernante Miguel Díaz-Canel –en visita oficial a Viet Nam– envió condolencias a sus familiares y afirmó que este es un “triste día para Cuba” puesto que Torres-Cuevas fue un “infatigable y riguroso historiador, patriota de cultura vasta y brillante oratoria, a quien debemos obras fundamentales para el conocimiento del ser nacional”. 

Más extenso en su elogio, Roberto Morales Ojeda, exviceprimer ministro, exministro de Salud Pública y actual miembro del Buró Político del Partido Comunista, despidió a “uno de los pilares de la intelectualidad cubana contemporánea” con un inmejorable ejemplo de la enfática, tautológica elocuencia del régimen isleño: “Revolucionario de corazón y guerrero incansable del pensamiento nacional, desde muy joven entregó su vida a la transformación social y cultural de Cuba, dejando un legado invaluable en la historia y la educación del país”, resumió el dirigente. “El Doctor en Ciencias Históricas, con casi seis décadas de labor docente en la Universidad de La Habana, presidió la Academia de Historia de Cuba, dirigió la Biblioteca Nacional José Martí, y fue voz imprescindible en la promoción del pensamiento martiano. Su compromiso patriótico y revolucionario se expresó igualmente en el ejercicio político como diputado y miembro del Consejo de Estado”.

Autor de varios textos por los que se estudia la Historia de Cuba en las escuelas de la isla, “Torres Cuevas fue un investigador tenaz del proceso de formación de la nación cubana y del ideario revolucionario, cultivador y defensor de nuestras raíces y valores culturales”, agregó Morales Ojeda. “Su obra, compuesta por más de 60 libros y decenas de artículos, es un auténtico tesoro para las presentes y futuras generaciones, donde confluyen historia, ética y amor a la patria”.

Por su parte, la prensa oficial ha destacado “el servicio político” brindado por el Dr. Torres-Cuevas y la “vasta” lista de sus condecoraciones, que “refleja la magnitud de su contribución”.

“Fue diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular desde la VII Legislatura y formó parte del Consejo de Estado, demostrando su permanente vocación de servir al pueblo”, recordó Cubadebate. Entre los honores oficiales que le fueron concedidos, citó “la Orden Carlos J. Finlay, la Orden Frank País de 1er. y 2do. grados, los Premios Nacionales de Ciencias Sociales e Historia, el Premio Félix Varela y la Distinción Maestro de Juventudes, concedida por la Asociación Hermanos Saíz”. 

La web señaló asimismo que el historiador cubano mereció asimismo “altas distinciones internacionales como la Legión de Honor de la República de Francia y el título de Caballero de la Orden de las Palmas Académicas”.

El diario Granma incidió en los cargos y responsabilidades: “este insigne intelectual cubano presidía la Academia de la Historia de Cuba, y dirigía el Centro Interdisciplinario para el Desarrollo de las Ciencias Sociales, Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz, de la Universidad de La Habana. Era el Presidente de la Alianza Francesa de Cuba”. Y más aún: “Como parte de su multifacética actividad intelectual, Torres Cuevas era miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua, director de la editorial Imagen Contemporánea, de la Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz de la Universidad de la Habana, y de la revista Debates Americanos. Fundó y presidió la Cátedra Voltaire de colaboración académica entre la Universidad de La Habana y la embajada de Francia en Cuba, y fue presidente de la Cátedra Interdisciplinaria de Estudios Históricos de la Masonería Cubana Vicente Antonio de Castro, de la Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz”. 

Colegas suyos también han reconocido este domingo la influencia del “notable historiador”. 

Según la académica y activista Alina Bárbara López Hernández, se debe a Torres-Cuevas “la revitalización de los estudios sobre historia de las ideas cubanas en las últimas décadas”, y en tal sentido vino a recordar: “Animó aquellos inolvidables congresos de Pensamiento iberoamericano en Holguín, de donde saldrían brillantes resultados de investigación que actualizaron la historia del pensamiento insular, incluso, rescatando del olvido a figuras omitidas o desacreditadas por la historia oficial”. 

López Hernández acudió a un modo verbal pasivo, como para descargarlo un tanto de ciertas responsabilidades: “Cuando una figura pública es involucrada en las instituciones políticas de un país sin derechos, siempre estará en el foco de la crítica, en parte con razones”, dijo en su perfil de Facebook. “Pero prefiero recordar al maestro, al hombre que estimuló a generaciones de colegas y al Presidente de la Academia de la Historia que no se prestó a sacarme de sus filas a pesar de las presiones”.

Por su lado, el también investigador y profesor universitario, Félix Julio Alfonso López –conocido panelista del sempiterno programa televisivo Escriba y lea— rescató en la propia red social unas palabras que escribió en la introducción del libro Pasión por hacer y pensar la historia: “Eduardo Torres Cuevas ha sido también un intelectual orgánico de su patria, un historiador prudente y reflexivo; un hombre comprometido con los mejores valores de su tiempo, un formador de generaciones y un cubano ejemplar. Su trabajo quedará como un legado perdurable del mejor quehacer historiográfico cubano y patrimonio de nuestra cultura. Su vocación humanista y enciclopedista, iluminará a nuevos historiadores y científicos sociales, en el largo y maravilloso camino de pensar la historia de Cuba”.

Además de compilaciones y ediciones críticas de las obras de figuras claves del siglo XIX cubano como el Obispo de Espada, José Antonio Saco y Félix Varela, sobresalen en su amplia bibliografía Antología del pensamiento medieval (1975); Historia de la Universidad de La Habana, (1984, 2 tomos; en colaboración con Ramón de Armas y Ana Cairo); La polémica de la esclavitud. José Antonio Saco (1984); Esclavitud y Sociedad (1986; en colaboración con Eusebio Reyes Fernández); Félix Varela. Los orígenes de la ciencia y conciencia cubanas(1995); Antonio Maceo: las ideas que sostienen el arma (1995); La historia y el oficio de historiador (1996); Historia de Cuba. 1492-1898. Formación y liberación de la nación. (2001; en colaboración con Oscar Loyola Vega); Historia del pensamiento cubano, vol. I “Formación y liberación del pensamiento cubano” (1510-1867) (I y II; 2004 y 2006); Historia de la masonería cubana. Seis ensayos (2004); En busca de la cubanidad (tomos I y II; 2006) o Historia de la Iglesia Católica en Cuba. La iglesia en las patrias de los criollos (1516-1789) (tomo I, en colaboración con Edelberto Leiva Lajara).

RIALTA STAFF
RIALTA STAFF
Rialta, Alianza Iberoamericana para la Literatura, las Artes y el Pensamiento es una asociación civil con sede en Querétaro, México, de carácter no lucrativo, que tiene por objeto principal la promoción y fomento educativo, cultural, artístico, científico y tecnológico.

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