LA HABANA, Cuba. – Se fue “la mayor Lucía”; se fue, no está, y al parecer ni siquiera se llevó los besos de sus compañeros de reparto en la teleserie Día y noche. Se fue Lucía, y desconozco si recibió la venia de los compañeros del Ministerio del Interior, esos que regentan ese programa policiaco y los aeropuertos. Se fue Maikel Amelia, y estas son las altas horas que no sabemos si volverá o si va a quedarse por allá.
Las respuestas de la mayor a las preguntas que le hicieran en las redes son muy vacilantes, son imprecisas: “No he decidido aún”, “Podría ser”. Esas son sus contestaciones, sin dudas porque aún en tierras libres tiene miedo a sus jefes del MININT, y también a los de la Televisión, que está repleta de chivatos y agentes encubiertos.
Maikel Amelia se fue, como la Laura de la canción, y es bien probable que ni siquiera se llevara los besos de sus compañeros de reparto. Se fue “la mayor Lucía”, que por ese nombre de ficción la conocen mejor los televidentes cubanos. Se fue, dicen muchos en La Habana, como si no estuvieran acostumbrados a la escapada que es vista aún como un desaire, como traición.
Muchos se han ido desde 1959 y aun así nos siguen sobrecogiendo esas fugas blandas. Maikel Amelia se fue pero Maykel Osorbo sigue encerrado en una prisión. Maikel Amelia se fue, aun con la posibilidad de no encontrar trabajo en España. Maykel Osorbo está preso injustamente, porque existen seres como esos a los que ella representa, y con mucho gusto, en televisión.
Se fue la Maikel Amelia que nació en Manzanillo, probablemente en algún sitio cercano a donde nació Celia Sánchez. Se fue la policía Maikel Amelia, como la Laura de la canción, y como tantos otros que “entregaran sus vidas a la causa revolucionaria”. Se fue Maikel la que hacía “justicia” en los domingos de la Televisión, siempre amparada por la foto del Fidel Castro que cuelga en una de las paredes de su despacho en el set de filmación.
Maikel no quiere dar respuestas definitivas, y lo más probable es que rechace la posibilidad de mostrar su carpeta de trabajo con esas imágenes en las que aparece vestida con el mismo uniforme que usan quienes reprimen a las Damas de Blanco, el mismito que usan quienes custodian las cárceles, las estaciones de policías a donde llevan a las Damas de Blanco, a cualquier disidente.
Maikel debe estar en medio de un conflicto enorme y tratará de pasar inadvertida. Ella deberá negarse a las entrevistas que, aunque podrían darle alguna visibilidad, también podrían “embarcarla”. Ella está en tierra de nadie, y bien sabe que no puede meter la pata que le cierre las puertas. Ella las quiere abiertas, porque no es improbable que tenga que volver al set, al despacho con la foto enorme de Fidel Castro. Maikel Amelia será ambigua, será escurridiza a diferencia del Maykel Osorbo, al que muchas veces hacen pasar meses en una celda de castigo.
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