El poeta y promotor cultural mexicano Antonio Calera-Grobet falleció a sus 51 años este sábado 16 de agosto frente a las costas de Yucatán. El autor de cuadernos como Zopencos (2013), Yendo (2014) o Sayonara (2015) se ahogó mientras veraneaba en la playa Progreso, a pocos kilómetros de la ciudad de Mérida.
“Generoso, persistente e inquebrantable, el poeta, editor y promotor cultural Antonio Calera-Grobet trabajó de manera independiente para impulsar la literatura de los márgenes”; así lo despidió en X el departamento de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). “Con su foro móvil, el legendario bar @HosteriaLaBota [La Bota], en el Centro Histórico, sus comilonas colectivas y sus festivales de poesía, se convirtió en epicentro de la creatividad. Despedimos a un hombre que hizo de la cultura un ejercicio colectivo y amoroso”.
Los principales medios de prensa mexicanos, así como diversas instituciones y personalidades con los que colaboró en sus roles de editor, columnista o propulsor de la lectura, se hicieron eco de la noticia y lamentaron la pérdida de un importante animador cultural.
Con incredulidad al principio, y tristeza cierta a tras las confirmaciones, se han sumado al adiós colectivo en redes escritores mexicanos como Guillermo Fadanelli, fundador de la revista Moho y de la editorial homónima, Armando González Torres o Elisa de Gortari.
Además de la hostería La Bota, Calera-Grobet trabajó como impulsor de la cultura desde puestos instutucionales como el Museo de la Ciudad de México, la Fundación del Centro Histórico (y su Casa Vecina), la Secretaría de Cultura de esa capital, y la muy conocida Casa del Lago de la UNAM. Fue el creador de una biblioteca rodante, La Chula: Foro Móvil, para llevar la literatura a diversos puntos de su país.
Igualmente, escribió durante años para algunos de los más influyentes periódicos y revistas del panorama mexicano: Reforma, Milenio, Letras Libres, Sin embargo, Variopinto, Este País, The Huffington Post, etc.
Su bibliografía incluye otros libros de poesía, así como crónica, novela y ensayo. También fue un persistente antologador –verbigracia: José Gorostiza: la palabra infinita (Conaculta / Tierra Adentro)–, y editó más de 60 títulos como parte del sello Mantarraya.